Muy personal | Juan Pablo Iozzia: «No renunciaré al ritual del mate y subirme a la ruta a viajar»
Comunicador, periodista, locutor y conductor de radio. Vive en Neuquén. Generoso como siempre, comparte su agenda de preferencias, gustos y recomendados.
Comunicador, periodista, locutor y conductor de radio. Comunicador social apasionado por contar historias. Desde Neuquén, Juan Pablo Iozzia irradia y comparte su energía, entusiasmo y contenidos. Los viajes figuran entre sus grandes pasiones. Los amigos, las comidas, el fútbol y la música rankean entre sus preferencias.
LEO:
Muy variado. Últimamente me interesa leer sobre neurociencia, así que estuve leyendo sobre eso, pero también me gusta sumergirme en algo de narrativa y artículos periodísticos que me ayuden a reflexionar. Textos sobre la historia de la Patagonia.
VEO:
Un salpicón de cosas. Imprescindible ver noticias en la tele. Mucho contenido en YouTube sobre viajes y turismo, chusmeo streamings varios, test de autos, historias atrapantes de todo tipo… en fin, un coctel de misceláneas divino. A la noche, algunas series que me enganchan cuando necesito desconectar como, por ejemplo, hoy, Cien años de Soledad.
ESCUCHO:
Muchísima música, siempre buscando nuevas propuestas, pero también podcasts de actualidad y tecnología. Quiero hacer un micro de entrevistas en profundidad estilo La Cruda, me gusta mucho ese formato. Escucho ofertas.
COMO:
Me gusta comer de todo, pero tengo debilidad por las pizzas bien hechas, que se le caiga la rúcula, el jamón crudo y el roquefort por los costados. Las pastas de los domingos con la familia o una carnecita a la parilla, esa propuesta es irrechazable.
VIAJO:
Me encanta hacer escapadas cortas y descubrir lugares cerca de casa que sorprenden por su belleza y tranquilidad. Es un formateo del disco rígido mental súper necesario y al que ya acostumbré a mi cabeza. No voy a renunciar en la vida al ritual hermoso de prepararme el equipo de mate y a subirme a la ruta a la aventura de viajar. El montañismo resultó ser otra hermosa excusa para viajar.
UNA ESCAPADA EN EL ALTO VALLE:
Un paseo por los viñedos del Alto Valle o un día relajado paseando las costas del río Limay. Los sábados me los roban las playas de Mari Menuco, en cualquier momento del año. También debo confesar que Paso Córdoba nunca me cansa. El Chocón merece mis domingos.
UN LUGAR DE LA CORDILLERA:
San Martín de los Andes. Siempre es una buena idea volver, sea verano o invierno. Villa Traful es de cuentos. El circuito Chico de Bariloche es más lindo cada vez lo visito. El Cajón del Azul, en El Bolsón, es un pendiente.
RECOMENDADO DEL NORTE NEUQUINO:
¡Uff! ¿Tenés tiempo? Es la región emergente por definición. Tiene todo el potencial para crecer. Su energía y tranquilidad son únicas, y las montañas siempre tienen algo para contar. Varvarco como punto estratégico. De ahí a Los Bolillos, Aguas Calientes, Las Ovejas, Huinganco, Los Tachos. Vayan, al menos, por cinco días.
UNA PLAYA:
Hace un parte de años vamos con mi familia a Monte Hermoso y le agarré cariño. Las Grutas es sinónimo de mi infancia. Otra de la Patagonia: tengo ganas de volver a Bahía Creek. De las que conozco por el mundo, me quedo con Cala del Moro, en la Isla de Mallorca, España.
TOMO:
Un buen Malbec neuquino o, en días calurosos, una American IPA bien fría. Mientras más lúpulo tenga, mejor.
BAILO:
Cumbia, cuarteto y algo de Capoeira… todo lo que haga que los pies se muevan solos. Tengo la movilidad de Robocop pero sigo convencido que tengo cosas de Travolta.
ESCUCHO:
Canciones que me conectan con emociones. Desde rock nacional hasta música instrumental para relajarme. Soy bastante de recitales. Mi novia también se copa, así que música en vivo también es un buen plan.
DETESTO:
La intolerancia y las mentiras.
REDES SOCIALES:
Son herramientas increíbles, pero hay que usarlas con criterio. Agradezco haber crecido hasta los 18 años sin redes. El tema adolescencia y redes es un tema que como sociedad tenemos que reverlo. Me gusta compartir, pero siempre trato de mantener un balance.
CREO:
En el poder de las palabras y las acciones para transformar realidades. En los valores que me inculcaron mis viejos.
ADMIRO:
A las personas que se reinventan y nunca dejan de aprender. A las personas que tienen la resiliencia como bandera.
ASADO:
Un ritual. Más que una comida, es un encuentro. La reunión, lo que se produce en la previa a comerse ese vacío, ahí está el disfrute fundamental.
DESEO 2025:
Que la gente que amo esté bien. Que sea un año de crecimiento personal y profesional, con más proyectos y tiempo para disfrutar con los que quiero.
EL MEJOR PLAN:
Una buena charla con mis viejos, comida rica con la mujer que amo, risas con mi hermana, un partido de fútbol con amigos y un buen rock de fondo.
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