Patagones: los hermanos Sosa, maestros asadores, compartirán su arte el próximo domingo, en el Malecón
Integran una familia que lleva generaciones manteniendo vivas las tradiciones del campo, en Valle Inferior. Sus inicios, compromiso y pasión por el arte del asado.
Por Juan Manuel Larrieu, especial para «Yo Como» desde Valle Inferior
En la región de Carmen de Patagones hay un apellido que se asocia directamente con el fuego, el aroma de la carne y el arte del asado: los hermanos Sosa. Eduardo Ismael y Héctor Raúl, parte de una familia que lleva generaciones manteniendo vivas las tradiciones del campo, han llevado su amor por el asado desde reuniones familiares hasta concursos de prestigio nacional.
La historia de un linaje gaucho
Criados entre la ciudad y el campo, Eduardo y Héctor crecieron en una familia numerosa, donde las historias de sus padres y abuelos, ligados a la cría de ganado y las tareas rurales, marcaron profundamente sus valores. Su padre, trabajador incansable entre el campo y una fábrica procesadora de tomates, les transmitió esa conexión inquebrantable con la tierra y sus costumbres.
La tradición del asado surgió como una necesidad práctica: los largos días de esquila y jornadas laborales en el campo se cerraban con un cordero al asador o un trozo de carne a la parrilla. Esa sencillez inicial se transformó con los años en un arte, y luego, en un desafío cuando decidieron llevar sus habilidades a los concursos regionales.
De la parrilla familiar a la competencia
“Todo comenzó como algo entre hermanos y familia. Aprendimos de nuestro padre, pero la práctica y los eventos nos hicieron mejorar”, cuenta Héctor. El primer concurso en el que participaron, en La Adela (La Pampa), les dejó una sensación clara: tenían potencial. Y lo demostraron en eventos como los de Río Colorado, Guardia Mitre y San Javier, donde fueron escalando posiciones hasta convertirse en referentes del circuito de asadores.
El arte detrás del fuego
El éxito de los hermanos Sosa no solo radica en su dominio técnico sino en su enfoque artesanal. Eduardo se encarga de las presentaciones, adornando las mesas con elementos de la tradición gauchesca, mientras Héctor domina el fuego y la cocción. “En los concursos se evalúa todo: desde la vestimenta hasta cómo prendés el fuego. Hasta la cantidad de fósforos cuenta”, explican.
El equipo ha desarrollado una sinergia única: Eduardo prepara las carnes, mientras Héctor cuida la temperatura y el tiempo exacto. “La clave es cocinar con paciencia, respetando el producto y usando la leña justa para mantener un calor constante”, agrega Héctor.
Concursos que trascienden
En 2021 y 2022, lograron el primer puesto en competencias de asadores, y en 2024 quedaron segundos por una diferencia mínima. Ahora, su pasión ha tomado una nueva forma: organizar el primer concurso de asadores en su pueblo natal, Carmen de Patagones.
“El concurso es un orgullo para nosotros. No lo hacemos por dinero sino para darle visibilidad a nuestra comarca, mostrar el talento que hay en la zona y promover nuestra cultura”, afirma Eduardo. El evento, que tendrá lugar el próximo 5 de enero en el Malecón, reunirá a 13 parejas de alto nivel, con entrada libre y gratuita para el público.
Consejos de maestros del fuego
Para quienes quieran mejorar su asado, los hermanos Sosa comparten tres consejos:
1. Tiempo y paciencia: cocinar a fuego lento resalta el sabor y asegura una cocción uniforme.
2. Cuidado con los condimentos: la sal y la pimienta son suficientes para resaltar la calidad de la carne.
3. El fuego adecuado: usar leña seca y prenderlo con pocos fósforos puede ser un arte en sí mismo.
Un legado en crecimiento
Los Sosa no solo cocinan; también transmiten un legado que combina tradición, creatividad y pasión por lo que hacen. “Nos gustaría recorrer el país mostrando nuestro arte, pero por ahora, seguiremos dejando todo en cada competencia y organizando eventos que sigan uniendo a nuestra gente”, concluyen.
Fotos de esta producción: Pablo Leguizamón
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