IMPSA presentó un pedido para construir Chihuido II
La firma estatizada inició el trámite formal ante el gobierno neuquino que deberá ahora evaluar la propuesta. La obra demandaría unos 850 millones de dólares que tendrían que ser aportados por la provincia. El diseño prevé la contención de una crecida máxima del río Neuquén.
Las aguas se agitaron en la provincia de Neuquén y no fue por una de las temidas crecidas del río del mismo nombre, sino por la presentación que la recientemente estatizada IMPSA realizó al gobierno de Omar Gutiérrez para construir la represa Chihuido II.
La presentación se realizó hace poco más de un mes y representa buenas y malas noticias para Neuquén. Es que por un lado, la propuesta presentada por la ex Pescarmona contempla una modificación sobre el plan inicial de la obra que permitiría que esta represa cumpla con la función clave que tenía Chihuido I, que es la de contener las crecidas máximas del río Neuquén y evitar que las localidades ubicadas aguas abajo se inunden.
Sin embargo, es mucho más complejo el sistema financiero que la empresa propuso, ya que contempla que sea el gobierno provincial el que tome el préstamo necesario para la realización de la obra.
Esto se debe a que la obra está valuada en nada menos que unos 850 millones de dólares, un monto para nada menor para un gobierno provincial que además está tratando en estos días un pedido de endeudamiento en la Legislatura para abonar salarios.
Desde Emprendimientos Hidroeléctrico del Neuquén (Emhidro), la firma estatal encargada de los proyectos hidroeléctricos, se reconoció la presentación realizada por IMPSA que dio a conocer el sitio Desarrollo Energético.
En costo
- 847
- millones de dólares es el costo estimado con IVA incluido del proyecto presentado por IMPSA.
Según se precisó “hace más de un mes se presentó a la Agencia de Inversiones de Neuquén (ADI-NQN) el proyecto para la construcción de Chihuido 2 desde IMPSA. Por tener más de 50 MW de potencia, se giró a Emhidro como un proyecto de grandes represas”.
Y se explicó que “nosotros lo evaluamos y de acuerdo a lo que marca la ley lo devolvimos al ministerio de Economía para que se forme la Comisión de Evaluación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo que es la que deberá definir qué pasa con este proyecto”.
La propuesta de IMPSA cumplió con la presentación de un proyecto por escrito y una garantía de oferta, que sería precisamente la que el gobierno neuquino debería hacer frente y conseguir los avales necesarios para financiar el proyecto que se propuso construir bajo una suerte de modalidad “llave en mano”.
Según se supo, hace dos años atrás hubo una consulta desde IMPSA al gobierno neuquino para analizar una reforma en el diseño de la represa Chihuido II que permitiera frenar el riesgo de crecidas que es el rol que debía cumplir la super postergada Chihuido I.
Esa reforma es la que incorpora este proyecto, que elevaría la altura de la represa para garantizar el control de las crecidas, pero que según se advirtió generaría en ese cambio una seria interferencia con los planes de Chihuido I.
Esta última represa se licitó en 2014 pero a la fecha no ha comenzado su construcción ya que no está definido el origen de los fondos, que si bien rondan los 2.200 millones de dólares, representan un menor costo por megawatt generado que la propuesta de Chihuido II.
Pero más allá del costo en sí de Chihuido II y de si será la provincia la que la financie, desde el sector energético se destacó que uno de los puntos que se debatirán en la Comisión de Evaluación será el repago de la misma, ya que las 500 páginas presentadas por IMPSA -de las cuales sólo 33 hacen referencia al proyecto en sí- no se incluyó ningún detalle al respecto.
Las represas se repagan con la energía que generan, pero para ello es necesario que cuenten con el aval de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) que garantice no solo la compra de su generación sino también un precio.
A partir de ese precio fijado para la energía que se generará es que se forman los flujos previstos de fondos, para determinar qué tipo de financiación puede afrontarse.
En números
- 1.100 GW
- al año es la energía eléctrica que aportaría la nueva central hidroeléctrica.
Curiosamente, a pesar de que IMPSA es una firma controlada por el gobierno nacional, la propuesta presentada a Neuquén no incluyó ninguna negociación con Cammesa para determinar no solo el precio que podría pagarse por esa energía, sino en especial, si esa energía será comprada.
La obra presentada contempla una potencia del orden de los 240 MW para una generación de 1100 GW al año, un tercio de lo que contempla su hermana Chihuido I y como toda obra de ese calibre deberá sortear primero una licitación.
De avanzarse en ese camino, IPMSA corre con la ventaja de haber sido la firma que presentó la iniciativa, lo cual le da la posibilidad de ganar la compulsa con un 5% de diferencia sobre la mejor oferta.
Y si bien esa decisión será tomada por la Comisión de Evaluación a formar, se supo que la propuesta de IMPSA cayó mal en las fuentes consultadas del gobierno neuquino que no estaría dispuesto y en condiciones de hacer frente a una obra de 850 millones de dólares por un pedido de una empresa que, como al río Neuquén, catalogaron como intempestivo.
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