Frondizi-Frigerio,un tándem revolucionario

El 28 de este mes se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de Arturo Frondizi, quien fue uno de los más destacados políticos del siglo XX de la Argentina. Había nacido en 1908 en la localidad correntina de Paso de los Libres.

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Dirigente partidario, brillante legislador y tribuno, presidente de la República y, por sobre toda esa trayectoria, un estadista con enorme visión que gravita con su legado hasta el presente. Frondizi merece ser recordado como una figura ejemplar por su absoluta honestidad personal e intelectual, por su entrega generosa hacia los ideales que orientaron su conducta y por la grandeza de sus propuestas que, como dije, siguen en su mayor parte vigentes.

Frondizi fue un exponente del radicalismo yrigoyenista, movimiento al que se incorporó y dignificó con actitudes valientes; rechazó recibir su diploma y medalla de honor como abogado porque le iban a ser entregados por el dictador José Félix Uriburu, el golpista del 30.

Don Rogelio Frigerio, por su parte, nació el 2 de noviembre de 1914 en Capital y se cumple ahora el centenario de su llegada al mundo. La cercanía de las fechas de su natalicio me ofrece la oportunidad de hablar de ambos, de las ideas que compartieron y de su acción de gobierno. La calificación de estadistas le cabe a los dos, puesto que en ella reconocemos a aquellas personalidades superiores que, con una visión de futuro, marcan una época con sus actitudes, decisiones y trabajos.

Frondizi y Frigerio eran recibidos en Neuquén y en Río Negro (así como también en el resto de la Patagonia) como amigos y ciudadanos notables, y nunca dejaron de apoyar todas las iniciativas que conducían a mejorar la calidad de vida, a ampliar la actividad productiva, a construir infraestructura energética y de las comunicaciones, tanto terrestres como aéreas, de estas provincias.

El complejo de El Chocón se hizo con créditos de organismos internacionales que ellos comenzaron a gestionar. Ambos sostenían hasta el cansancio que la energía de nuestros ríos debía servir para alimentar una potente industria en la Patagonia.

Frondizi entabló una relación de amistad e intelectual con Rogelio Frigerio durante el peronismo proscripto. Este último se había dedicado con un grupo de leales, durante los años 40 y primeros 50, a estudiar detenidamente los principales problemas nacionales, buscándoles soluciones imaginativas, con fuerte rigor técnico y una visión integradora de la economía, la sociedad y la cultura argentinas.

Por su parte, Arturo Frondizi había ganado inmenso prestigio como autor de un libro exitoso: “Política y petróleo”, donde sostenía la necesidad de alcanzar la independencia energética fortaleciendo a YPF, la empresa creada por el general Mosconi. Frigerio argumentó que el objetivo era claramente el autoabastecimiento, pero que sólo con YPF no iba a alcanzarse en un país en expansión por falta de recursos técnicos y financieros.

El “programa desarrollista” fue llevado a la práctica desde el gobierno de Frondizi, entre 1958 y marzo de 1962, con la potente fuerza intelectual y capacidad de acción política de estos dos estadistas.

Años después, para explicar la convocatoria al capital extranjero para lograr el autoabastecimiento en el país, Frondizi dijo que no había tenido duda alguna: había elegido “lo que era mejor para el país” y había optado por llevar a la práctica la gestión que “permitió explotar recursos que existían y no eran extraídos hasta entonces con el ritmo que se requería”. Lo hicieron y en un plazo brevísimo lograron cancelar las importaciones de combustibles, consiguiendo el autoabastecimiento.

Como era de esperar, los ataques a Frondizi fueron implacables. A él y a Frigerio se los calumnió y afrentó de todas las formas posibles. Hubo que derrocar el gobierno desarrollista para que el país volviera a importar petróleo y beneficiar a quienes preferían suministrar hidrocarburos desde el exterior. Sin duda, el golpe contra Frondizi tuvo ese componente. Frigerio, en una comisión investigadora en el Congreso de la Nación, demostró, con argumentos, que con sus acciones se había beneficiado notablemente al país. Fue así que de acusado pasó a ser acusador.

La gestión de Frondizi, con el acompañamiento indispensable de Frigerio, se destacó también por un conjunto de logros: 10.000 kilómetros de caminos pavimentados, creación de la industria petroquímica, impulso decisivo a la siderurgia, instalación de empresas automotrices y de tractores, junto a nuevas compañías de tecnificación agraria, generación eléctrica, distribución federal de las inversiones, expansión de la metalmecánica, plan hidroenergético de avanzada, túnel subfluvial, etc.

El desarrollismo trabajó mucho y bien en ampliar la educación y favorecer la formación técnica, abriéndole la posibilidad a la existencia de las universidades privadas, además de promover un clima cultural muy favorable a la creación intelectual y artística.

Ambos estadistas querían que el enorme esfuerzo educativo que un país en expansión material y espiritual requería fuese obra de todos los que podían participar de ese esfuerzo, abriendo las compuertas del saber y capacitando millones de jóvenes argentinos deseosos de desempeñarse con éxito en su vida.

RICARDO ROJAS – Diputado MID en la Legislatura neuquina


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