Fantasías vs. lo que realmente importa

Por Italo Pisani

El gremialista petrolero y exsenador Guillermo Pereyra involucró al Río Negro, y en particular al periodista que esto escribe, en una maniobra delictiva. Le adjudica al diario formar parte una trama nacional de espionaje y de integrar un equipo extorsivo para perseguirlo.

En ese contexto, anuncia que será querellante en la causa sobre presunto espionaje ilegal durante el anterior gobierno nacional. Pereyra se dice envuelto en una maniobra de “inventos de causas y espionaje y extorsión” de la que hace responsable al gobierno de Mauricio Macri y en la que me mezcla con la exministra Patricia Bullrich, un fiscal neuquino que no nombra y la exdiputada Elisa Carrió, entre otros. El gremialista ya había hecho esta denuncia/ensalada en diciembre del año pasado cuando vinculó “a periodistas del Río Negro con los servicios de inteligencia paralelos del gobierno de Mauricio Macri, cuyo presunto cabecilla es el procesado fiscal Carlos Stornelli”. Ahora logró tribuna nacional vía el canal de noticias de Cristóbal López. Estos disparates vinieron precedidos también por su denuncia de que este periodista recibía dinero de YPF para las investigaciones, difamación de la cual luego tuvo que retractarse.

Más allá de golpes de efecto y victimizaciones de Pereyra, lo que importa realmente es saber:

• Por qué la Justicia (la neuquina y la federal), luego de más de tres años de la investigación de Río Negro sobre el clan Pereyra, no ha llegado aún a ningún resultado. Este diario investigó profusamente cómo él, algunos empresarios y políticos, vinculados estrechamente entre sí y con suficiente poder e influencia, participaron de cuanto nicho económico existe alrededor de la actividad hidrocarburífera y lograron direccionar los negocios hacia determinadas empresas, en gran medida YPF. En la serie de informes “El jeque petrolero” se revelaron, por ejemplo, las múltiples sociedades creadas por familiares de Pereyra (su exesposa y sus hijos), orientadas al transporte, la salud, las cobranzas, el control ambiental y la publicidad, entre otras.

Por qué no dice Pereyra quién fue el “alto funcionario nacional” que lo advirtió del allanamiento que se produciría tras la investigación que hicimos de una maniobra de triangulación de servicios usada por el sindicato para sostener salarios de la cúpula gremial, causa de la cual terminó sobreseído el gremialista.

Por qué tampoco dice quién es el fiscal neuquino que “recibió órdenes de la exministra Patricia Bullrich para procesarlo”. Esta y la anterior aseveración son suficientemente graves como para que desde la Justicia misma se inicie una investigación de oficio.

Estas son las cosas importantes. Lo demás, fantasía calumniante y nada creativa.


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