Femicidio del Pichi Nahuel: la víctima había realizado denuncias por violencia familiar
Aún hay consternación entre los vecinos de la familia, luego de la muerte de Dora García. El hombre deberá cumplir con al menos tres meses de prisión preventiva.
“Me va a matar y nadie va a hacer nada”, le confió Dora García a su mejor amiga. La mujer que fue asesinada este martes le manifestó a Anahí (el nombre es ficticio) los hechos de violencia que sufría por parte de su hermano mellizo, hasta ahora señalado como el principal sospechoso del femicidio ocurrido el martes en el barrio Pichi Nahuel.
Por disposición judicial, el hombre cumplirá con al menos tres meses de prisión preventiva, luego de que se le formularan cargos por femicidio. La fiscalía solicitó esta carátula ya que consideró que se estaba “ante un homicidio doblemente calificado por mediar contexto de violencia de género y por el uso de arma de fuego”.
Fuentes oficiales indicaron que además de la agresión física, la víctima había sufrido heridas de arma blanca y luego fue ultimada con un disparo.
“La golpeaba, ella lo denunció innumerables veces y hasta llegó a intervenir el juzgado de Familia”, remarcó hoy la mujer entre lágrimas. El día del fatal desenlace Anahí y Dora habían acordado juntarse a tomar mates; sin embargo, el encuentro nunca se pudo concretar.
Esta mañana, las personas que habitan el barrio seguían conmovidas por el terrible hecho que sacudió al Pichi Nahuel. Los más cercanos a la familia manifestaron estar consternados por la noticia, y recordaron a Dora, la mujer de 57 años, como una persona alegre, a la que le gustaba conversar con los vecinos y quien no escatimaba demostrar empatía por el otro. Confiaron que estaba bajo tratamiento con especialistas del hospital local y que también era insulinodependiente, al igual que su madre.
Varios de ellos sabían que existía una relación conflictiva entre los hermanos mellizos pero no imaginaron que la presencia de un móvil policial en la calle O´Higgins al 900 podía estar relacionada a un femicidio. “Estamos sorprendidos”, expresaron Carmen Durán y Julio Mora, vecinos de la víctima. “Mi nieta pensó que se trataba de un robo”, agregó la mujer.
Por su parte, Anahí sabía del temor que tenía su amiga. En reiteradas oportunidades iba a su casa para contarle que era víctima del maltrato de su hermano, tanto físico como psicológico. Detalló que la mala relación tenía una data de cinco años, desde el fallecimiento de su padre. Ellos junto a su madre de 80 años, vivían en la casa de calle O´Higgins.
El martes por la noche, luego del terrible hecho, el fiscal Pezzetta, indicó que la víctima había realizado “mínimo, dos denuncias” -en el marco de la Ley 3040 de Violencia Familiar pero no tramitaron en el fuero penal-.
Según relataron fuentes relacionadas a la investigación, la pelea entre los hermanos fue subiendo de tono hasta que el varón comenzó a golpearla. Luego buscó una escopeta y disparó contra ella. Un vecino escuchó la pelea y la explosión del arma, y decidió llamar a la Policía. Al llegar el personal policial, el principal sospechoso levantó las manos y se entregó.
Horas despúes, Anahí relató que fue a ese domicilio donde llegó una exclusión del hogar para el hermano mellizo debido ya que había intervenido el juzgado de Familia. “Le entregaron el escrito a Dora pero la asistente social le dijo que no sea ella quien se lo entregue y que la devuelva al juzgado. Ella tenía la intención de hacer todos los trámites de nuevo en la justicia pero calculaba que le iba a llevar unos 11 días”, confió la amiga y agregó entre lágrimas: “Una vez me dijo ‘este hijo de puta me va a matar y nadie va a hacer nada’”.
El sistema judicial ya había intervenido en el caso
El femicidio del barrio Pichi Nahuel causó conmoción en el Poder Judicial, aseguraron las fuentes consultadas. En el juzgado de Familia estaban al tanto de los “problemas domésticos o de convivencia” que se generaban en la vivienda de los hermanos García.
Se supo que en muchas oportunidades la madre trató de componer los vínculos entre sus hijos, aunque este deseo no prosperó. Finalmente, el martes a la noche, Dora fue víctima de un disparo de una escopeta calibre 16, en su vivienda ubicada en la calle O´Higgins 931.
Fuentes relacionadas al caso explicaron que “ella no quería que ninguno se fuera de la casa, a pesar de que se inclinaba más por el (hijo) varón porque ocupaba el lugar de su padre”. Según confiaron a este medio, la familia comenzó a transitar algunos problemas a raíz de las discusiones que se generaban por la distribución de los bienes de la herencia y la permanencia de uno, o de todos, en la casa familiar.
Las denuncias iniciales, enmarcadas en la Ley 3040 de Violencia Familiar, se realizaron en enero y febrero ante el Juzgado de Paz. “No fueron cuestiones graves, sino problemas de convivencia originados también por la posesión de los bienes que había dejado el padre”, informaron los profesionales que intervinieron.
Tiempo después, el expediente pasó al Juzgado de Familia N°7 de esta ciudad. Los dos hermanos, cada uno por su parte, tuvieron que designar abogado. Se supo que en el caso intervino el Juzgado de Paz, el Juzgado de Familia y los profesionales de los equipos interdisciplinarios: trabajadores sociales, psicólogos y los demás organismos del Estado.
En las primeras audiencias, informaron, los hermanos García arribaron a un “acuerdo de convivencia”, que no prosperaba teniendo en cuenta la información aportada por fuentes judiciales y por los testimonio aportados ayer por los vecinos.
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