Hacia una mirada compleja de la maternidad

Marisol Andrés *


En Argentina, la agenda de género ha puesto en debate imaginarios, estereotipos y roles asignados a mujeres y varones, al mismo tiempo que ha visibilizado la existencia de personas con otras identidades de género.

A lo largo de la historia y en distintas sociedades, las películas, las novelas, los libros escolares y otros contenidos culturales han reproducido una imagen sobre cómo es -y debe ser- una madre. Es decir, se configuró un ideal, que derivó en mandato. Esas madres que hemos visto una y mil veces tienen patrones comunes: son biológicas, están en pareja heterosexual, son abnegadas y amorosas las veinticuatro horas de cada día. Pueden con todo, porque son madres. Quienes no encajan en ese modelo, son las llamadas “malas madres”, juzgadas y señaladas socialmente.

Sin embargo, en la actualidad comienzan a aparecer otras representaciones sobre la maternidad que dan cuenta de la complejidad de experiencias existentes: las dificultades para conciliar la vida personal con la profesional, la diversidad de composiciones familiares, las mujeres que afrontan solas el desafío de criar a sus hijos/as, las madres trans, las adoptivas y las que tienen alguna discapacidad. Sus trayectorias, sus oportunidades y sus barreras son diversas.

En este sentido, consideramos que es fundamental empezar a nombrarlas en plural -madres- para identificar cuáles son sus problemáticas específicas y desarrollar políticas públicas que estén orientadas a la igualdad. Disponer de tiempo para maternar, acceder a un trabajo que permita mantener a sus hijos/as, contar con licencias, no puede ser un privilegio de algunas, debe ser un derecho de todas.

En Argentina, solo por poner un ejemplo, la licencia por maternidad es de 90 días según la ley de contrato de trabajo de 1976. En el sector público los plazos varían según la jurisdicción, llegando a 100 días a nivel nacional o a 105 días en la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, la cantidad de días que tienen las madres para dedicarle exclusivamente a sus hijos/as al momento del nacimiento depende del tipo de trabajo y la ubicación geográfica.

Además, la normativa es tan obsoleta, que no contempla a las familias diversas ni a las personas con otras identidades de género, como los varones trans, que tienen capacidad para gestar. Para actualizarla, la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado dio dictamen a una serie de proyectos de proyectos de ley. Algunos, hacen referencia a las “personas gestantes”.

Aún con estas modificaciones, siguen quedando excluidas de este derecho las trabajadoras informales. Según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (2021), el 37,2% de las asalariadas no se encuentra registrada y el 67,6% de las trabajadoras independientes se encuentra en situación de informalidad.

* Líder de proyectos y coordinadora de comunicación Grow, género y trabajo.


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