Femicidio en Centenario: «Lucini se aprovechó de la confianza de la víctima»
La fiscalía fundamentó las razones para acusar por femicidio. Habló de la trampa que le tendieron a la víctima. Se trabaja sobre el móvil adelantado por este diario.
El único imputado y detenido por el femicidio de María Marta Toledo, Roberto Fabián Lucini, «actuó sobre seguro» porque «se aprovechó de la confianza de la víctima», afirmó el fiscal jefe Juan Agustín García. Ambos se conocían desde hacía mucho tiempo, ella era amiga de la esposa del acusado y hasta planearon negocios en sociedad. Por allí rondan las dos hipótesis del móvil, tal como adelantó Río Negro.
El grado de amistad era público, a tal punto que cuando la arquitecta desapareció, con una de las primeras personas que se comunicó su hermana Cecilia desde Córdoba fue con Lucini. Y el ahora detenido, sin decirle que había estado con ella, intentó desviar la investigación y le mandó una captura de teléfono con supuestas llamadas. Para la fiscalía, estaba sembrando pruebas falsas.
María fue asesinada el 29 de julio pasado, entre las 13.32 y las 14.30. Su cuerpo fue hallado el viernes 31 sumergido en un canal de riego en Centenario, a metros del río Neuquén. A Lucini lo detuvieron el domingo y desde el lunes está con prisión preventiva por 6 meses.
La fiscal María Eugenia Titanti explicó que, de acuerdo con la autopsia, la muerte se debió a dos fuertes golpes en la nuca con un elemento contundente. Es muy posible que haya utilizado el matafuegos de la camioneta del suegro de Lucini, en el que hay manchas de sangre.
La víctima no tiene ni una sola herida defensiva. El ataque la tomó por sorpresa: otra señal de la confianza que tenía en su agresor, quien le tendió una trampa al llevarla a Centenario con una excusa.
Relación asimétrica
Los fiscales García y Titanti, en la audiencia de formulación de cargos del lunes, encuadraron el caso como femicidio entre otros motivos porque Lucini hizo abuso de la relación asimétrica de fuerzas.
Dijeron que se aprovechó de la confianza de la víctima depositada en él; de su mayor contextura física; del contexto rural y desolado que eligió para cometer el femicidio, donde María no podía pedir auxilio; y es muy probable que haya comenzado la agresión cuando ella estaba de espaldas, porque «no le dio tiempo ni a poner los brazos para defenderse», dijo García.
Destacó además que, como en la mayoría de los femicidios, los golpes se concentraron en la zona del rostro y la cabeza. Además hay rastros de que intentó estrangularla.
Movimientos sospechosos
Después del femicidio, los movimientos del ahora imputado fueron sospechosos.
• En la camioneta Chevrolet S10 Country que le había pedido prestada a su suegro quedaron manchas de sangre humana en el piso y en el matafuegos.
• El vehículo le había sido entregado limpio y lo regresó con barro.
• Ocultó que había estado con la víctima el último día que la vieron con vida. Recién lo admitió después de que su propia esposa lo vio en la cámara de vigilancia del edificio donde vivía la arquitecta.
• Tapó una mentira con otra: dijo que la había pasado a buscar por unos planos, y que la había acercado a pagar el gas. La boleta de ese servicio había sido cancelada tres días antes por home banking.
El imputado y su defensor, Roberto Berenguer, niegan todos los cargos y pidieron la revisión de la prisión preventiva. Sólo admiten que el acusado pasó a buscar a la víctima por el edificio de Brown 745 en la camioneta, y la dejó a las pocas cuadras.
El posible móvil
El móvil, que la fiscalía trabaja con cautela, estaría vinculado con dos hipótesis tal como adelantó Río Negro.
Uno de ellos es una deuda comercial. Lucini le propuso comprar camionetas en un remate, pero Toledo tenía que poner el efectivo y él aportaba cheques. Su círculo de confianza le recomendó que no hiciera trato.
Entre las pocas pertenencias que hallaron junto al cadáver había un cheque, firmado por Lucini, por 127.000 pesos.
La relación cercana entre ambos podría ser el otro móvil.
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