Incendio, muerte y protesta en Junín

Un hombre falleció al quemarse su precaria vivienda en una toma y los vecinos salieron a reclamar la regularización del lugar, lo que, aseguran, les permitiría mejorar la seguridad.

Profunda indignación generó ayer entre los vecinos de la toma Toscas Blancas la muerte de uno de sus habitantes, a quien no pudieron rescatar del incendio que consumió su casilla mientras dormía. Por ello que se apostaron sobre la ruta nacional 40 para reclamar la asistencia del Estado.

“Queremos que regularicen la toma o nos reubiquen en los 900 lotes sociales del barrio Nehuen Che y empezar a vivir en mejores condiciones de seguridad”, dijo uno de los integrantes de la barriada, Nicolás Valdebenito.

En la medianoche del lunes, cuando se registraban bajísimas temperaturas, Aurelio Curiñanco, de 68 años, murió en su cama al incendiarse la precaria vivienda de 3 por 6 metros, con techos de chapa de cartón, donde vivía.

Cuando el fuego empezó a propagarse dentro de la casilla, algunos vecinos intentaron rescatar al “abuelo”, como lo llamaban a Curiñanco en la barriada, pero al abrir la puerta lo único que lograron fue el ingreso de oxígeno y una explosión de llamas que los repelió inmediatamente. Al llegar los bomberos voluntarios lograron contener el foco sin que afectara a las casas contiguas, pero nada pudieron hacer por la víctima.

Tras sofocar el siniestro, las cuatro dotaciones del cuartel local que trabajaron allí dejaron paso a los efectivos policiales para que se ocuparan del cadáver.

Aunque falta la conclusión de las pericias, según las primeras apreciaciones se podía inferir que la estufa de cuarzo que Curiñanco había colocado al lado de su cama habría calentado alguna tela hasta encenderla.

Al mediodía, luego de que se retirara el cuerpo de Curiñanco de entre las cantoneras quemadas, un grupo de vecinos de la toma se ubicó sobre la ruta para protestar por las condiciones de vida a las que están sometidos.

El tránsito vehicular era desviado por la calle colectora y se lo obligaba a pasar frente a la barriada, que ocupa una lonja de terreno de 30 por 1.500 metros, todo a lo largo de la calle Salvador Asmar, desde la ruta hasta la entrada al camping ubicado en la costa del río Chimehuín.

“Si urbanizaran la toma o permitieran reubicarnos en los 900 lotes, nos las arreglaríamos para vivir con mayor seguridad”.

Nicolás Valdebenito, uno de los vecinos de la toma en la que se produjo el incendio.

Datos

“Si urbanizaran la toma o permitieran reubicarnos en los 900 lotes, nos las arreglaríamos para vivir con mayor seguridad”.

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