El calvario de un exfutbolista de Bariloche que espera una prótesis

Darío Batalla sufre artritis reumatoidea y puede caminar con la ayuda de muletas. Espera una prótesis para su rodilla desde hace cuatro años. Denuncia que Ipross hizo "abandono de persona".

Atrás quedaron los tiempos en que Darío Batalla gambeteaba y corría por las canchas de fútbol de Huahuel Niyeo de Ingeniero Jacobacci, o de Estudiantes Unidos y Boca, poco después, en Bariloche. Hoy, con 61 años apenas logra caminar 50 metros con la ayuda de muletas, maneja durante 20 minutos pero le cuesta una inflamación de su rodilla y hay días en que directamente, no puede levantarse de su cama.

Todo comenzó tiempo atrás, cuando a Darío le diagnosticaron artritis reumatoidea. Espera una prótesis de rodilla desde 2016 pero asegura que hasta ahora, no ha tenido ninguna respuesta de su obra social Ipross. Solo idas y vueltas, falta de información y maltrato por parte del personal.

“Mis estados anímicos me juegan una muy mala pasada. Desde ese momento, espero una prótesis de rodilla izquierda y no tengo ninguna respuesta”, relató el hombre que desde hace ocho cuenta incluso con un certificado de discapacidad.

Batalla logra detallar paso a paso cada uno de sus pedidos y las respuestas. En un principio, su primer médico lo derivó a Buenos Aires pero la auditora de la obra social lo rechazó “porque en Bariloche, había profesionales que podían realizar esas operaciones”. Lo derivaron entonces a otro médico que le indicó una biopsia de su rodilla. Pero el presupuesto de ese estudio tanpoco fue aceptado porque “los números no daban”, recuerda que le dijeron.

En ese interín, Batalla sufrió una infección a raíz del separador provisorio que le habían colocado en la rodilla, que tenía una vida útil de cuatro a cinco meses, hasta tanto obtuviera la prótesis. “Estuve un mes internado y me sometieron a dos intervenciones. Casi pierdo la pierna porque se me había infectado el hueso. El último profesional que me atendió es el que me salvó la pierna”, expresó.

Siento una gran impotencia por el maltrato constante. La obra social hizo un abandono de persona. Desde hace tiempo, mi vida es limitada».

Darío Batalla.

A Batalla le colocaron otro separador por tres meses hasta obtener la prótesis. Pero ya pasó otro año. «La infectóloga me dijo que tuviera cuidado extremo por mi enfermedad. No tengo defensas», aclaró.

A principios de octubre, volvió a las oficinas del Ipross en Bariloche. «Me dieron un nuevo número de expediente, me pidieron que llame a Viedma, allá me dijeron que no encuentran mi expediente. Me pidieron un número de teléfono y nunca más me llamaron”, añadió.

¿Por qué la importancia de tener la prótesis? “Implicaría tener una mejor vida. Hoy ya casi no puedo caminar y sufro dolores inaguantables. Hay días en que no puedo siquiera abrir un frasco”, resumió Batalla.


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