«Fue conmocionante», dijo la autora de la canción que develó un abuso en Neuquén
Ruth Hillar, integrante de Canticuénticos, destacó el gesto de la jueza de haberlo compartido en el veredicto. Afirmó que es “reconocer el valor del arte como posible transformador de su tiempo”.
La canción “Hay secretos” es la número 12 del disco “¿Por qué, por qué?”, el cuarto del grupo santafesino Canticuénticos. Recorrió escuelas, vecinales y grupos de terapia. Los tres minutos y veintiocho segundos que dura el tema también se oyeron en la audiencia que declaró culpable a un hombre por el abuso de dos niñas y una adolescente en Zapala, que publicó RÍO NEGRO hace una semana. En esta entrevista su autora, Ruth Hillar, habla sobre cómo esta vidala provoca “cambios reales” en sobrevivientes de violencia sexual.
P:¿Cuándo y cómo surge la canción? y ¿cuál fue el propósito?
R: Componer esta canción fue el desafío más grande que me planteé desde que empezamos con el proyecto Canticuénticos. Mientras filmábamos el video de nuestra canción de cuna “Noni noni”, en el año 2017, buscando imágenes dulces, que representaran la contención amorosa al acunar, la llegada del sueño, tuve una sensación muy fuerte de que con esta canción no estábamos acompañando a todas las nenas y los nenes. Que había una gran parte de la infancia que se iba a dormir con miedo y angustia y que necesitaba urgentemente otra canción. Pero, ¿cómo poner en palabras y sonidos un intento de ayuda a quienes sufrían el abuso y la violencia? Parecía imposible cantar sobre una temática tan dolorosa. Al tiempo llegó un mensaje de la Licenciada Sabrina Medina, que es responsable de un programa de prevención en la UADER, alentándonos a componer una canción para trabajar en la prevención del abuso. Sentí que de alguna manera nos habíamos estado llamando, nos encontramos a hablar y ella me compartió mucha información, fundamentalmente charlamos sobre los principales ejes en los que se trabaja en prevención con niños y niñas: el tema del secreto, de la confianza, del ofrecimiento de ayuda. A medida que escribía la letra, Sabrina iba validando cada frase desde su mirada profesional y eso me dio la seguridad para incluirla en nuestro cuarto disco “¿Por qué por qué?”, editado en 2018. Para la letra usé un lenguaje sencillo, que comunicara de una manera tranquila, y compuse la música con ritmo de vidala, un género argentino de gran profundidad.
P: Un párrafo aparte merece el video, ¿nació a la par de la canción o después?
R: Desde que salió la canción, empezamos a recibir mensajes contándonos cómo “Hay secretos” empezaba a ayudar, empezaba a provocar cambios reales para nenas y nenes víctimas de abuso. Pero cuando en el 2019, subimos el videoclip, la canción en su formato audiovisual se viralizó enormemente. Fue difundida por muchos medios de comunicación y de esta manera llegó a muchas más escuelas, jardines y familias. El video fue realizado por “Bichofeo Animación”, con una sensibilidad y compromiso increíbles y potencia de una manera muy poética el mensaje de ayuda.
P:¿Qué sintieron cuándo supieron que ayudó a una niña a develar un caso de abuso sexual?
R: Cada vez que nos llega la noticia de alguna niña o niño a quien la canción pudo ayudar siento una suma de sensaciones. Por un lado, es infinitamente conmovedor, da alegría saber que “Hay secretos” puede ayudar a abrir esa caja de secretos terribles, pero por otro lado, confirma el hecho real de la enorme cantidad de abusos cometidos sobre las infancias y eso es tristísimo. En este caso particular de la niña de Zapala, fue conmocionante leer todo el relato y la referencia a la canción por parte de la jueza. Es la primera vez que leemos algo así. Creo que lo que hizo la jueza Carolina González fue, a través de su gesto, reconocer el valor del arte como posible transformador de su tiempo.
P: La jueza hizo que sonara el tema en la audiencia y eso también podría considerarse un acto pedagógico. La canción habla del rol de los adultos y adultas que creen esos relatos, ¿por qué los incluyeron?
R: Que la jueza hiciera escuchar la canción en la audiencia me pareció increíble. Creo que sí, es un hecho profundamente pedagógico pero sobre todo una intención humana de conmover al prójimo, de interpelarlo de una manera muy profunda. Estoy convencida de que una canción que conmuve es una canción poderosa, que puede iluminar lugares oscuros, desarmar las estructuras de todos los días y proponer mundos más justos. En el caso del abuso, los adultos juegan un rol crucial, ya que algunos son quienes violentan pero otros, quienes pueden y deben ofrecer ayuda y contención. La canción les canta tanto a unos como a otros. Buscando sensibilizar y tal vez generar un arrepentimiento en los primeros y recordándoles su rol protector y sensible a todos los demás. El bienestar de las infancias es responsabilidad de toda la sociedad. Todos los adultos somos de alguna manera responsables del sufrimiento de cualquier niña o cualquier niño.
P: El tema ¿ha circulado solo por escuelas o también en otros ámbitos?, ¿han conocido historias similares a las de Zapala?
R: Creo que la gran repercusión que tuvo “Hay secretos”, da cuenta de que era una canción enormemente necesaria. Mucha, muchísima gente quería que esa canción se difundiera, que llegara a cada rincón, que fuera al encuentro de quienes la estaban necesitando. Nos pasó incluso que una antropóloga brasileña se ofreció a ayudar con la traducción al portugués para que se difundiera en su país. Y de hecho, ya la grabamos en ese idioma y está circulando. “Hay secretos” empezó a usarse en el marco de la ESI en muchísimas escuelas y jardines, principalmente en Argentina y Uruguay pero también en otros países. Y llegaron gran cantidad de mensajes de docentes y directivos contando de casos concretos de nenas y nenes que a partir del contacto con la canción habían podido empezar a recibir ayuda. La canción se escucha en vecinales, centros de día, grupos de terapia. Nos escriben también adultos, mujeres y varones, que habían sido abusados en su niñez, diciendo que de alguna manera, esta canción los ayudaba a sanar a la distancia. Recuerdo especialmente el abrazo que me dio una mamá después de un concierto, diciéndome que ella hubiera necesitado escuchar una canción así cuando era chica, pero que me agradecía profundamente que su hija pudiera crecer protegida por “Hay secretos.”
Comentarios