«Fui por lo que me correspondía»
Habiéndome jubilado hace dos años, en mayo último fui a la delegación local de PAMI y, siendo atendido por una asistente social, le pregunté si yo tenía derecho a recibir la bolsa alimentaria. Ante esto la señora me respondió que «si me correspondía me pondrían en lista de espera y si sobraba me iban a dar». Le respondí que no iba a pedir sobras sino lo que me correspondiera. Varias veces intenté hacerle enten-der que no aceptaba sobras pero fue inútil: la señora licenciada, asistente social, no pudo o no quiso entender la diferencia entre el derecho que pudiera corresponderme y las «sobras» que ella quería darme.
Por último me indicó que fuera al centro de jubilados el día en que entregaban las bolsas. Hice esto y allí encontré a un grupo de abuelos esperando para recibir la bolsa. La señora licenciada volvió a repetir su concepto de que, si sobraban, se las iban a entregar a los que estaban en lista de espera. En otra oportunidad, mientras hacía el mismo reclamo, fui maltratado por un responsable del centro de jubilados. En varias oportunidades he visto a un grupo de abuelos esperando hasta tres horas… a veces «tenían suerte» y a veces no.
Quiero decirles públicamente a los responsables de PAMI y del centro de jubilados que los abuelos que nos jubilamos lo ganamos con toda una vida de trabajo, generalmente mal remunerado, y no merecemos ser tratados ofensivamente con limosnas. Como licenciada asistente social, la señora debería entender la diferencia entre derechos y «sobras», por lo que, en mi nombre y el de los abuelos que esperan, le pido que nos dé un mejor trato.
Juan de Dios Lagos
DNI 93.403.615 – Regina
N de la R. Este diario se reserva el nombre de la licenciada mencionada en la carta, que está a disposición
de las autoridades que lo requieran.
Habiéndome jubilado hace dos años, en mayo último fui a la delegación local de PAMI y, siendo atendido por una asistente social, le pregunté si yo tenía derecho a recibir la bolsa alimentaria. Ante esto la señora me respondió que "si me correspondía me pondrían en lista de espera y si sobraba me iban a dar". Le respondí que no iba a pedir sobras sino lo que me correspondiera. Varias veces intenté hacerle enten-der que no aceptaba sobras pero fue inútil: la señora licenciada, asistente social, no pudo o no quiso entender la diferencia entre el derecho que pudiera corresponderme y las "sobras" que ella quería darme.
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