Florencia Filadoro: “La vacuna da respiro, pero hay que saber administrar las expectativas”


Fernández intentó algunas “jugadas políticas” que impactaron en la opinión de las clases medias, como Vicentin, la reforma judicial o la quita de fondos a CABA.


Florencia Filadoro es especialista en comunicación política y vicepresidenta de la Asociación Argentina de Consultores Políticos.

El presidente Alberto Fernández enfrentó un cambiante 2020 respecto de su imagen política. La pandemia lo obligó a cambiar prioridades políticas y sumar la gestión de salud a la de la crisis económica. Para la analista Florencia Filadoro, rionegrina, especialista en comunicación política y directora de la consultora Reyes-Filadoro, la popularidad del presidente viene experimentando un previsible descenso desde los altísimos niveles al inicio de la cuarentena, de la mano del desgaste de la población por el largo encierro y sus negativas consecuencias económicas. Sin embargo, opina, aún mantiene aceptables niveles de aprobación, especialmente entre jóvenes y personas de menores recursos y será clave para el “plebiscito sobre su presidencia”, que serán las elecciones legislativas de 2021, su manejo del tema sanitario, con la aparición de las vacunas para el covid -19, consolidar una recuperación económica y el manejo de las tensiones internas dentro de su coalición.

Pregunta:¿Cómo evolucionó la imagen de AF en este año de pandemia?

Respuesta: Alberto Fernández asumió la presidencia con 48% de los votos. En marzo logró cerca de un 70% de imagen positiva debido a que la decisión de establecer una cuarentena estaba completamente alineada con las expectativas de la población. Con el pasar de los meses se profundizó la crisis económica que venía de arrastre desde el gobierno anterior. Como pasó en otros países, la “solución” argentina fue brindar algún tipo de ayuda estatal, en un país con 40% de pobreza. Los programas de asistencia social como IFE o ATP fueron de gran auxilio para una parte de la población. Pero para las clases medias únicamente contemplaron el congelamiento de las tarifas de servicios básicos.

En paralelo, la cuarentena se fue flexibilizando en un esquema un tanto extraño, ya que en la formalidad “seguíamos de cuarentena” pero en la realidad no. Entre septiembre y octubre, mientras en AMBA la crisis sanitaria mermaba, por primera vez el resto del país era impactado de lleno. En ese momento la intención del presidente era “despegarse” de los anuncios vinculados al covid, aunque no tuvo más remedio que volver a involucrarse cuando casi todo el territorio nacional estaba en alerta roja. Entre marzo y diciembre, Fernández intentó una serie de “jugadas políticas” que impactaron en la opinión de esas clases medias, como la estatización de Vicentin, la reforma judicial o la quita de fondos coparticipables a la Ciudad de Buenos Aires. Así, y aun a pesar de los efectos de las crisis económica y sanitaria, el apoyo del gobierno nacional sigue siendo importante, aunque con tendencia a la baja. Quienes más apoyan al gobierno son aquellos que más recibieron ayuda estatal: los jóvenes y quienes cuentan con menos recursos.

P:¿Hubo algún momento o evento que marcara un quiebre o punto de inflexión en la imagen?

R: Mantener el 70% de apoyo a nivel nacional desde marzo era una tarea casi imposible, esos valores se corresponden usualmente con situaciones totalmente excepcionales y por tiempo limitado. Por ejemplo, en Estados Unidos, según la consultora Gallup, George W. Bush llegó a tener casi 86% de aprobación en 2001 tras su reacción de atacar a Iraq luego del atentado de las Torres Gemelas. En nuestro país , el nivel de apoyo al gobierno de Fernández fue disminuyendo paulatinamente. La principal medida del gobierno (la cuarentena) fue generando un hartazgo general.

P:¿En qué medida la crisis económica causada por el covid -19 afectó el apoyo al gobierno?

R:Cuando asumió la presidencia Fernández, el país ya transitaba una crisis importante. La pandemia la aceleró y puso en jaque las cuentas nacionales, como en todos los países. El problema aquí es que la recuperación económica llegará mucho más tarde porque partimos de una crisis económica mayor. Si bien en parte la ciudadanía, el mercado y los acreedores esperan desde hace tiempo un “plan” para reactivar la economía, el gobierno nacional aún no lo ha mostrado. Quizás las obras públicas cumplan, una vez más, ese rol de reconstructoras y reactivadoras. Una vez “encaminada” la crisis sanitaria, aunque el equilibrio hoy sea precario, se espera que la economía pueda mostrar avances poco a poco.

P:¿Cómo se evalúa la gestión de la pandemia?

R:En marzo, el covid-19 era un virus desconocido y prevalecía la falta de información. Hecha esta salvedad, el Gobierno debió haber medido el nivel de cuarentena aplicada en la población, en especial entre quienes no viven en el AMBA. Quienes residen en el interior del país tuvieron que “esperar” cerca de seis meses en cuarentena para recibir las primeras olas fuertes del virus. Fueron seis meses de inmovilidad económica. Además, el Gobierno pretendió utilizar la herramienta más potente (la cuarentena) para proteger a los ciudadanos durante casi ocho meses en todo el territorio, en lugar de haber utilizado una “cuarentena administrada” dependiendo las zonas afectadas. Pareciera que solo en AMBA realmente hubo un fortalecimiento real del sistema sanitario, en especial el plan Detectar, clave para atacar el virus en los sectores más humildes. En este sentido, al analizar cuál fue la mejor política del gobierno nacional entre los bonaerenses el 23% respondió que fue “haber controlado la pandemia, especialmente en AMBA”, seguida de 19% que mencionó “haber brindado ayuda estatal a los sectores más vulnerables y a las empresas”. Por el contrario, para el 22% la parte negativa de este primer año de gestión fue “haber extendido demasiado la cuarentena, frenando la economía”. La vacuna viene a dar un respiro al gobierno y a la población, aunque sería ideal administrar mejor las expectativas. Implica un gran desafío conseguir vacunas en un contexto donde literalmente competimos con “todo” el mundo. También será un gran desafío distribuir y administrar las vacunas, ya que tienen requerimientos técnicos muy específicos. Será crucial realizar campañas de vacunación generando confianza, ya que existen dudas sobre esas vacunas. En noviembre el 41% de los bonaerenses indicaba que no se vacunarían, comparado con el 51% que sí lo haría, según la encuesta.

P:¿Qué deudas o tareas pendientes le quedan al gobierno?

R: Son encaminar la situación sanitaria (corto plazo) y la económica (mediano plazo). La elección del próximo año será una especie de “referéndum” para el gobierno. En el corto plazo, la primera prueba contundente será la promesa presidencial de vacunar a una parte de los argentinos entre finales de 2020 y principios de 2021. A su vez, en la medida en que la situación sanitaria se encamine, se espera que la economía también lo haga, aunque tomará más tiempo. En el frente interno del gobierno existen divisiones entre el kirchnerismo y el resto del peronismo (donde Sergio Massa adquiere un gran protagonismo), pero esas divisiones todavía no son lo suficientemente tensas. Las diferencias se acentuarán al momento de formar las listas de candidaturas y luego, muy posiblemente, aplaquen para afrontar el año electoral.

P: ¿Y a la oposición? ¿Se perfilan liderazgos?

La oposición se encuentra dividida entre los más “larretistas” o dialoguistas y los más “macristas” o halcones. La irrupción del ex presidente Macri de hace unos meses alentó esta división.

Por su parte, Horacio Rodríguez Larreta (HRL) supo capitalizar muy bien las conferencias de prensa sobre el Covid. En diciembre el 56% de los bonaerenses tiene una imagen positiva de él, compartiendo el primer puesto con el presidente Alberto Fernández.

Larreta logró mayor visibilidad en todo el territorio nacional y aumentó su apoyo en especial en el conurbano bonaerense. Llegó a lugares donde antes Juntos por el Cambio prácticamente no llegaba como la tercera sección electoral del Gran Buenos Aires, bastión peronista. Quizás ese liderazgo llegó demasiado temprano, en el sentido de que su figura es más “presidenciable” que para competir en las elecciones legislativas del próximo año.

Es importante recordar que no siempre una muy buena imagen se traduce en votos, para ello la ciudadanía debe ver ciertas características en los dirigentes para elegirlos en los cargos ejecutivos. Larreta no está lejos, pero aún le queda camino por andar.


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