¿Llegamos al límite? Vivir más de 89 años será la excepción este siglo, según experto de los EE.UU

El crecimiento de la esperanza de vida ha comenzado a ralentizarse. Los impactos de la salud pública y los hábitos saludables en la longevidad.

A pesar de nunca haber existido tantos centenarios como en los últimos años, el crecimiento de la esperanza de vida ha comenzado a ralentizarse, concluye una investigación dirigida por el profesor S. Jay Olshansky, de la Universidad de Illinois (EE.UU.), publicada en Nature Aging el 7 de octubre.

Los factores que provocaron grandes extensiones de vida humana durante el siglo XX ya han alcanzado el punto máximo de su impacto y ahora sería necesaria otra revolución médica o social para vivir mucho más tiempo.

El gran salto del siglo XX


– «Pandemias episódicas». Durante la primera mitad del siglo XIX, la esperanza de vida al nacer oscilaba entre los 20 y los 50 años. Los aumentos fueron lentos gracias a diversas pandemias, epidemias y otros problemas de salud pública.

– El crecimiento medio esperado era de un año cada uno o dos siglos. Este patrón promedio se repitió durante los 2.000 años anteriores, según cálculos de expertos de Illinois.

– Con la llegada del siglo XX, el juego cambió. La esperanza de vida comenzó a crecer aproximadamente tres años por década, dependiendo de dónde vivía el individuo, su desarrollo económico, entre otros factores temporales. Fenómeno fue denominado «extensión radical».

– La reducción de la mortalidad infantil jugó un papel fundamental. Cuando los humanos comenzaron a sobrevivir mejor los primeros años de vida, también alcanzaron, en promedio, una edad más avanzada. Esto fue considerado por los expertos como la «fase 1» de la extensión y ocurrió principalmente en las dos primeras décadas del siglo XX, con medidas sanitarias y de salud pública por parte de los gobiernos.

– La segunda fase llegó en la Posguerra. A mediados de siglo, grandes avances en el tratamiento de las enfermedades cardíacas, como los primeros trasplantes, y el cáncer llevaron a los pacientes de mediana edad a una vejez y más saludables. En 1911, por ejemplo, la esperanza de vida en Argentina era de 40 años. Sin embargo, hoy en día ronda los 76 años, según datos del INDEC.

Qué nos hace llegar a los 100 años


– Agua limpia

– Saneamiento básico

– Higiene personal y bucal

– Vacunas

– Desarrollo y avances en medicamentos, terapias y técnicas quirúrgicas

¿No vamos a pasar de los 89?


– La anomalía estadounidense puede indicar una tendencia para las nuevas generaciones. Los investigadores analizaron datos de longevidad del período comprendido entre 1990 y 2019 de los países con mayor esperanza de vida (Australia, Francia, Italia, Japón, Corea del Sur, Suecia y Suiza), además de Hong Kong y Estados Unidos.

No se incluyeron datos de los últimos cinco años para evitar anomalías estadísticas provocadas por la pandemia. En Estados Unidos se constató una anomalía: al final de la última década analizada, la esperanza de vida ya había disminuido. Los expertos señalan una relación con el abuso de sustancias, el suicidio y la desigualdad en el acceso a la atención médica, que pueden haber sido exacerbadas por el Covid-19 en los años siguientes.

– Incluso entre las poblaciones con mayor esperanza de vida, el ritmo de crecimiento es hoy más lento. En estos países, la ganancia es de menos de 2,5 años cada año. Para que en 2024 los recién nacidos alcancen, en promedio, los 110 años, al menos el 70% de las mujeres deben llegar a los 100 años. Actualmente, sólo el 5% de las mujeres en los países con mayor esperanza de vida llegan a este cumpleaños. Si la tasa de mortalidad fuera cero para todas las personas hasta 50 años, la esperanza de vida al nacer sería de 89,7 años para las mujeres y de 84,7 años para los hombres.

– Eso no quiere decir que los centenarios no serán más comunes. El equipo de Olshansky sólo proyecta que las celebraciones del centenario no serán una rutina en el siglo XXI. Sólo un nuevo salto científico y de salud pública puede llevarnos a romper esta barrera a gran escala.

¿Cómo estamos viviendo?


La diabetes y las enfermedades cardíacas son problemas centrales. Según el estudio en la Nature, el aumento significativo de los casos de diabetes y enfermedades cardíacas en los últimos años influye significativamente en la disminución de la esperanza de vida, al menos en EE.UU.

El estilo de vida ha impuesto una batalla a la medicina. Si bien los avances nos permiten sobrevivir mejor, las enfermedades crónicas como la obesidad y la adicción al cigarrillo están reduciendo la esperanza de vida. Las largas horas sentado, sin hacer ejercicio, tampoco ayudan. «Necesitamos aceptar la nueva realidad, que hay un límite en cuanto a cuánto tiempo podemos vivir. Estamos poniendo curitas médicas en la fase 2 que están logrando ganancias cada vez menores en la longevidad», comentó el autor a la revista Time.

Conseguimos lo que queríamos: tenemos una vida mucho más larga. Pero estamos empezando a ver un aumento [en los casos de] demencia, deterioro sensorial y cosas que no somos capaces de manejar tan eficazmente como nos gustaría».

Profesor S. Jay Olshansky

La tercera fase debe abordar los impactos del envejecimiento. Los investigadores señalan que es hora de gestionar «las consecuencias de nuestro éxito» y buscar soluciones al envejecimiento en sí, y no sólo a las enfermedades asociadas a él. «Conseguimos lo que queríamos: tenemos una vida mucho más larga. Pero estamos empezando a ver un aumento en los casos de demencia, deterioro sensorial y cosas que no somos capaces de manejar tan eficazmente como nos gustaría», lamentó Olshansky.


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