Gustavo Loncomán es una persona ciega y así se emocionó con el eclipse
El lunes, en el patio de su casa del barrio Mosconi de General Roca instaló un equipo especial y pudo sentir el eclipse de Sol. Mirá el video.
Días antes que el eclipse total de Sol ponga en penumbras a un puñado de pueblos de Río Negro y Neuquén, alguien golpeó a la puerta de la casa de Gustavo Loncomán. Su madre le anunció que tenía visitas y él pensó que era una broma pero cuando se acercó se encontró con una sorpresa.
Saludó a una mujer que le contó que su nombre era Julia, que había hecho un curso de astronomía en Mendoza y que le habían dado un dispositivo, que sirve para que personas ciegas puedan, de manera sonora, apreciar el eclipse.
Fue así que el lunes, Gustavo se sentó en el patio de su casa, instaló el equipo y el viento orquestaba el momento. “Para mi el viento es música. Cuando conectamos el dispositivo, comenzó un sonido muy agudo, que hasta podía resultar molesto al oído, pero poco a poco fue cambiando”, relató Gustavo.
A las 12:30 el sonido cambiaba y a las 13 que era el momento más importante del eclipse, el dispositivo comenzó a hacer sonidos entre más graves y más agudos y las sensaciones se comenzaron a sentir en todo el cuerpo.
“De repente sentí frió en la piel. En un momento los pajaros dejaron de cantar y escuché el sonido de los grillos. Estaba empezando a oscurecer. Yo viví en minutos lo que pasa en horas. Me emocioné tanto porque estaba en dos tiempos a la vez, pasé de la noche al amanecer en dos minutos, y cuado el Sol salió, volvió el sonido agudo”, dijo.
Gustavo tiene ceguera desde el nacimiento. Supo desde niño que su vida sería diferente a la del resto de las personas. Agradece a que la tecnología, le permite hacer una vida normal. Con 43 años, contó que fue el primer alumno ciego integrado de la provincia y el largo caminar tuvo su recompensa en 14 de diciembre.
“Creo que fue un premio a todo el camino recorrido. Poder ver de manera auditiva fue un momento único, porque experimenté muchas sensaciones que tal vez a alguien que ve se le pasan por alto. Fue tremendo”, concluyó.
Pero antes de cortar, Gustavo aprovecha el tiempo para decir algunas verdades. Destaca que si bien la tecnología ayuda a integrar a las personas no videntes, falta mucho.
«Los políticos y legisladores se tienen que poner las pilas en hacer una ciudad más accesible. En las arterias principales de la ciudad, hacen falta semáforos sonoros. En la ciudad hay 80 personas entre ciegos y disminuidos visuales y necesitamos calles accesibles, que no se dejen mesas y sillas en las veredas», dijo.
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