Camarones, Chubut: la chef Carola Puracchio cocina con algas y es la mejor guardiana del mar patagónico
Las algas marinas son el ingrediente estrella de sus platos. Finalista de la 6ta edición del “Prix Baron B - Édition Cuisine”. Escuchala y vela. Te van a dar ganas de ir a conocerla.
Carola Puracchio lidera “Amar Algas”, su proyecto gastronómico ubicado en Camarones, Chubut. Esta casita gastronómica frente al mar, como la llama ella, ofrece una experiencia culinaria íntima con una sola mesa para reservas de hasta 22 comensales, destacando las algas marinas como ingrediente estrella.
Utilizando algas recolectadas personalmente, pesca fresca de pescadores artesanales y productos de huertas locales, cada plato suyo refleja el auténtico sabor del mar y el compromiso de Carola con la sostenibilidad y la tradición local.
Este espacio nació en 2020, inspirado por la necesidad de retirar las algas exóticas e invasoras que amenazan la biodiversidad marina, y desde entonces, se ha enfocado en concientizar a los visitantes sobre la problemática del océano y la fauna marina.
Carola, con 22 años de experiencia en la cocina, ha integrado en su propuesta ingredientes locales como ulva, luche y undaria, así como verduras y frutos silvestres de la comunidad. Su trayectoria incluye formación en panadería, pastelería, cocina sin gluten y nutricional para deportistas.
“Amar Algas” no solo celebra la riqueza natural de la Patagonia sino que también contribuye a la protección del mar y a la toma de conciencia ambiental, utilizando ingredientes frescos y de calidad, y realzando cada creación con sal marina recolectada a diario frente a su casa y restaurante.
– Un paraíso tu lugar, un paraíso este lugar de nuestro sur…
– Llegás acá y perdés la noción del tiempo. Desde acá ves la inmensidad del mar. La gente arranca al mediodía a comer y se va como a las 5 de la tarde… Muchos duermen la siesta al sol, otros reparados a la sombra mirando el horizonte, allá lejos… se pierden… Me gusta esta relación que puedo entablar con el comensal, la de charlar, interactuar y conocernos.
A la hora de despedirnos todos estamos seguros que nos llevamos una experiencia en nuestro corazón.
Ellos llegan y les pregunto qué quieren comer y qué es lo que tengo para ofrecerles. Me ocupo de cada detalle. Acá todo es bien personalizado. Mi propósito es que se sientan agasajados y protagonistas de la casita ese día y entonces de ese modo para mí el disfrute es doble yo cocinando y esos saboreando y viendo la experiencia.
La armonía, esa paz que se alcanza al mantener el equilibrio de vivir haciendo lo que amo en el lugar que amo, aporta calidad a mi vida.
Trabajamos con reservas, así que abrimos los días que tenemos demanda.
Esto puede marcarme que sea todos los días, en plena temporada, o algo pausado otras veces.
– ¿Qué pasa cuando se enteran que en el menú abundan las algas?
– Sorpresa total.
En nuestros platos uso ulva, luche y undaria; esta última es un alga exótica e invasora y está entre las 10 algas más dañinas para los ecosistemas marinos. Por ello es un plus que podamos sacarla y consumirla porque entonces ayudamos un poquito al mar para que recupere las algas autóctonas. Los japoneses la consumen mucho: dos o tres veces por semana.
– ¿Qué cara pone la gente al ver las algas, un producto inusual en nuestra dieta?
– En Argentina no somos grandes consumidores de productos de mar a pesar de tener un mar extenso. Nuestros mejores productos se exportan; esto incluye a las algas que por años han sido recolectadas, por lo menos aquí en Camarones y luego se exportaban sin muchos procesos. Solo se las secaba y embolsaba.
Para mi siempre son un alimento saludable con muchísimos nutrientes como calcio e hierro y súper natural.
Comencé a incursionar en el mundo de las algas después de conocer a Carolina Pantano, una bióloga marina que fue quien me metió en esto de las algas al comienzo. Ella, quien también es buzo y miembro de la fundación Por el Mar, me habló todo sobre las algas.
Esto despertó mi curiosidad. Así llegué al mundo de las algas que vinieron a sumar mi amor por mi cocina y por el mar.
Fue así que luego creé mi emprendimiento «Amar Algas», que incluye mi gastronomía y conservas que hago, que más que un negocio es un estilo de vida; es mostrar mi lugar -el paraíso donde vivo- más la cantidad de cosas que nos brinda el mar para alimentarnos.
– Después hubo otra persona importante en tu vida, Juan Ignacio Gerardi, un asesor en sostenibilidad gastronómica y miembro de la Fundación Conexión.
– No tengo una trayectoria gastronómica reconocida y de pronto estoy como finalista en este Premio Baron B, mostrando con ansiedad nuestros productos del mar patagónico, que los tengo a pasos nomás de mi casa. Tiempo atrás conocí a Juan, quien me animó a presentarme a concursar. Tengo una relación hermosa con él, nos conectamos seguido, él siempre está atento a lo que hacemos… El saber, evidentemente, es una cuestión cooperativa, se aprende en relación a otros, se aprende con otros.
Haber llegado como finalista ya es un honor para mí.
También es un honor dar a conocer Camarones.. este lugar no perdió un día la magia para mi... amo caminar por acá, por la costa, bajar a buscar algas. Más de una vez me distraigo y la mente se me va y me trae a la realidad algún suspiro de ballena que anda a metros mío. Me pasa seguido de estar cosechando y que soplidos de ellas me sorprendan y acompañen. Uno nunca está sola acá. Suelen pasar familias de orcas o lobos marinos.
Esto lo puedo compartir con cualquier que venga a mi pueblo.
Ya sea en la mesa de mi casita desde donde se escucha el sonido de las olas golpeando en la costa; el mar es nuestro musicalizador. O bien caminando por la playa.
No dejo jamás de asombrarme de cada amanecer. Los colores de la tarde me encantan. Suelo sentarme en la vereda de casa a tomar unos mates cuando empieza a atardecer porque los rosas que se van fundiendo en el cielo se reflejan en el mar y eso es increíble. O cuando tenemos luna llena que empieza a salir como si estuviese flotando entre las olas: eso me hace ensoñar.
Por todo esto que le cuento mi cocina es de mar. Mi cocina es de Camarones, bien patagónica.
Qué va a cocinar Carola en la final de Baron B
Baron B ya tiene los tres proyectos finalistas de la 6ta edición del “Prix Baron B – Édition Cuisine”, el premio que busca reconocer desde 2018 los mejores proyectos gastronómicos integrales del país y las historias de quienes están detrás transformando su entorno, proponiendo una mirada innovadora, en sintonía con el medioambiente, aportándole valor a la gastronomía regional.
Los tres proyectos finalistas seleccionados por el jurado son: “Amar algas” de Carola Puracchio, un emprendimiento gastronómico ubicado frente al mar atlántico sur en la localidad de Camarones, Chubut, su cocina a base a algas y productos regionales se realiza con materias primas brindadas por el mar; “La Matilde ” es el proyecto gastronómico presentado por el chef Juan Cruz Galetto ubicado en Traslasierras, Córdoba, que trabaja con una cocina orgánica y biodinámica y “Experiencia Cocina Regenerativa Margay Reserva Natural & Lodge” un espacio de cocina regenerativa emplazado en lo profundo de la selva misionera, en la Reserva de Biósfera Yabotí en El Soberbio, provincia de Misiones comandado por Gunther Moros.
En esta nueva edición, la elección y la selección del ganador o la ganadora será este 28 de agosto en Buenos Aires. En esta oportunidad, el plato con el que se presenta nuestra entrevistada es “sorrentinos de escrófalo y algas marinas”, una pasta con masa de wakame y relleno de escrófalo, pescado de la región, maridado con Baron B Brut Nature.
Escenas de la galería del restaurante de Carola
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