“Hubo fiesta en el cielo”
Con la historia familiar que contaré no sólo quiero hacer un homenaje a nuestros abuelos, que nos dieron su apellido y fueron la base de una gran familia, sino también invitar a todos aquellos lectores que por distintas circunstancias de la vida han perdido el contacto con sus raíces y/o con sus afectos a dedicar un poco de tiempo de sus vidas a reencontrarse con su propia historia. Les puedo asegurar que no es ningún esfuerzo sino que, muy por el contrario, es un gran placer llevarlo a cabo. Al fin, es con valores y placeres genuinos que le damos razón a nuestro existir. A comienzos del siglo pasado dos hermanos, Eugenio y León Capellán (mi abuelo), formaron sus respectivas familias en Megeces, un pequeño y hermoso pueblo de la provincia de Valladolid, España. En 1912 Eugenio decidió venir a la Argentina solo, para probar suerte, pero su padre le dijo: “Tú solo no te vas, ya que perderás a tu familia; te vas con tu señora y si no te alcanza para el pasaje para tus dos hijas, deja la mayor con su abuela”. Así fue que partió con Sabina, su mujer, e Isabel, su segunda hija, de meses, dejando a Marciana, la mayor, a cargo de su abuela. Con el tiempo a Marciana la trajo un tío. Ya en la Argentina tuvieron a José, Jacinto y Chiquita. Mi abuelo León vino a la Argentina en 1928, con su esposa Gilda y sus hijos Jacinto, Saturnina, Eugenio y Eusebio. Fueron años muy duros, como lo fue para todos los inmigrantes. Los dos hermanos supieron con su esfuerzo superar los escollos; Eugenio construyó en aquellos años su bodega en lo que hoy es el barrio Capellán y mi abuelo León, también dedicado a la fruticultura, fue de los fundadores de la Cooperativa Agraria Agricultores Unidos (hoy desaparecida) y de la Cooperativa Sidrera La Delicia. Cada uno fue la base de dos ramas familiares de Capellanes, como cariñosamente llamo a sus integrantes, y por esas cosas de la vida cada una siguió su curso. Hoy ya nos dejaron los integrantes de la primera y de la segunda generación y desde hace un tiempo surgió la posibilidad de hacer la gran reunión de Capellanes. Así fue como un domingo de hace poco tiempo al mediodía nos reunimos las dos ramas familiares y faltaron muy pocos. Realmente fue muy emotivo estar integrados descendientes de la tercera, la cuarta y la quinta generación de aquellos pioneros. Para muchos era la primera vez que se veían, para otros la primera vez que tomaban contacto con su historia. Y una de las cosas que más me impactaron fue el constante comentario “¿Y cuándo hacemos la próxima reunión?”, no sólo de los mayores sino de parte de los jóvenes, ofreciéndose incluso a participar en su organización. Cuando ya al final de la tarde me retiraba del predio en el que habíamos hecho la reunión pensé: “En estos momentos debe haber otra fiesta en el cielo... han de estar bailando un hermoso pasodoble Gilda con León y Sabina con Eugenio y la ronda se la estarán haciendo sus hijos Marciana, los dos Jacintos, Saturnina, Isabel, Eugenio, José, Chiquita y Eusebio”. Alberto León Capellán DNI 8.214.319 Cipolletti
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