Habemus presidente

Por Jorge Gadano

La elección del presidente de los Estados Unidos fue, en su tramo final, similar a la que realiza una organización occidental típicamente autocrática, la Iglesia Católica, para elegir a su máxima autoridad, el Papa. Como si se tratara del colegio de cardenales, aunque con un número de integrantes bastante inferior, los nueve togados que integran la Corte Suprema de los Estados Unidos se encerraron a deliberar en hermético cónclave y, al cabo de un par de días, produjeron un jesuítico fallo que, de hecho, fue una diplomática invitación a tirar la esponja dirigida al candidato demócrata Al Gore.

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