Germán Vega, el hombre que superó los obstáculos para enseñar a esquiar
Un accidente en el Catedral lo dejó en silla de ruedas en 2005. En septiembre rinde el examen para intentar convertirse en el primer instructor en silla de ruedas.
En plena temporada invernal, se entrena intensamente porque en septiembre rendirá uno de sus mayores desafíos en el último tiempo. Germán Vega practica esquí adaptado desde hace 13 inviernos y está a un paso de convertirse en el primer instructor de esquí en silla de ruedas en el mundo.
Mientras practicaba snowboard en el 2005, este hombre de 45 años sufrió un accidente en el cerro Catedral que lo dejó en silla de ruedas. Al año siguiente, una estadounidense le enseñó a esquiar a través del monoesquí en solo dos días, de manera independiente, en el cerro Chapelco.
“Esta mujer tenía miedo porque cada vez que me soltaba, yo me caía. En un momento, no me dijo nada y de repente, vi que pasó esquiando al lado mío. En seguida pensé: ‘estoy esquiando solo´”, relató Vega.
“Lo que más disfruto es esa sensación del viento en la cara, algo que no siento en la silla de ruedas. Esa rapidez de llegar de un lugar a otro es una sensación única”, describió.
De aprobar el examen de la Asociación Argentina de Instructores de Esquí y Snowboard (Aadides), Vega será el primer instructor de esquí en silla de ruedas para “personas convencionales”, como él mismo se refiere a quienes caminan.
“El objetivo es transmitirle a las personas en sillas de ruedas que sepan esquiar que se pueden llegar a ser instructores. Muchos creen que por estar en una silla, yo no puedo explicarle a una persona que está parada. La técnica del monoesquí es la misma con distintos movimientos”, detalló Vega que también integra la Fundación Challenge Argentina vinculada a la práctica de los deportes adaptados (esquí, en invierno y trekking de montaña en verano).
Vega usa monoesquí, una modalidad para aquellas personas con lesiones bajas. Se trata de una silla con una tabla por debajo con la que la persona puede esquiar “de manera independiente”. En los casos de lesiones más graves donde hay menor movilidad, se usa el biesquí consistente en dos tablas. Este equipo es más estable pero se requiere de un instructor y un auxiliar.
Tiempo atrás, Fundación Challenge Argentina le solicitó a la Fundación Invap la construcción del primer prototipo de silla biesquí para personas con movilidad reducida, proceso en el que intervinieron 14 ingenieros.
“Enseñamos a independizarse a las personas según el tipo de lesión que tengan y llevamos también a los adultos mayores en sillas de esquí adaptado de paseo por todo el cerro. Cuando se trata de turistas con recursos les cobramos un bono de contribución (un aporte voluntario) que representa la mitad del valor de cualquier clase para subvencionar a la gente que no tiene recursos”, explicó Vega.
Entre julio y agosto, la fundación asistió a unas 10 personas y el objetivo es también buscar posibles futuros competidores. “Quizás en los próximos Juegos Paralímpicos estemos ahí”, confió.
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