Festejo virtual, recuerdos reales: «Pelusa» repasa la historia de la escuela 14 de Buena Parada
A sus 78, Pelusa revive los años felices como alumna y luego como docente en la Escuela N° 14 del barrio Buena Parada, de Río Colorado, que hoy celebra su 120 aniversario en medio de la pandemia. Ella vivió y estudió allí.
Los festejos de cumpleaños en circunstancias normales llevan semanas de preparaciones. Pero en esta época de pandemia, los aniversarios se vuelven virtuales.
En la jornada de hoy, sin su bullicio habitual, la Escuela Primaria Nº 14 de jornada extendida del barrio de Buena Parada, de Río Colorado, festejará sus 120 años en forma online.
Llevan varios días publicando imágenes antiguas que repasan momentos, y festejos de otros años, que fueron marcando la historia.
Para hoy sábado, además, decenas de exalumnos que pasaron dejarán sus recuerdos en videos.
De la centenaria institución se pueden escribir miles de historias y una de ellas la comparte María del Carmen “Pelusa”, quien fue alumna y docente.
Con 78 años, “Pelusa” está sola, y recluida en su casa, recuperándose de una complicada operación, cumpliendo estrictamente el aislamiento por la pandemia.
Cómodamente sentada en uno de los sillones, junto a una caja llenos de fotos, rememora una parte importante de su vida. Es que allí, en esa escuela que hoy cumple 120 años, ella fue primero alumna y luego regresó como maestra .
Después de pensarlo algunos días, “Pelusa” aceptó hablar con RÍO NEGRO, y repasar aquellos años que pasó en el barrio de Buena Parada.
Durante la charla, a “Pelusa” se le entrecorta la voz al repasar anécdotas o nombres de quienes en algún momento fueron sus compañeros de escuela o compañera de trabajo en la docencia.
Recuerda, por ejemplo, cuando su papá le enseñó a jugar al ajedrez. Y “como no había plata en casa, usamos los carreteles de madera de los hilos para hacer las 32 piezas del juego”.
Recuerda también cuando había fiestas patrias y todos iban al pueblo en las cajas de los camiones de los vecinos.
Además, “Pelusa” cuenta con un antecedente que pocos pueden igualar: terminó la primaria con solo 10 años y se recibió de maestra con 15. Difícil de pensar en estos tiempo.
“La escuela 14, fue mi primera casa, porque además de estudiar, con mis hermanas jugábamos en el patio, en la galería, alrededor de los eucaliptos. Con los compañeros de esa época, éramos todos amigos. En el barrio éramos una gran familia. En la escuela pasé gran parte de mi vida y cada vez que me tocó alejarme para seguir mis estudios o para continuar mi carrera de docente sentí un gran dolor. Conservo un gran amor y por eso cada vez que puedo me doy una vuelta por las calles del barrio”
Pelusa Germán
A mediados de 1945, con poco más de 3 años, Pelusa junto a su mamá Concepción Mangioni y sus hermanas Amanda Zulema, Bebí, y María Ernestina, Dolí, llegaron a Buena Parada desde Valcheta. Es que su papá, Armando Luis Germán era el director y único docente de la centenaria escuela, un edificio que también tenía la vivienda adonde ellos se mudaban.
Al comienzo del ciclo lectivo de año siguiente y con el permiso de su papa, Pelusa con 4 años, ingresó como “oyente”, junto a su hermana Doly que con 6 años iniciaba el primer grado.
Aunque solo participaba como “invitada”, Pelusa cumplía estrictamente con todos los deberes que se les pedía al resto de los alumnos.
“Fui una privilegiada de tener un papá director. Le pedí permiso para entrar a la única aula donde se daba clase a varios grados y me senté con todos los chicos, como si fuera una más del grupo. Hacía todas las actividades a la par del resto; me tomaban todas las evaluaciones y así aprendí a escribir y a leer”.
Al fin del ciclo, sus calificaciones le permitieron seguir con el grupo a primer grado superior (hoy es segundo grado) y la historia continuó hasta el año siguiente donde volvió a pasar de año (hoy tercer grado), aunque seguía sin figurar en los registros oficiales de la escuela, porque continuaba sin tener la edad suficiente para entrar a la escuela.
En esos tiempos, la escuela recibía inspecciones para verificar el desarrollo de las actividades y en una de las tantas revisiones el responsable de la época le tomó distintas pruebas para evaluarla. Allí le comunicaron que había superado cada una de las instancias y ahora, sí, oficialmente era alumna de la escuela, permitiéndole seguir en tercer grado y logrando terminar la primaria con solo 10 años.
Hacia el magisterio
Por su corta edad, el ingreso al secundario no fue fácil para Pelusa.
Su papá Germán debió enviar una nota de pedido de ingreso con las correspondientes documentaciones y certificaciones al Ministro de Educación de la Nación, Ernesto San Martín, quien autorizó la entrada a la escuela que hoy es la ESRN (Escuela Secundaria de Río Negro) Bernardo Houssay, con solo 11 años.
Luego, llegó la Revolución del 55 y a Germán “por cuestiones políticas lo dejan cesante del cargo de director”.
Como la carrera de docente no existía en ese tiempo en Río Colorado, pensaron en la opción de Bahía Blanca. Pero la economía familiar no permitía ese gasto.
Fue entonces que las “chicas” viajaron a la casa de los abuelos en Paraná en la provincia de Entre Ríos, para continuar con el cuarto año de la carrera y comenzar el camino de la docencia, en la Escuela normal José María Torres.
Otra vez, “Pelusa” con solo 14 años, tuvo que sortear algunos escollos para continuar con sus estudios.
Fue así que Don Germán debió viajar personalmente a Buenos Aires para volver a solicitar el ingreso al Ministerio de Educación de Nación quien después de analizar sus notas y la documentación, habilitó el ingreso.
Y así, con casi 15 años y una carrera de estudio impecable, empezó con las primeras prácticas como maestra en la escuela de Paraná. A fin de ese año, con el título en la mano, regresó a Río Colorado, para comenzar a ejercer la profesión.
Al año siguiente, con 16 años logró cumplir su sueño. Una suplencia en la escuela 91 “Granaderos de San Martín” en el barrio de Villa Mitre le permitió dar sus primeros pasos.
“Aun hoy todavía me acuerdo el susto que tenía al entrar a la escuela. Nunca me voy a olvidar las primeras palabras del director Asaro, mientras me acompañaba al aula donde estaban mis alumnos de segundo grado. Caminando por la galería me dijo: “Le voy a presentar a quienes van a ser sus alumnos, a quienes usted va a entregar a la sociedad y a la patria”. La verdad es que tenía muchos nervios por todo los que representaba estar al frente de los chicos. Y cuando abrió la puerta del aula, me dijo: “Acá están en sus manos quedan ellos”. Me corrió n frío por la espalda”, recuerda “Pelusa, y se le entrecorta la voz al repasar aquel momento.
Lo mismo le ocurre cuando revive el momento en que los pequeños, levantado la mano y con mucho respeto le decían: “Señorita Germán ¿cómo es esto?”. Y remarca que en todo momento estuvo cuidada y contenida por las otras “colegas” que eran mayores que ella.
En 1959, con 17 años, el camino de María como maestra continuó unos años en la Escuela del Viñedo Coronel Eugenio del Busto, el principal emprendimiento productivo que encaminó en sus inicios a Río Colorado.
Habían pasado 7 años desde que había egresado como alumna y en 1963 con la titularización de docente volvió donde comenzó su historia, a la escuela 14 de Buena Parada donde ejerció la profesión de maestra hasta fines de 1975.
Aunque los alumnos, docentes y vecinos que transitaron los queridos pasillos de la escuela no puedan celebrar como les gustaría, a través de las redes, todos comparten la emoción de haber estado allí. Como Pelusa que es parte de las maravillosas historias que se entretejen entre las paredes de las escuelas.
20 de junio:
un día para recordar
Coincidiendo con el Día de la Bandera, la Escuela Nº 14 del barrio Buena Parada de jornada extendida festeja hoy 20 de junio, 120 años de vida.
La escuela está emplazada en el centro de un barrio sufrido, donde algunos señalan que son olvidados por las autoridades de turno.
La escuela tiene más años que Río Colorado. Y esto se entiende porque antes de que se firmara el decreto del entonces presidente Julio Argentino Roca reconociendo a Buena Parada-Estación Río Colorado como pueblo, ya existía un asentamiento poblacional en el barrio Buena Parada. Incluso, vecinos de entonces habían hecho la solicitud de ser reconocidos como población estable en el año 1896.
El primer edificio de la Escuela Mixta N° 14 de Buena Parada, funcionó en un edificio de propiedad de Colombo Benini, que era alquilado por el Consejo Nacional de Educación y que el 29 de diciembre de 1914 cuando el derrumbe de las paredes de la laguna Cari Lauquen arrasó de manera intempestiva con el valle del río Colorado, se llevó docenas de casas y también a la escuela, que posteriormente fue levantada donde funciona actualmente.
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