Infierno y literatura (II)
Decíamos que la catábasis y anábasis de Ulises es el punto de partida de un tópico de larga tradición en la literatura. Y uno de sus más ilustres ejemplos es el protagonista de la “Eneida”, escrita por Virgilio en el siglo I a.C.
El héroe Eneas tiene una virtud que no tiene ningún otro héroe clásico, es piadoso, es decir, se lleva bien con los dioses y eso le da ventaja. Huyendo Eneas de la incendiada Troya, llega con su gente a las costas de Cumas, allí se propone contactarse con la Sibila que tiene el don de la profecía. Cuando se encuentra con esta sacerdotisa-y no conforme con sus vaticinios- le pide ayuda para entrar al Hades a ver a su padre.
Los orígenes del infierno en la literatura
La única manera de ingresar y luego salir es portando una rama de oro que Eneas consigue en un bosque lóbrego. Ingresan con la Sibila, y lo que encuentran es un mundo fétido, caliente y en tinieblas. Caronte los pasa al mundo de los muertos, luego la Sibila duerme a Cerbero e ingresan a un sitio de llantos y dolor, todo está estamentado, aquí los suicidas, allá los que murieron injustamente, más acá quienes murieron por amor, adelante los guerreros ilustres, algunos de ellos, troyanos, hablan con su querido Eneas.
Finalmente llegan al lugar de los justos, y Virgilio lo describe como una especie de “locus amoenus”: “llegaron a los sitios risueños y a los amenos vergeles de los bosques afortunados, moradas de la felicidad”. Allí encuentra a su padre Anquises y ambos lloran de alegría. Anquises le revela a su hijo que fundará Roma y creará una estirpe gloriosa, le anticipa el futuro con sus triunfos y derrotas y le garantiza que tendrá enorme fama. Lo curioso es que en ese lugar hay almas preparándose para volver a la tierra y habitar otros cuerpos. No sorprende esta idea de reencarnación en Virgilio ya que conocía el pensamiento de los órficos sobre la transmigración de las almas. Las sectas órficas tuvieron un amplio desarrollo en el sur de Italia.
Animado Eneas retorna con Sibila a las playas de Cumas. El héroe ya conoce el futuro. El infierno lo vuelvo otro.
Comentarios