Desayuno: cómo incorporar el hábito para no saltearse la comida más importante del día
"No tengo hambre", "no tengo tiempo" son algunas de los comentarios más comunes. Sin embargo, hay opciones fáciles y rápidas para incorporar de a poco este hábito que es fundamental en el día a día.
Desayunar es una de las prácticas más importantes para mantener una buena salud. A pesar de los diversos pretextos como la falta de tiempo o el apetito matutino, saltarse esta comida puede tener consecuencias significativas para el bienestar. Estudios han demostrado que quienes omiten el desayuno tienen una mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, colesterol y triglicéridos altos, así como sobrepeso y obesidad.
El desayuno, como primera comida del día, es fundamental porque rompe el ayuno nocturno y proporciona la energía necesaria para enfrentar las actividades diarias. Idealmente, debería aportar entre el 25 y el 30% de las calorías diarias, es decir, alrededor de 500 calorías para un adulto promedio.
Comenzar el día con una comida equilibrada ayuda a prevenir excesos en las comidas posteriores, manteniendo así un peso saludable y reduciendo el riesgo de enfermedades metabólicas. Además, los alimentos consumidos en el desayuno pueden ofrecer nutrientes esenciales como fibra, vitaminas y minerales que son vitales para la salud general.
No desayunar puede llevar al cuerpo a un estado de estrés metabólico. Durante la noche, el cuerpo continúa funcionando y consumiendo energía para realizar procesos vitales como la liberación de hormonas y la regeneración de tejidos. Prolongar el ayuno nocturno puede resultar en dolores de cabeza, fatiga, constipación y somnolencia, especialmente durante las horas de mayor actividad intelectual.
Crear el hábito:
Para quienes no están acostumbrados a desayunar, es importante comenzar con opciones simples y ligeras, como una fruta, un yogur con cereales o una rodaja de queso. Con el tiempo, se puede avanzar hacia un desayuno más completo que incluya una variedad de nutrientes.
Realizar actividad física sin haber desayunado puede ser contraproducente. Es recomendable consumir algo ligero al menos una hora antes de ejercitarse para evitar bajones de glucosa y mejorar el rendimiento. Después del ejercicio, es importante completar el desayuno con proteínas de alto valor biológico, presentes en alimentos como el pescado, los huevos y las carnes blancas magras, para ayudar a la recuperación muscular.
Desayunar no solo proporciona la energía necesaria para comenzar el día, sino que también desempeña un papel crucial en la prevención de diversas enfermedades y en el mantenimiento de un estilo de vida saludable. Incorporar este hábito puede marcar una gran diferencia en la salud y el bienestar a largo plazo.
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