Tamara, desde su consultorio, atiende a pacientes presenciales y online.
Estar bien

Nutrición: el secreto de cambiar hábitos está en el acompañamiento, no en las restricciones

Cada proceso lleva su tiempo. Algunos logran sus objetivos solos, otros necesitan alguien a la par. “Me gusta acompañar, soy responsable, métodica y empática”, Tamara Lareu, nutricionista.  

¿Quién no ha pasado alguna vez por el consultorio de un nutricionista? Recuerdo que hace 20 años atrás los profesionales hacían hincapié en: está prohibido esto y aquello, vas a empezar con un bife y una ensalada, nada de dulces… y así una lista interminable de tips imposibles de respetar. La buena noticia es que esa forma, para mí en particular, de tortura cambió y lo hizo para bien.

Actualmente arrancar con un plan de mejor alimentación incorporando hábitos saludables y ejercicios, ha cambiado la forma de razonar tanto del profesional como del paciente. Las palabras “prohibido” y “dieta” ya no existen. Hoy, más que nunca, la tarea del nutricionista es la de acompañar en todo ese proceso de estar mejor. El compromiso va más allá de una simple receta o indicación.

Hace 20 años que soy nutricionista. Pasé por muchas áreas de la nutrición desde lo que es netamente asistencial, tanto en hospital como en consultorio, hasta la parte de comunicación en salud y educación a pacientes y profesionales. Actualmente coordino el área de nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires. Estoy acostumbrada a trabajar de forma interdisciplinaria, en simultáneo dentro del mismo espacio con otros profesionales, esa es mi formación. En estos últimos 10 años trabajo con familias”, contó Tamara Lareu, licenciada en Nutrición (MN 4331).

Tamara y su familia son oriundas de la provincia de Buenos Aires. Durante la pandemia el más pequeño de sus hijos nació en forma prematura. La situación fue compleja, contó Tamara, por lo que decidieron cambiar la calidad de vida “sobre todo por los chicos y nos instalamos en Bariloche”. “Desde acá sigo con el trabajo en el hospital Italiano, además de hacer consultas online. Viví 40 años en Buenos Aires, al igual que mi marido. Él siempre amó la montaña, viene desde los 16 años y me dijo ‘¿por qué no Bariloche?’. Se complotó con nuestro hijo más grande, que no tenía más de 4 años y nos vinimos para la cordillera. Fue una buena decisión”, confesó entre risas la profesional.

Los pacientes, para mí, no mienten. Sí, me parece que tienen enormes dificultades para cambiar, ya que todos tienen diferentes aspectos de su vida».

Tamara Lareu, licenciada en Nutrición (MN 4331).

Abrió consultorio en la ciudad lacustre de la cordillera. “El abordaje familiar me parece clave, poder tener una mirada más integral de una problemática que es familiar. Lo que hago con mis pacientes es proponerles una escucha activa, ampliada. Básicamente escucho o pregunto primero cuáles son las posibilidades de cambio que tienen. Todo esto es en relación al contexto, laboral, familiar o social que tengan. Sin ese espacio definido es imposible trabajar. Porque por más que la persona venga sola, la familia tiene que estar, vivan o no juntas. Si no pueden concurrir todos a la consulta, se turnan. A veces llegan personas solas, pero siempre sugiero que alguien los acompañe”, agregó.

“El entorno ofrece otras miradas de otras posibilidades de intervención. Los pacientes, para mí, no mienten. Sí, me parece que tienen enormes dificultades para cambiar, ya que todos tienen diferentes aspectos de su vida. A mí me toca la alimentación y movimiento. Y cuando viene otra persona a acompañarlos, brinda como otra mirada de la situación, no vienen a ‘alcahuetearlos’. Eso me amplia el panorama para poder trabajar mejor”, explicó Tamara.

“Desde mi experiencia, el paciente, va mucho mejor cuando viene acompañado y sobre todo si es la familia. Si la familia no acompaña tiene menos probabilidad de éxito”, sentenció.

Acompañar procesos:


“En relación de la posibilidad de cada persona o familia, les planteo una transición desde este lugar hacia donde quiere llegar, pero muy de a poco. Nunca cambios bruscos, siempre con lo posible porque muchas veces lo posible no es lo que alguna vez lograron. A veces una persona dice lo que entrenaba cuando tenía 25 o 30 años y ahora con 50, la vida le cambió o porque tiene hijos o más trabajo. Lo bueno es poder correrse de eso, encontrar un nuevo objetivo y trabajar de a poco con distintas estrategias”, dijo.

En la cordillera, Tamara ofrece talleres participativos a sus pacientes.

“Cómo lo vas a hacer, en cuánto tiempo, de qué forma, si vas a pedir o vas a necesitar ayuda, de quién sería: la casa, el entorno laboral… Hay gente que necesita que le avisen a qué hora comer. Esas ayudas pueden ser externas con dispositivos móviles, alarmas, aplicaciones y otros prefieren oír de alguien el llamado. Aquí es la persona la que decide qué quiere cambiar y qué no. Puede decir ‘hasta acá llego’ y seguro se siente bien como está, incluso los análisis le dan bien, pero quizás sigan teniendo sobrepeso. Y cambiaron. Hacen mucha más actividad física, pero para los parámetros de salud les sigue faltando. La cosa es que cuando se los presiona más, la gente suelta. Es preferible poder sostener los cambios, poder aprehender de esos cambios que logró. Ese paciente ganó en salud y en calidad de vida”, reafirma la nutricionista.

La actividad física es la base para poder hacer los cambios alimentarios. “Una persona que está desvinculada con su cuerpo, es muy difícil que pueda comer en forma saludable. Tal vez lo hace un tiempo, pero no puede sostenerlo a largo plazo. Y lo ideal es que busque una actividad física placentera y no por obligación. Cuando empieza a disfrutar del movimiento es cuando siente que se hace hábito y se da cuenta de eso porque el día que no pudo ir a su clase (de lo que sea), la extraña y la replanifica. Esto puede llevar tiempo porque es todo un descubrimiento”, apuntó.

“Ahí está el acompañamiento, mi trabajo. Cómo ver, redescubrir y encontrar las posibilidades. Son cambios en la alimentación a través de la organización: de lo que se compra, armamos menúes en conjunto, lo que les gusta o lo que pueden comprar, todo se hace dentro de la consulta. Y no abrumar al paciente con tanta información”, concluyó Tamara.


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