Griselda Ingrassia: «Creo que estoy aportando otras miradas»

Así lo plantea la abogada local que se postula al máximo tribunal a de Río Negro. Su carta de presentación son sus 25 años de trabajo profesional. "Me considero mujer idónea para el cargo", afirma. Y opina que sería una pérdida restringir la participación femenina en el STJ.

La abogada Griselda Ingrassia asegura que la motivación para postularse a jueza del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Río Negro “está fundamentada por una experiencia profesional de más de 25 años”. Tiene 52 años, egresó en 1994 de la UBA y es una de las postulantes de Bariloche a cubrir una de las vacantes en el máximo tribunal de la provincia.

“Inicié en 1994 mis primeras armas en el derecho trabajando en la dirección de Asuntos Legales de la Biblioteca del Congreso de la Nación. Trabajé en el ámbito de sumarios, de dictámenes, luego jefatura de división y control judicial. Eso me acercó mucho a materias de índole de derecho público, pude trabajar y aprender muchísimo de lo que es la labor parlamentaria. Y como abogada del Estado adquirí capacidades que uno no tiene cuando ejerce la profesión de manera privada”, relata.

Dice que en 2003 se radicó con su familia en Bariloche y empezó a ejercer como profesional independiente. En estos 25 años me especialicé en el derecho tributario, que me permitió ejercer en diversas jurisdicciones, ante las Cámaras Contencioso-Administrativas, ante los juzgados nacionales, el Tribunal Fiscal de la Nación y llegar hasta corte Suprema con recursos de apelación ordinarios y extraordinarios”, afirma.

“Hacer ese trabajo me generó una experiencia en temas de derecho constitucional que considero una fortaleza en mi formación”, asegura Ingrassia.

En Bariloche comenzó a ejercer en el fuero civil, comercial y laboral y también en el juzgado federal. “Estoy habituada a trabajar en muchas instancias”, indica. “Sigo ejerciendo en los tribunales nacionales y lo mismo ante el Tribunal Fiscal Nacional, entonces me da una variedad de escenarios en donde ejercer la profesion que le aporta una riqueza interesante desde el punto de vista de mi capacidad tecnica jurídica”, sostiene.

“Hay un aval muy interesante (a favor de su candidatura) que emite el doctor Pablo Garbarino (vocal en el Tribunal Fiscal de la Nación) donde rescata que pude presentar casos que fueron considerados innovadores y a partir de esos casos se dicta un plenario ante el tribunal fiscal, es decir, todas las salas impositivas deciden cambiar ese fallo plenario teniendo en cuenta esos casos que yo presenté”, asegura Ingrassia.

Por eso, dice que tiene “para ofrecerle al STJ innovación, análisis, capacidad de estudio”. “Estoy muy acostumbrada a trabajar con cuestiones que son consideradas áridas y complejas”, sostiene.

La abogada Griselda Ingrassia se ha especializado en 25 años de trabajo en derecho tributario. (foto Alfredo Leiva)

Atractivo especial

“Justamente lo que me atrajo de este concurso fue que no se trataba solamente de acceder a una magistratura. Jamás concursé para otros cargos”, cuenta. Dice que le interesó postularse porque el cargo de vocal del STJ “presenta una multiplicidad de roles en sí mismo».

«No solo se es juez y se dicta sentencias, sino que también se tiene que ejercer la Superintendencia, se tiene que gestionar, trabajar y escuchar a los trabajadores del Poder Judicial, porque tenemos paritarias, se tiene que trabajar toda la cuestión de la informática, comunicación con el ciudadano, la representación institucional”, añade.

Creo que estoy dotada para eso, porque ademas del ejercicio privado de la profesión, desde el 2004 tengo la única editorial jurídica de Río Negro”, destaca. “El sello Editorial Patagónico nació porque cuando llegué a Bariloche lo primero que hice fue ir a una librería a comprar el Código Procesal y no estaba editado. Y venía de trabajar en el Congreso de la Nación, trabajaba también en la editorial La Ley, como colaboradora, y tenía todo ese know how y a partir de ese Código empecé a trabajar con autores locales, con magistrados y con abogados y se convirtieron en autores de libros”, rescata.

Dice que durante 6 años fue vicecónsul de Italia en Bariloche ad honórem. “Vos podrás decir: ¿Qué tiene que ver esto? Muchísimo. Porque puedo gestionar tiempo, recursos económicos, recursos humanos”, asegura. “Pude siempre manejar los altos niveles de requerimiento de trabajo que tengo con las causas que llevo adelante, junto con un emprendimiento, como es la editorial, que es académico, y, a la vez, una representación institucional, que me permitió nutrirme de todo lo que tiene que ver con el derecho internacional”, asevera Ingrassia.

Hoy eso se amalgama, son 25 años de ejercicio profesional, toda la experiencia en la Editorial que a su vez me dio la posibilidad de desarrollar cursos de posgrados para los abogados. Si puedo gestionar todo eso de manera eficiente y eficaz. Creo que todo eso lo puedo llevar al STJ”, enfatiza.

-¿Cuál es su visión sobre el servicio de justicia en Río Negro, en Bariloche?

– Una de las primeras cosas a tener en cuenta es el tema de la comunicación entre el Poder Judicial y el ciudadano. Si bien se han dado grandes pasos en ese aspecto (…) Creo que el gran cambio se va a dar el día que una sentencia pueda ser leída por el ciudadano al que le compete y pueda ser entendida, a grandes rasgos, sin intermediarios. Construir ese lazo comunicativo para mí es fundamental. Para mí es una prioridad de que quien acceda al servicio de justicia pueda comprender aquello que le está dictaminando la autoridad. Recordemos que son derechos muy valiosos: puede estar en juego la libertad, la propiedad, las relaciones de familia, cosas muy serias se ventilan en tribunales.

Ingrassia aclara que su experiencia está dada en el ámbito civil, comercial, laboral y tributario. “Creo que estoy aportando otras miradas», sostiene.

Propone “seguir propugnando que haya otros medios de resolución de controversias que no necesariamente sean judiciales” para descongestionar los juzgados, sobre todo, del fuero civil donde las causas demoran años en llegar a una resolución. Sugiere la idea de implementar el arbitraje como método alternativo de resolución de conflictos.

“Dentro de lo que es la justicia, cuando ya tengo causas en trámite, si nosotros tenemos fallos plenarios en civil, en laboral que unifiquen la jurisprudencia en un sentido, si no tengo jurisprudencia contradictoria también voy a hacer que el ciudadano sepa a qué atenerse delante de un conflicto”, indica.

“Si tengo dos partes que en un contrato no saben cómo pueden fallar porque el juzgado A dijo una cosa y que el juzgado B dijo absolutamente lo contrario, las dos partes van a querer ir a juicio”, explica.

“Si tengo una clara línea jurisprudencial, sé que es lo que va a decir la magistratura sobre un tema en particular, voy a pensarlo dos veces antes de iniciar una demanda. Tal vez trata de llegar a un acuerdo con la contraparte, tal trataré de conciliar esos intereses en pugna antes de ir a la justicia”, plantea.

Otra de las maneras de descongestionar los juzgados es teniendo una línea clara en cuanto a lo que es la imposición de costas. Para el ciudadano tiene que ser muy claro cuánto tiempo me puede llevar esto, qué es lo que pueden decir en esta materia los jueces y cuánto me puede llegar a costar ganar o perder el juicio. Si tengo claro eso, nuevamente voy a descongestionar los tribunales”, advierte.

“No es que digo que no tienen que llegar causas. Digo que si somos claros con los fallos, el ciudadano sabe a qué atenerse y eso genera menor índice de litigiosidad y mayor tiempo para avocarse y con ello celeridad”, destaca Ingrassia.

-¿Comparte las críticas de algunos sectores de la sociedad sobre el servicio de justicia que es uno de los poderes peor visto en casi todas las encuestas?

-En términos generales, no. Sé que hay muchas críticas de la sociedad hacia el Poder Judicial, pero a la vez tengo que decir que la sociedad aún continúa considerando al Poder Judicial como el camino para dirimir los conflictos. Desde el momento en que un ciudadano lleva su problema ante un juez, con esa acción está legitimando a ese Poder Judicial. Creo sí que es un deber de los jueces, de los abogados y, obviamente, del máximo tribunal seguir afianzando esa legitimación, que el ciudadano común siga pensando que el camino para dirimir aquellos conflictos que no pueden resolverse de otra manera, siga siendo el Poder Judicial y no la mano propia, no las acciones vindicativas.

“Una de las cuestiones que creo relevante señalar que quienes integran la magistratura tienen que dar el ejemplo«, aclara Ingrassia. «Y eso también significa una manera de acercarse a la ciudadanía. Así como dije que el lenguaje y la comunicación es algo fundamental, ese lazo comunicativo debemos impulsarlo», asevera. «Creo que uno también desde el ejemplo tiene que decirle mucho a la sociedad, por ejemplo, la cuestión del pago de Ganancias para los cargos más altos”, puntualiza.

Tengo un especialización en derecho tributario, tengo la obligación de decir que ningún salario puede ser considerado rédito. Quien recibe un salario no percibe una ganancia”, aclara. “La ganancia es un concepto que está involucrado con el lucro, con la actividad empresarial, comercial, pero no con la actividad laborativa», advierte.

«Hecha esta distinción, pienso que el salario no es una ganancia y no debería estar gravado en ese impuesto, pero lo cierto es que en determinados cargos que, por el peso económico del salario que garantiza a su vez una de las bases que coadyuva a la independencia del Poder Judicial, determinadas categorías sí deberían tributar este impuesto”, asegura.

Respecto a si son excesivas o no las remuneraciones de los jueces del STJ, Ingrassia plantea: “Más que pensar en que esos cargos, con tremendas responsabilidades, tienen una remuneración excesiva, lo que tengo que pensar es que tal vez la base salarial de los trabajadores es baja. Lo que debemos tender como sociedad es hacer desaparecer las diferencias entre la escala más alta y la más baja. Eso es lo que creo”.

“Creo, en verdad, que hay responsabilidades tanto en el Poder Legislativo en el Ejecutivo o en el Judicial que tienen que tener consonancia con el estipendio. Ahora bien hacer pública la información creo que es importante”, asevera.

Griselda Ingrassia es la primera vez que concursa para un cargo en el Poder Judicial rionegrino. (foto Alfredo Leiva)

Independencia

Afirma que se siente “ajena a presiones políticas”. “Considero que es un pilar fundamental la independencia judicial, es uno de los pilares del Estado republicano. La independencia judicial es garantía, no para los integrantes del Poder Judicial, sino para la sociedad”, destaca.

“En la independencia del Poder Judicial reposa la tranquilidad del ciudadano de saber que un juez no va a ser presionado, ni con cuestiones políticas, ni a través del manejo del presupuesto del Estado del que se trate», señala.

«Uno sabe que contando con esta independencia judicial está libre de poder decir y aplicar la ley conforme a la Constitución nacional y la provincial. Sabe que no va a estar sujeto a represalias su accionar. Es muy importante sostener esta necesidad de la independencia del Poder Judicial. Eso no le quita responsabilidad al magistrado”, señala Ingrassia.

Postulaciones

“Creo que en esta ocasión no tenemos necesidad siquiera de priorizar porque dentro de los candidatos hay idoneidad, hay territorialidad y hay pertenencia a un género. Yo considero que cumplo con las tres cuestiones. Me considero idónea, técnica y jurídicamente, que puedo defender y comprender las necesidades de Superintendencia en la Tercera Circunscripción y creo que en cuanto al género, como mujer, compito en igualdad de condiciones”, sostiene Ingrassia.

Me considero mujer idónea para el cargo, no estoy presentándome al cargo por el solo carácter de ser mujer, sino mujer idónea”, expresa.

“En relación al género, las recomendaciones de OIT, los trabajos de doctrina, el contexto sociocultural en el que estamos y demás hacen un llamamiento a no sostener una postura regresiva. Tenemos un STJ y el Procurador, son 6 personas de esas 6 en la actualidad tenemos cuatro varones y dos mujeres. Creo que todo tiende a la equidad. Con lo cual creo que sería una pérdida restringir la participación femenina en el STJ”, opina Ingrassia.

Asegura que la carrera judicial “no necesariamente señala idoneidad para el cargo de vocal del STJ de la misma manera que el ejercicio profesional”. Por eso, concluye que está en igualdad de condiciones que aquellos postulantes que están en el Poder Judicial.


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