Frutales en el jardín: consejos y cuidados
¿A quién no le gusta comerse las frutas de sus propios árboles? ¿Quién no sueña con salir al patio y probar frutas de estación?. Aquí, el ingeniero agrónomo Norberto Raffo, explica cómo hay que cuidar esos árboles y cuáles convienen para este clima.
Casi todos los árboles no frutales se pueden podar en invierno, pero para los frutales, cambia en cada caso.
Incorporar algunas especies frutales en nuestro jardín, no es una mala idea, pero es necesario asegurarnos antes no sólo de sus beneficios sino también de las consecuencias menos convenientes. Para eso debemos conocer cuáles son las plantas frutales más aconsejables para el jardín.
Un refugio para los que no tienen voz
Para ello, siempre es bienvenida la palabra experta del Ingeniero Agrónomo y Profesor Norberto Raffo, de Neuquén. “Además del valor estético y ornamental que brinda un árbol de esta naturaleza en el jardín, el cultivo de frutales da mucha satisfacción y nos permite tener especies cuyas frutas no se consiguen fácilmente en las fruterías y poder consumirlos en su punto óptimo de madurez”, describe Norberto Raffo a RÍO NEGRO.
Cuando queremos tener frutales en el jardín debemos tener algunos recaudos – aclara Raffo – porque el jardín difiere de la chacra en varios aspectos sobre todo porque en “nuestras ciudades, por estar dentro de una zona de producción frutícola, hay varias plagas, como carpocapsa (Cydia pomonella), que ataca frutales de pepita (manzana, pera, membrillo y también al nogal), o la grafolita (Grapholita molesta), que ataca a los frutales de carozo.
Según Raffo, estas plagas se manifiestan mayormente a mediados del verano, y por esta simple razón sugiere plantar frutales cuya maduración no pase de la primera quincena de enero, de lo contrario difícilmente podríamos cosechar frutos sanos, a menos que estemos aplicando productos insecticidas en forma periódica; y, menos aún si cultivamos orgánicamente, explica. Y añade: “Por eso descarto plantar en el jardín manzanos, perales, membrillos y nogales”.
El experto explica que los frutales necesitan suelos profundos, sueltos, libres de sales y no toleran una napa freática alta. “Por lo general plantamos los frutales sobre césped, donde el riego es a diario y superficial, entonces el frutal generará raíces superficiales que sufrirán el exceso de agua”, explicó Raffo. Lo más conveniente es plantarlos fuera de la carpeta verde, donde se pueda hacer un riego profundo y no diario (ideal riego por goteo).
El experto aconseja que antes debemos considerar el espacio disponible, los requerimientos de la especie, la resistencia al frío en nuestra zona, las necesidades de poda, el tipo de suelo y también la posibilidad del control de plagas y enfermedades.
“Almendros y damascos son los primeros en florecer; en segundo lugar, los cerezos y ciruelos japoneses; luego los ciruelos europeos; le siguen duraznos y pelones y por último los perales y manzanos”, señala. “Los cítricos florecen en primavera y verano y algunos llamados de cuatro estaciones, que tienen floraciones más largas”.
En cuanto a la plantación de frutales, generalmente se venden a raíz desnuda y es importante que, cuando los adquirimos, observar que tengan un buen sistema radicular – especifica el profesional – además de que no esté deshidratado, no tengan raíces rotas, además que el injerto esté bien consolidado.
Por otra parte, una vez elegido el lugar, el pozo de plantación debe ser generoso. El especialista aconseja que sea de 60 centímetros x 60 cm y 60 cm de profundidad. “Aflojar la tierra del fondo y agregar 2 paladas de compost o lombricompuesto, luego otra palada de tierra común sobre la que serán apoyadas las raíces”, explicó. Y añadió: “Debemos podar las raíces secas, rotas y repasar los cortes con tijera bien afilada y tratar de dejar la mayor cantidad de raíces posibles”.
En la parte aérea del frutal, Raffo recomienda despuntar a 60 u 80 cm, por encima del injerto y dejando 3 a 4 ramas laterales podadas a 2 yemas. El injerto debe quedar del lado de los vientos predominantes y a 10 – 15 cm por sobre el nivel de suelo. Una vez puesta la planta en el pozo con sus raíces bien distribuidas, se comienza a rellenar con un buen suelo, compactando levemente, para evitar bolsones de aire. También aconseja dejar una buena taza y realizar un riego profundo y observar que no se produzcan grietas, en caso de ser necesario rellenar.
Aparte de elegir variedades teniendo en cuenta la fecha de maduración y evitar ataques de grafolita y carpocapsa, un plan básico para eludir el uso de agroquímicos contaminantes que recomienda el Ingeniero Raffo es la aplicación en caída de hojas de polisulfuro de calcio y hacer una o dos aplicaciones, en invierno, de aceite emulsionable. “La aplicación de estos productos permite iniciar el ciclo primaveral con baja incidencia de plagas y enfermedades”, dice. En el caso de que aparezcan, como por ejemplo pulgón del brote en duraznos, aplicar jabón potásico, y en el caso de aparecer hongos, como oídio, Raffo aconseja utilizar caldo bordelés. En la aplicación de estos últimos productos es muy importante la repetición (3 a 4 veces) y realizar un buen mojado del follaje, especialmente en el envés.
En cuanto a la fertilización, hay que tener en cuenta la aplicación anual, preferentemente en otoño/invierno, de lombricompuesto, compost o guano bien descompuesto es suficiente para reponer los nutrientes que extrae la planta frutal, especifica el experto.
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Raffo pide tener la precaución de aplicarlo en la proyección de la copa, sobre el suelo, porque es ahí donde están las raíces que absorben el agua y los nutrientes. “De nada vale ponerlos alrededor del tronco”, acotó.
Los pájaros
Un gran problema para los frutales son los pájaros y dentro de ellos, cada vez más, las cotorras, explica Raffo. Para evitar pérdida de producción y poder consumir los frutos, en el punto óptimo de madurez es muy recomendable el uso de las mallas anti pájaros, que son plásticas, de fácil colocación y deberán ser puestas cuando el fruto ya haya cuajado, asegura.
Algunas especies aconsejables:
Cerezo (Prunusavium) Es uno de los más recomendables para un parque o jardín, porque además de la producción de frutos, se añade al aspecto ornamental, con una buena floración primaveral, buen colorido otoñal y su corteza invernal, afirma. “Debemos cultivar variedades auto fértiles (las variedades antiguas necesitaban polinización cruzada) y lógicamente deberán ser injertados”. En cuanto a la poda solo necesita una buena formación de la estructura en los primeros años y luego anualmente, una poda leve, indicó.
Damasco (Prunus armeniaca). Por su floración temprana funciona muy bien. Es poco exigente en suelos, pero es sensible a la compactación y exceso de humedad, produciendo por esta causa exudación o gomosis. Es una especie proclive al añerismo (años de mucha fructificación y otros de poca fructificación), por lo tanto, es importante el raleo de frutos cuando hay abundante cuaje. La poda tendrá como objetivo mantener los brotes cortos, favorecer la brotación de las yemas basales, esto requiere una poda de acorte cada 3 o 4 años.
Duraznos (Prunus pérsica) y pelones (Prunus pérsica varnectarina). Debe ser plantado en lugares con buena luminosidad y resiste hasta menos 10 grados centígrados. Son poco exigentes en suelos, pero mejor, si son sueltos y profundos. Raffo señala que existen buenas variedades de maduración en el mes de diciembre, difíciles de conseguir en su estado óptimo en las verdulerías, como el durazno chato de la china y algunos de pulpa blanca y jugosa. Por lo general, la poda se realiza en invierno y eliminando el 50 % de la madera anual. Las mejores fructificaciones se producen en brindillas bien desarrolladas, por lo contrario las cortas dan fruta de mala calidad y generalmente son las que debemos ralear.
Ciruelo europeo (Prunus domestica ) y ciruelo japonés (Prunus salicina). Si bien se adapta mejor a los climas fríos que el ciruelo japonés – el experto indica que maduran a fines del verano y aconseja para la ciudad, la variedad japonesa que, aunque florece un poco antes, la maduración se produce a principios del verano. La poda anual debe ser leve evitando podar ramas muy gruesas y conservando las ramificaciones cortas. No son exigentes en suelo y toleran suelos compactos y húmedos.
Manzano y peral, Raffo no aconseja incorporar este tipo de especies en el jardín, por ser difíciles de cultivar y por los problemas sanitarios.
Cítricos: Podemos cultivar limoneros, naranjos, mandarinos, pomelos, y los kumquat (más conocido como kinoto, pero el más grande). “Todas estas especies son sensibles a los fríos invernales y solo pueden ser cultivadas con éxito dentro de las islas de calor que generan las ciudades. Difícilmente prosperen en lugares periféricos fuera de la ciudad”, dice Raffo. Es importante, al momento de la plantación elegir lugares a pleno sol y reparados de los vientos fríos del suroeste además de ser protegidos en los primeros años, con coberturas o telas anti heladas. La época ideal para la plantación es a mediados de primavera, por ser plantas que vienen de zonas más templadas y de esta manera llegarían al invierno, con una mejor adaptación.
Con respecto al suelo son muy exigentes en materia orgánica y Ph levemente ácido, no tolerando el exceso de agua, por lo tanto, deben ser plantados en suelos profundos con buen drenaje e incorporar anualmente, a fin de invierno, sulfato de hierro, para mantener baja la acidez.
En el caso de los limoneros es muy importante comprar plantas de viveros certificados y libres de enfermedades, aconseja y en cuanto a la poda, se realiza una vez pasadas las heladas tardías y consiste en eliminar chupones, mantener la copa abierta y el acortamiento de las ramas del año anterior.
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