Esto le ocurre a tu cuerpo cuando estás enamorado: los millennials lideran la satisfacción en el amor

Los mecanismos detrás de la pasión comienzan con la activación de partes muy primitivas del sistema de recompensa del cerebro. ¿Existe el amor a primera vista? ¿Cuáles son los beneficios del amor para la salud, según especialistas?

Sí, la pasión nos cambia la cabeza. Lo que mucha gente no sabe es que esto es tan antiguo como la vida humana en la Tierra. Al fin y al cabo, sólo hemos llegado hasta acá gracias a nuestra capacidad de interactuar con otros para vivir, crecer y reproducirnos.

Como somos seres sociales, el amor se considera una necesidad biológica originaria, tan básica como comer cuando tenemos hambre, o beber cuando tenemos sed. En el caso de la pasión, clasificada por los expertos como un tipo de amor, se manifiesta a través de una intensa excitación emocional y sexual.

Capaz de promover mucho placer y también mucho estrés, este sentimiento puede ser el primer paso hacia la formación de un vínculo amoroso que nos estructura, fundamenta y edifica, porque nos da la sensación de una vida plena que contrasta nuestra finitud.

Los millennials lideran con un 67% de satisfacción en el amor. Entre la generación X, la tasa es del 61%. El 59% de las personas de la generación Z y boomers se declaran felices en el amor.

India (76%), México (76%) y China (76%) lideran el ranking de los más felices con su vida sexual y amorosa. Corea del Sur (45%) y Japón (37%) son los menos satisfechos. El 83% de las personas casadas o en unión libre son felices en sus relaciones. Los datos son de Ipsos.


Cómo reacciona el cuerpo ante la pasión amorosa


Los mecanismos detrás de la pasión comienzan con la activación de partes muy primitivas del sistema de recompensa del cerebro (sistema límbico y núcleo accumbens), para luego avanzar a otras áreas que desencadenarán una serie de respuestas, que los científicos clasifican en tres fases bien diferenciadas:

– Deseo sexual

– Atracción

– Afecto


Percibís el cuerpo del otro como un imán


Al encontrarse con una determinada persona, el interés por ella se manifiesta intensamente a través del deseo sexual. Lo único que se espera es dejarse seducir o seducir mediante estrategias cuidadosamente pensadas. Estas sensaciones se activan mediante la secreción de hormonas como la testosterona (hombres) y el estrógeno (mujeres).

Este proceso está presente en diferentes especies y se cree que es una actividad básica que permite la transmisión de genes. En esta fase inicial predominan los componentes eróticos de la atracción.

Datos de la psicología conductual aclaran que estas manifestaciones se identifican con lo que conocemos como “amor a primera vista”, una atracción que se basa únicamente en información sensorial visual, táctil, auditiva, gustativa, olfativa, etc.


Sentís que vivís en una isla


Cuando surge la pasión, la vida parece detenerse. Lo que realmente importa es la presencia de la otra persona. Estos comportamientos son el resultado de un cóctel químico cuyos ingredientes principales son la dopamina, la serotonina, la noradrenalina y el cortisol.

Dopamina: se relaciona con la motivación y la recompensa. Ayuda a concentrarse para alcanzar metas e incluso a fantasear con ellas. El neurotransmisor también provoca un mayor interés por cosas nuevas, es decir, la persona que le gusta se convierte en la persona más querida, especial y única. Bajo este efecto hormonal, los posibles defectos son completamente ignorados, o sea, el amor es ciego.

Serotonina: aquí los resultados de los estudios no son consistentes. Se cree que en las primeras etapas de la pasión sus niveles bajan. Los niveles bajos de serotonina están asociados con el trastorno obsesivo-compulsivo y los pensamientos obsesivos. Esto explica ese deseo de enviar mensajes todo el tiempo y la expectativa de que las respuestas lleguen cada fracción de segundo.

Noradrenalina y cortisol: el cuerpo está en estado de alerta todo el tiempo. Y esta es la acción de estos neurotransmisores: el corazón late fuerte, el hambre desaparece y también el sueño, hay que estar concentrado porque no hay tiempo que perder.


Querés ser feliz para siempre


Las intensas emociones y sentimientos vividos durante los primeros momentos de pasión pueden definirse como un tipo de estrés.

Como no sería posible mantener este estado durante largos períodos, se estima que después de unos 4 años los niveles de dopamina bajan. Hubo tiempo suficiente para acceder a otros elementos de cada uno, es decir, preferencias de comportamiento y posibles aversiones.

En las condiciones adecuadas, la pasión evoluciona hacia un vínculo en el que están presentes el amor erótico (pasión), el compañerismo y sentimientos de respeto, entrega y benevolencia que se asocian a relaciones amorosas duraderas.

Los cambios en esta fase que contribuyen a una conexión más profunda entre la pareja están mediados por las siguientes hormonas:

Oxitocina: el neuropéptido está presente en los grandes mamíferos y tiene acción reproductiva, ayudando a expulsar al feto del útero, estimulando la leche materna y el vínculo entre madre y bebé. Su secreción se estimula durante la actividad sexual, reforzando el vínculo entre la pareja.

Vasopresina: también un neuropéptido, estimula la retención de agua y la concentración de orina durante la deshidratación.

Juntas, están más disponibles en el cerebro para regular el comportamiento amoroso de padres y madres hacia sus hijos, pero la oxitocina tiene su cara B: se asocia a conductas de apego, dependencia y celos.


¿Se puede ser feliz con otro tipo de pasión?


Sí, se puede, pero es diferente. Dedicarse a un proyecto, una causa o una actividad que dé placer puede motivar y traer alegría y satisfacción, pero los expertos consultados coinciden: enamorarse de una persona implica otros componentes.

En estas situaciones, el sistema de recompensa del cerebro no puede contar con la acción de la testosterona y los estrógenos, ni con la interacción entre la oxitocina y la vasopresina, que ayudan a fortalecer los vínculos y la complicidad.

Las relaciones amorosas inspiran todavía un deseo de continuidad, de construcción orientada al futuro, que ni siquiera la relación entre padres e hijos admite. En estos casos, si todo va bien, la separación es segura porque podrán vivir independientemente.


Beneficios para la salud de tener pareja


La literatura médica ya ha identificado los efectos sobre la salud de estar en una relación. Cuando son positivas pueden presentarse conductas que mejoren las siguientes condiciones:

– Calidad de sueño

– Práctica de ejercicios físicos.

– Adoptar una dieta saludable

– Reducción de la aparición de inflamación.

– Mejora de las defensas del organismo.

– Reducción de estrés

La mejora generalizada del estilo de vida puede redundar en una reducción del riesgo de enfermedades como la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes, lo que contribuye a reducir el riesgo de muerte prematura, es decir, quien ama, vive más tiempo.

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Referencias:

APA (Asociación Americana de Psicología)

Ipsos: Pesquisa Global Love Life Satisfaction’, 2024.

Kiecolt-Glaser JK, Wilson SJ. Lovesick: How Couples’ Relationships Influence Health. Annu Rev Clin Psychol. 2017.Disponible en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5549103/

Carter CS, Porges SW. The biochemistry of love: an oxytocin hypothesis. EMBO Rep. 2013. Disponible en:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3537144/

Fuentes:

Ana Suy Sesarino Kuss, psicoanalista, profesora de posgrado de la PUC-PR (Brasil), doctora en investigación y psicoanálisis clínico, magíster en psicología, especialista en psicología clínica (enfoque psicoanalítico); Talísia Vianez, neuróloga del Instituto Senescer y del Hospital Universitario Getulio Vargas de la Ufam (Universidad Federal de Amazonas), que forma parte de la red Ebserh (Empresa Brasileña de Servicios Hospitalarios), magíster en ciencias de la salud de la Ufam; Gabriela Serafim Michelin, psicóloga clínica analítico-conductual, jefa del equipo de psicología del Servicio de Psiquiatría y Neuropsicología del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto de la USP; y Talísia Vianez, neuróloga del Instituto Senescer y del Hospital Universitario Getulio Vargas de la Universidad Federal del Amazonas (Brasil). También tiene una maestría en ciencias de la salud de la misma institución.


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