Intento de femicidio en San Martín: «me volvieron a dar la vida»
Bárbara Vázquez fue apuñalada por su expareja en la calle el 22 de diciembre pasado. Intervino para salvarla un hombre que estaba con su hijo y un compañero, trabajando en el lugar. Están acusados de haber matado al agresor. Ella pide que los sobresean.
-¿Cómo llegó al hospital de San Martín?
-¿Cómo llegué? Je, con heridas, mirá, básicamente puñaladas tanto en el pecho derecho, como en el pecho izquierdo, en la panza. En el brazo derecho tengo tres cortes, queriéndome defender puse el brazo y recibí tres cortes.
Bárbara Vázquez de 32 años sobrevivió a un intento de femicidio. Repite que el martes 22 de diciembre de 2020 estuvo «consiente todo el tiempo».
–Desde el momento en que César me agarró a las trompadas, me subió al vehículo, hasta el momento en que entré a quirófano.
A César Aguilera lo conoció en 2010. Era chofer de Albus. No vivía en San Martín de los Andes, pero finalmente se mudó. Los últimos años se desempeñaba como mecánico. Tienen una hija en común.
–Siempre tuvimos el problema de que él me prohibía salir, de que él me prohibía ir a ver a mi mamá. En mi embarazo lo pasé lindo, pero después hubo muchas cosas que fueron cambiando. Hubo dos intentos de separaciones, pero yo ilusa, volvía a creer que él iba a cambiar.
En esa época Bárbara no tenía un empleo remunerado. Sí trabajaba, claro, en las tareas domésticas y de cuidado. Nueve de cada diez mujeres en Argentina realizan estas labores que significan en promedio 6,4 horas diarias, según los datos oficiales del ministerio de Economía de la Nación.
Hace tres años logró un empleo pago, pero era César quien administraba sus ingresos.
–Él me manejaba toda la plata.
En octubre de 2020 Bárbara hizo la primera denuncia. Afirma que la situación se había agudizado durante la cuarentena, que conllevó una etapa de aislamiento estricto. En Neuquén la Línea 148, hasta septiembre, había derivado 59 mujeres que estaban en inminente riesgo de vida o de femicidio, por encontrarse en un contexto de violencia por razones de género.
-Antes cuando él trabajaba, yo tenía mi trabajo, nos veíamos en la noche, entonces como que no se notaba tanto.
Con el acompañamiento de su familia y de amigos pidió la exclusión del hogar. Se le asignaron rondines policiales. César no se acercaba a la casa, pero, afirmó, concurría a los lugares dónde ella trabajaba y se estacionaba.
-La amenaza era que se iba a matar.
El 22 de diciembre Bárbara tenía turno para sacar el carnet de conducir. A las 5.30 escuchó ladrar a los perros. Los vecinos dirán después que César merodeaba por el barrio. A las 7.40 intentó arrancar la camioneta, no lo consiguió y salió caminando. El hombre la llamó por teléfono para consultarle si ya había rendido, ella respondió que no y él le ofreció su Renault Sandero. Cuando arribó al lugar pautado no lo vio.
-Ya te la llevo.
Bajó del vehículo y Bárbara se acercó. Ahí sintió el primer golpe y él la arrastró al auto. Lo puso en marcha.
–Todo el tiempo fue pegándome, diciéndome que me iba a matar, que yo le iba a pagar todas las que le hice. Esas son las palabras exactas de él. En varias oportunidades vi gente e intenté pedir ayuda, pero bueno nadie tampoco paró.
Él llevaba un cuchillo en la cintura, que en el forcejeo, Bárbara pudo arrojar al asiento trasero. Se tiró sobre la caja de cambios y chocaron contra un carro en el barrio Altos del Sol, donde Ricardo Flores padre, su hijo del mismo nombre y Carlos Ancatel estaban trabajando. Con ayuda ella salió del auto. Él también.
-César se me tira encima, así literalmente, y se pone a meterme los cuchillazos. Hasta cuando viene Ricardo Flores padre y me lo saca de encima.
-¿Eso lo recuerda perfectamente?
–Sí, eso me lo acuerdo todos los días.
Flores resultó gravemente herido. Bárbara mencionó que había personas alrededor que intentaban parar a César. Le tiraban piedras, palos, nada lo frenaba.
Bárbara y Ricardo Flores padre terminaron en el hospital local y debieron ser intervenidos quirúrgicamente. Ricardo Flores hijo y Carlos Ancantel fueron acusados al día siguiente del homicidio de César, en exceso de legítima defensa de un tercero. Estuvieron con prisión domiciliaria hasta el viernes pasado.
-Ellos no mataron a nadie, ellos me ayudaron, ellos me volvieron a dar la vida. Si no hubiese sido por ellos era un femicidio más.
En 2020 fueron asesinadas por razones de género Celeste Saavedra en Tricao Malal y María Marta Toledo en Centenario, cuyo juicio se hará este año. Aún no se sabe qué pasó con Florencia Soto.
El 24 de diciembre, a las 9 de la mañana, Bárbara recibió el alta médica. El 12 de enero la joven participó de la marcha que se realizó para pedir el sobreseimiento de los imputados.
La ciudad en la que vive y nació es la segunda en cantidad de casos activos de coronavirus de la provincia: 877 hasta ayer. Bárbara dice que siempre quiso estudiar para ser técnica radióloga, quizás pueda concretarlo.
-Físicamente dolores tengo todos los días, pero así anímicamente hoy puedo dormir.
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