El médico de Bariloche que suma miles de kilómetros en moto por todo el mundo

"Los sueños que tenía ya los cumplí. Me puedo morir mañana porque no tengo nada en el tintero", reconoció Jorge Kleiman.

La moto siempre fue «mala palabra» en la casa de sus padres a raíz de un accidente que había involucrado a uno de sus tíos. Recién cuando su hijo era adolescente, tomó la decisión de comprarse una y con 52 años, emprendió una aventura de miles de kilómetros que quedó grabada en su memoria. Hoy, con 70 años, este médico se propone una travesía en moto al menos una vez al año. Tramos largos impensados y otros no tanto. Las anédoctas sobran.

Jorge Kleiman nació en Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, y estudió Medicina en la Universidad de La Plata. Cuando se recibió de traumatólogo en la década del 80, se radicó en Bariloche.

«Toda la vida me gustaron las motos, pero un tío se accidentó con una cuando era estudiante y se rompió el antebrazo y, entonces, en mi familia era impensada esa palabra. Como traumatólogo, me aburrí de atender traumatizados en motos«, contó Kleiman que hoy está a punto de jubilarse.

Cuando su hijo adolescente empezó a andar en moto, a los tres meses, Kleiman decidió sacarse las ganas y comprarse una. Inició la práctica de enduro y empezó a soñar con recorrer grandes distancias en dos ruedas.

El primer desafío llegó en 2006. Partió de Bariloche rumbo a Machu Picchu, junto a un amigo que, empezó a insistir con la posibilidad de concretar el tramo Estados Unidos Bariloche en moto. «Fue entonces que compramos motos nuevas, las embarcamos a Los Ángeles y nosotros nos embarcamos en ese sueño. Arrancamos en San Francisco y empezamos a bajar al sur«, relató.

El viaje se extendió por tres meses, desde abril hasta mediados de julio. Recorrieron la costa del Pacífico de México hasta llegar a Panamá donde embalaron las motos hasta el cruce a Bogotá. Siguió Venezuela, la costa norte del Amazonas, San Pablo, Río de Janeiro hasta llegar al norte de Argentina.

«Después de todo lo vivido, el viaje se cortó abruptamente en Piedra del Águila donde nos agarró un nevadón de fines de julio«, dijo riéndose y agregó: «No había forma de pasar. Estuvimos todo un día ahí y terminamos cargando las motos en una camioneta».

Dos años después, Kleiman cruzó la frontera a Chile, siguió por Perú, Ecuador, Colombia hasta Estados Unidos. Le tomó exactamente 30 días llegar a la frontera con México. En esa ocasión, el objetivo fue hacer «La Vuelta de las Cuatro Esquinas», organizado por el Club de Motos de California.

«Fue una idea de mi amigo que está más loco que yo. La competencia consiste en unir las cuatro esquinas de Estados Unidos en menos de 21 días. En cada esquina, hay que sacarle una foto a tu moto como así también a un ticket de nafta. Hicimos esa vuelta en 19 días. No había premios, solamente las ganas de hacerlo«, comentó.

Cuando se le consultó a Kleiman la razón por la cual empezó a viajar en moto a partir de los 50, no lo duda: sus hijos ya estaban grandes y tenía un «buen pasar económico» que le permitía cumplir sus anhelos.

En otra ocasión, recorrió el norte de Alaska con una moto que compró en ese estado. Al regreso, cuando intentaba cruzar la frontera hacia México, no le permitieron circular por «un problema administrativo». No resultó ser un problema. Volvió con su amigo a La Florida, a unos 4.500 kilómetros, dejaron las motos allí y al poco tiempo, lograron venderlas.

Kleiman también alquiló una moto en Hamburgo, en Alemania, con la idea de conocer el norte de Noruega. Un año después, compró una moto en Madrid con la que conoció Estambul. En esa oportunidad, recorrió 7.500 kilómetros. En 2019, el último año anterior a la pandemia de Covid-19, alquiló una moto en Moscú con la que transitó 12.500 kilómetros hasta casi el límite con Japón. «Crucé Siberia», resumió con una sonrisa.

A fines del año pasado, recorrió 2.500 kilómetros de la Carretera Austral en Chile. Le siguió el norte de Neuquén. Apenas unos meses atrás del 2024, regresó a Europa. Partió de Madrid hacia el norte de España. La idea era cruzar a Francia pero una nevada trabó los planes. «Tengo motos desparramadas por todos lados», lanzó Kleiman.

Este barilochense suma kilómetros de viaje de una manera desmesurada. Admitió que de cada viaje, sea donde sea, resulta algún descubrimiento y que no entiende cómo describir la sensación de viajar en moto. «No es barato. Es caro. Tampoco es cómodo, siempre te agarra lluvia o calor. Es difícil de explicar. Es una pasión. Para hacer los mandados, uso una motito chiquita. No por los mandados en sí sino para hacer esas diez cuadras en moto«, expresó.

Jorge Kleiman tiene 70 años y nació en Concepción del Uruguay. Foto: gentileza

Lo ideal, consideró, es viajar de a dos. Y que se conozcan bien. Por eso, su compañero ideal ha sido siempre un médico pediatra que lo acompaña en sus locuras. Viajar solo, opinó, es un problema. «No tenés con quien compartir la experiencia. Siendo más de dos, lo más probable es que todos terminen peleados. Ya me pasó. Pero siendo dos, te sentas a tomar una cerveza para charlas de las cosas del día«, planteó.

Su familia, destacó, fue fundamental para concretar cada idea. «La primera pregunta que me hacen es: ‘¿Sos soltero?’. No. ‘Y ¿tu mujer no te dice nada?’. No. Ella está contentísima. Soy feliz y durante dos meses, no la molesto«, bromeó.

¿Qué le queda pendiente? Kleiman aseguró que va concretando los deseos «sobre la marcha». «Los sueños que tenía ya los cumplí. Me puedo morir mañana porque no tengo nada en el tintero«, valoró.

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