Estrategias preventivas para enfrentar el envejecimiento del cerebro: qué se puede hacer
El envejecimiento cerebral no es un proceso lineal sino que ocurre en picos específicos a los 57, 70 y 78 años. ¿Qué podemos hacer para mejorar la calidad de vida en la vejez?
Por Miriam Vicente, neurocirujana y neurointervencionista (MP 5591), Neuquén
Especial para «Estar bien»
La idea de que el cerebro comienza a envejecer a partir de los 57 años ha sido confirmada por un reciente estudio publicado en Nature Aging. Los investigadores descubrieron que el envejecimiento cerebral no es un proceso lineal, sino que ocurre en picos específicos a los 57, 70 y 78 años. Utilizando datos de imágenes cerebrales y muestras de plasma sanguíneo de más de 10.000 adultos sanos, identificaron 13 proteínas que actúan como biomarcadores clave en este proceso. Estos picos reflejan cambios en la inmunidad, el metabolismo y una mayor susceptibilidad a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Otro hallazgo significativo, publicado en Nature Medicine, revela que el envejecimiento cerebral no sigue un patrón único. Un análisis de 50.000 escáneres cerebrales, basado en aprendizaje automático, identificó cinco formas distintas de atrofia cerebral relacionadas tanto con factores biológicos individuales como con hábitos de vida, como el consumo de alcohol y tabaco. Esto pone en evidencia la necesidad de personalizar los tratamientos y estrategias preventivas.
A nivel molecular, investigaciones en Nature han demostrado que la formación de recuerdos a largo plazo implica un proceso de ruptura y reparación del ADN en neuronas específicas, lo que desencadena respuestas inflamatorias necesarias para la consolidación de la memoria. Alteraciones en este proceso podrían explicar el deterioro cognitivo en enfermedades neurodegenerativas.
Qué hay que comer para tener un envejecimiento saludable
Además de estos mecanismos biológicos, la nutrición juega un papel fundamental en el envejecimiento cerebral. Estudios recientes han identificado perfiles nutricionales asociados con una mejor salud cognitiva. Una dieta rica en pescados grasos, antioxidantes, frutas, verduras y cereales integrales, junto con un consumo moderado de café, se correlaciona con un envejecimiento más saludable.
Por el contrario, los alimentos ultraprocesados y el exceso de azúcar y alcohol tienen un efecto adverso.
Estos descubrimientos abren una puerta a intervenciones personalizadas para prevenir o retrasar el envejecimiento cerebral y mejorar la calidad de vida en la vejez. La identificación de biomarcadores y patrones específicos de atrofia cerebral, combinada con intervenciones nutricionales y de estilo de vida, ofrece un enfoque integral para abordar los desafíos del envejecimiento cognitivo. Sin embargo, estas estrategias deben ir acompañadas de un cambio cultural que promueva la equidad en el acceso a tratamientos innovadores y fomente hábitos de vida saludables desde etapas tempranas.
El cerebro, como órgano dinámico y moldeable, demuestra que el envejecimiento no es simplemente una cuestión de tiempo, sino el resultado de complejas interacciones biológicas, ambientales y de estilo de vida. Con un enfoque interdisciplinario, es posible redefinir lo que significa envejecer con una mente activa y resiliente.
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