“Ganas de cambiar”
Hay un sentir que se percibe en gran parte de la población de nuestra querida provincia: es ese gran deseo y la profunda convicción de cambio que crecen día a día. La realidad y el desafío que implica enfrentar el futuro nos empujan y nos dan derecho a cada ciudadano de la provincia de querer y elegir un verdadero cambio. Más allá de las diferentes realidades que se viven a lo largo y ancho de la provincia debido a factores geográficos, sociales, culturales, de desarrollo, de recursos y de idiosincrasia, hay algunas que se repiten y son el resultado de un proceso de deterioro progresivo. Como muestra de ello basta con repasar las deficiencias estructurales en el sistema de salud pública y en el de educación, que hace apenas unas décadas eran modelos y hoy sus resultados son muy deficientes. También son para analizar la creciente inseguridad, la falta de oportunidades para amplios sectores de la población, la falta de infraestructura, la todavía esperada reconversión económica que nos permita pensar en un futuro próspero más allá de las riquezas hidrocarburíferas o en el desarrollo económico y social de toda la provincia y no sólo de algunas zonas, el sometimiento al poder central del gobierno nacional o –dicho de otra manera– el renunciamiento a las banderas del federalismo que nos ha hecho perder en los últimos años una enorme cantidad de recursos y oportunidades y que en estos días se va a profundizar con la sanción de la nueva ley nacional de hidrocarburos que los diputados que representan a todos los ciudadanos de la provincia convalidarán con su voto en sintonía con la decisión del gobernador de Neuquén. La clara ineficiencia en la utilización de los recursos públicos, que provoca permanentes déficits presupuestarios, y la permanencia en el gobierno de un mismo partido político como el MPN por más de cincuenta largos años y con resultados que están a la vista son algunas de las razones que no convencen de la necesidad de un cambio. Frente a esta innegable realidad desde todo el arco político, incluido el partido provincial (vaya paradoja), surgen propuestas de cambio de cara al proceso electoral del 2015. Esto pone a la provincia frente a una enorme oportunidad y creo que quien encarna y puede conducir esa voluntad de cambio real es el intendente Horacio “Pechi” Quiroga. ¿Por qué? Porque no se trata sólo de cambiar personas o de proponer un cambio generacional. Esto el MPN ya lo hizo y no produjo ninguna modificación sustancial. Lo que realmente hay que cambiar es la forma de gobernar, poniendo las necesidades y urgencias de la población como prioridades y no la permanencia en el poder, porque una de las riquezas más importantes de la democracia es –precisamente– la alternancia no sólo de personas, sino de conceptos y de ideas que provoquen resultados superadores de los ya obtenidos, y esto en nuestra provincia no sucede. La diversidad y complejidad del contexto requieren gobernantes con voluntad y capacidad de gestión; es decir, volcar de manera correcta, equitativa y oportuna los recursos financieros, humanos, profesionales y técnicos disponibles a fin de resolver los problemas de hoy y generar condiciones de desarrollo y bienestar hacia adelante. Quienes gobiernan deben proyectar el futuro priorizando a los neuquinos con una fuerte vocación de federalismo, sin ceder frente al gobierno nacional de turno, y más cuando se trata de recursos no renovables como está sucediendo en estos días. Es necesario tener amplitud y vocación para ponernos de acuerdo con todos los que tienen algo positivo que aportar para luego plasmarlo en una acción concreta de gobierno. Es Horacio “Pechi” Quiroga quien demostró la idoneidad, valentía y responsabilidad necesarias para liderar este proceso que ya comenzó, que entusiasma y suma cada día a miles de ciudadanos. Muchas cosas hemos perdido los neuquinos, pero hay algo que todavía tenemos y está hoy más vivo que nunca: la esperanza. David Schlereth Presidente del Concejo Deliberante de Neuquén
David Schlereth Presidente del Concejo Deliberante de Neuquén
Hay un sentir que se percibe en gran parte de la población de nuestra querida provincia: es ese gran deseo y la profunda convicción de cambio que crecen día a día. La realidad y el desafío que implica enfrentar el futuro nos empujan y nos dan derecho a cada ciudadano de la provincia de querer y elegir un verdadero cambio. Más allá de las diferentes realidades que se viven a lo largo y ancho de la provincia debido a factores geográficos, sociales, culturales, de desarrollo, de recursos y de idiosincrasia, hay algunas que se repiten y son el resultado de un proceso de deterioro progresivo. Como muestra de ello basta con repasar las deficiencias estructurales en el sistema de salud pública y en el de educación, que hace apenas unas décadas eran modelos y hoy sus resultados son muy deficientes. También son para analizar la creciente inseguridad, la falta de oportunidades para amplios sectores de la población, la falta de infraestructura, la todavía esperada reconversión económica que nos permita pensar en un futuro próspero más allá de las riquezas hidrocarburíferas o en el desarrollo económico y social de toda la provincia y no sólo de algunas zonas, el sometimiento al poder central del gobierno nacional o –dicho de otra manera– el renunciamiento a las banderas del federalismo que nos ha hecho perder en los últimos años una enorme cantidad de recursos y oportunidades y que en estos días se va a profundizar con la sanción de la nueva ley nacional de hidrocarburos que los diputados que representan a todos los ciudadanos de la provincia convalidarán con su voto en sintonía con la decisión del gobernador de Neuquén. La clara ineficiencia en la utilización de los recursos públicos, que provoca permanentes déficits presupuestarios, y la permanencia en el gobierno de un mismo partido político como el MPN por más de cincuenta largos años y con resultados que están a la vista son algunas de las razones que no convencen de la necesidad de un cambio. Frente a esta innegable realidad desde todo el arco político, incluido el partido provincial (vaya paradoja), surgen propuestas de cambio de cara al proceso electoral del 2015. Esto pone a la provincia frente a una enorme oportunidad y creo que quien encarna y puede conducir esa voluntad de cambio real es el intendente Horacio “Pechi” Quiroga. ¿Por qué? Porque no se trata sólo de cambiar personas o de proponer un cambio generacional. Esto el MPN ya lo hizo y no produjo ninguna modificación sustancial. Lo que realmente hay que cambiar es la forma de gobernar, poniendo las necesidades y urgencias de la población como prioridades y no la permanencia en el poder, porque una de las riquezas más importantes de la democracia es –precisamente– la alternancia no sólo de personas, sino de conceptos y de ideas que provoquen resultados superadores de los ya obtenidos, y esto en nuestra provincia no sucede. La diversidad y complejidad del contexto requieren gobernantes con voluntad y capacidad de gestión; es decir, volcar de manera correcta, equitativa y oportuna los recursos financieros, humanos, profesionales y técnicos disponibles a fin de resolver los problemas de hoy y generar condiciones de desarrollo y bienestar hacia adelante. Quienes gobiernan deben proyectar el futuro priorizando a los neuquinos con una fuerte vocación de federalismo, sin ceder frente al gobierno nacional de turno, y más cuando se trata de recursos no renovables como está sucediendo en estos días. Es necesario tener amplitud y vocación para ponernos de acuerdo con todos los que tienen algo positivo que aportar para luego plasmarlo en una acción concreta de gobierno. Es Horacio “Pechi” Quiroga quien demostró la idoneidad, valentía y responsabilidad necesarias para liderar este proceso que ya comenzó, que entusiasma y suma cada día a miles de ciudadanos. Muchas cosas hemos perdido los neuquinos, pero hay algo que todavía tenemos y está hoy más vivo que nunca: la esperanza. David Schlereth Presidente del Concejo Deliberante de Neuquén
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