Vuelve a correr el K42 en La Angostura: en su mejor momento deportivo le diagnosticaron cáncer
La historia del deportista de elite Antonio Poblete fue elegida como la más inspiradora para el Campeonato Sudamericano de Montaña y Trail que se realizará en noviembre próximo. En primera persona comparte cómo superar escollos difíciles que nos plantea la vida.
– Por Oscar Aliaga, especial para RÍO NEGRO.
En su mejor momento deportivo le diagnosticaron cáncer; no se dio por vencido y a poco de terminar su tratamiento de quimioterapia ya tiene pensado volver a correr en las montañas.
En el ambiente del atletismo nacional y patagónico es uno de los deportistas más querido por su forma de ser, ética y sentido de la camaradería.
Antonio Poblete nació un 8 de febrero de 1988 en El Nihuil, un pequeño pueblo de 800 habitantes en Mendoza. Es el menor de la familia, tiene 3 hermanas mayores -liana, Gabriela y Adriana-. Su papá Antonio es plomero de profesión y su mamá es Rosa Anzoategui. Es papá de Valentino y Matilda.
Corrió toda su vida hasta convertirse en un atleta de elite que lo llevó a integrar la Selección Argentina de Atletismo donde se posicionó como uno de los mejores corredores del país.
En su mejor momento deportivo, un dolor agudo en la panza lo dejó tirado. En mayo de 2023,entrenando en la altura de Cachi, Salta, Antonio transitaba su pretemporada cuando comenzó todo. Un fuerte dolor de panza fue el comienzo de todo. Al poco tiempo estaba doblado del dolor. No solo no podía correr, no podía estar parado.
“¿Qué tengo?, ¿qué me pasa?”, se preguntaba. “No tenía fuerzas, aún así seguía entrenando pero me sentía mal”, reconoce hoy. De regreso en su ciudad fue al médico. Pensó que tenía que ver con su celiaquía o con su intolerancia a la lactosa. Perdió mucho peso y los estudios le diagnosticaron cáncer. El informe médico decía: adenocarcinoma semidiferenciado del colon. Luego vino una intervención quirúrgica de urgencia.
De este modo, Antonio se preparaba para su nuevo y mayor desafío; tras la operación vino la quimioterapia recomendada.
Cuando esto ocurrió solo le preocupaba que no podría correr por un buen tiempo.
El relato de Antonio
“No podía seguir, seguía con muchos dolores, no podía comer, no podía tomar nada que me caía mal. No podía dormir, no podía vivir prácticamente y por los dolores que tenía ya me daban calmante y demás. Me hicieron una biopsia y me encontraron el tumor, como que venía desde afuera hacia adentro y me había obstruido el 95% del intestino”, comenta el entrevistado a “Río Negro”.
El tumor también le había tomado parte de la vejiga.
La operación fue más que compleja.
“Una vez que me pude parar empecé a caminar: lo hacía todos los días. Creo que fue como al tercer día que me paré de la camilla y siempre yo decía que quería recuperarme para volver a correr y todo el mundo me miraba como diciendo “ya estás flaco, no jodas más”. En realidad no me importa si no vuelvo a competir; lo que quiero es volver a correr”,comparte en voz alta.
Volver a empezar
Tres meses después de la operación, Antonio retomó sus entrenamientos, lo hizo incluso cuando aún estaba con quimioterapia.
“¿Si estoy loco? Puede ser”. Así empezó a soñar con su regreso, buscando una carrera que lo motivara y que lo haga sentir eso inexplicable que le hace correr. Ese sueño se hará realidad en noviembre próximo por las montañas de Villa La Angostura cuando se coloque el dorsal del K42.
En Nihuil, está la escuela Florencio E. Casale donde Antonio estudió. Dice que se crió como cualquier chico de pueblo. A los 11 años empezó a correr viendo las grandes actividades que se desarrollaban en su pueblo.
Se apasionó tanto que lo único que podía hacer en ese momento era correr. “Corría 3, 4 kilómetros de ida y 3, 4 kilómetros de vuelta hacia un lugar donde tenía mi trabajo, que era jardinero. Y lo hacía a veces dos o tres veces al día porque iba y volvía y volvía varias veces”.
De ahí en más, soñaba muchísimo con correr y querer competir en distintas carreras. Se puso objetivos y llegaron las competencias juveniles y los binacionales.
Hasta que se fue a vivir a San Rafael, lugar actual de residencia. En ese entonces empezó a vincularse con otros atletas y a correr para el club FC Max. Hasta que al fin le tocó el turno de debutar en un medio maratón. Fue en La Pampa y Antonio tenía 18 años.
“Una vez al mes viajaba a la ciudad de San Rafael a buscar una revista de atletismo argentino, así me informaba también de las competencias y los resultados de distintos corredores que seguía”.
Tiempo después conocería a su primer entrenador, Cristian Mohamed que lo entrenaba a distancia.
“Yo vivía acá en el pueblo, recuerdo que tenía un teléfono público y lo llamaba una vez por semana y me pasaba los entrenamientos donde los escribía en una libretita”.
Amor por la montaña
Mientras el tiempo pasaba, Poblete compitió en carreras de calle, en pista y en los cross. Pero siempre hubo un amor que no pudo soltar. Correr en montaña. Cómo olvidar cuando participó en el K-42 de 2016 o en el Campeonato Mundial de Premána en Italia en 2017.
Cuentan que un día le hizo una promesa a su amigo de la infancia, “el Brian”. “Alguna vez me voy a ir a correr el Maratón de París, dijo Antonio, ¿Qué vas a ir? le dijo “el Brian”. Pero no fue en tono de burla sino en modo fraterno que tienen los niños que sueñan.
Antonio corrió primero el Maratón de Buenos Aires, después el de París, y lo que vino luego fue una trayectoria deportiva maratónica llena de éxitos. Llegó a ser medalla de plata en el Iberoamericano de Alicante en 2022.
“Ahora no me frena nadie”, pensó y sintió Antonio, hasta que llegó ese momento de encontrarse frente a frente con el cáncer.
La carrera continua y va ganando. Su fuerza de voluntad y el acompañamiento de sus hijos y familia son fundamentales para vencer esta enfermedad.
“A veces y en contadas ocasiones puedo estar sin correr, lo que no puedo es dejar de sonreír, y eso para mí es más fácil si estoy corriendo”.
Regreso a la montaña
Ya está entrenando con vista al Campeonato Sudamericano de Montaña y Trail en K42 de La Angostura, donde Antonio debutó en 2016 corriendo entre los mejores del mundo y en donde comenzó a dar forma a su figura internacional.
“El K42 no es solo una carrera, es una experiencia de vida. Correr en La Angostura, rodeado de la imponente belleza de la Patagonia, es la mejor forma de sentirme vivo otra vez y de celebrar esta segunda oportunidad que me ha dado la vida,” dijo tiempo atrás.
La competencia que tendrá lugar entre el 8 y 10 de noviembre, organizada por Patagonia Eventos, que ha elegido su historia como modelo para superar nuestros propios desafíos personales.
La conocidísima psicoterapeuta francesa Marie Lise Labonté afirma siempre que “en un segundo todo puede cambiar nuestras vidas: no controlamos nada”.
“Uno casi siempre puede superar un trauma. Lo esencial es reconocer las fuerzas instintivas que entran en acción antes, durante y después de ese hecho que nos desacomoda la vida como un tsunami”, afirma.
“Hay que estar atento siempre a los mensajes del inconsciente. Escuchar los sueños, concedernos durante el día momentos de distensión y hacer también cosas que nos lleven al hemisferio dercho del cerebro: cosas creativas que le permitan aflorar. No hay que perder contacto con el mundo interior”. Antonio nos dio una clase en este sentido.
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