Cuatro cosas que los antiguos griegos y romanos sabían sobre salud mental
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 280 millones de personas en todo el mundo padecen depresión y alrededor de mil millones padecen algún tipo de problema de salud mental.
Las personas que vivían en el mundo antiguo también tenían problemas de salud mental. ¿Entonces, cómo los trataron?
Algunas de sus ideas sobre la salud mental siguen siendo relevantes hoy en día, aunque podemos cuestionar algunos de los métodos.
El estado mental es importante
Los problemas de salud mental, como la depresión, ya eran conocidos en el mundo antiguo. Homero, el poeta famoso por la Ilíada y la Odisea que vivió alrededor del siglo VIII a.C., aparentemente murió tras sufrir una depresión.
Ya a finales del siglo V a.C., los antiguos médicos griegos reconocían que nuestra salud depende en parte del estado de nuestros pensamientos.
En Epidemias, un texto médico de alrededor del año 400 a.C., un médico anónimo escribió que nuestros hábitos y pensamientos (así como nuestro estilo de vida, vestimenta y vivienda, actividad física y sexo) son los principales determinantes de nuestra salud.
Los problemas de salud mental nos pueden enfermar
También en «Epidemias», un médico anónimo describió a uno de sus pacientes, Parménides, cuyo estado mental empeoró tanto que empezó a delirar y finalmente ya no podía hablar. Estuvo en cama durante 14 días antes de curarse. No sabemos cómo.
Más tarde, el famoso médico Galeno de Pérgamo (129-216 d.C.) observó que la gente a menudo enfermaba debido a un mal estado mental:
Puede ser que, en determinadas circunstancias, el ‘pensamiento’ sea una de las causas que provocan la salud o la enfermedad, ya que las personas que se irritan por todo y se confunden, angustian y asustan por el menor motivo, muchas veces enferman por ese motivo y tienen dificultad para superar estas enfermedades.»
Galeno también describió algunos de sus pacientes que sufrieron problemas de salud mental, incluidos algunos que enfermaron gravemente y murieron. Escribió sobre un hombre que había perdido dinero:
Tuvo una fiebre que duró mucho tiempo. Mientras dormía, se reprendió a sí mismo por su pérdida, se lamentó de lo sucedido y estuvo agitado hasta que despertó. Mientras estaba despierto, seguía desgastándose por el dolor. Luego comenzó a delirar y desarrolló fiebre cerebral. Finalmente, cayó en un delirio que se notaba por lo que decía, y permaneció en ese estado hasta su muerte».
Los problemas de salud mental se pueden prevenir y tratar
En el mundo antiguo, la gente tenía muchas formas diferentes de prevenir o tratar enfermedades mentales.
El filósofo Aristipo, que vivió en el siglo V a.C., solía aconsejar a las personas que se centraran en el presente para evitar trastornos mentales:
Enfoca tu mente en el día y, de hecho, en la parte del día en la que estás actuando o pensando. Sólo nos pertenece el presente, no el pasado ni lo que se anticipa. El primero ya no existe y no se sabe si el segundo existirá.»
El filósofo Clínias de Tarento, que vivió en el siglo IV a.C., decía que cada vez que se daba cuenta de que se estaba enojando, tocaba música de su lira para calmarse.
Los médicos tenían sus propios enfoques para abordar los problemas de salud mental. Muchos recomendaron que los pacientes cambiaran su estilo de vida para ajustar sus estados mentales. Aconsejaron a la gente que comenzara un nuevo régimen de ejercicio, adoptara una dieta diferente, viajara por mar, escuchara conferencias de filósofos, jugara juegos (como las damas) e hiciera ejercicios mentales equivalentes a los crucigramas modernos o al Sudoku.
Galeno, un médico famoso de aquel entonces, creía que los problemas mentales eran causados por alguna idea que se había apoderado de la mente.
Por ejemplo, el médico Célio Aureliano (siglo V d.C.) pensaba que los pacientes que padecían locura podían beneficiarse de una dieta variada, que incluyera frutas y vino suave.
Los médicos también aconsejaban a las personas que tomaran hierbas medicinales. Por ejemplo, la hierba eléboro se administraba a personas que padecían paranoia. Sin embargo, los médicos antiguos reconocieron que el eléboro podía ser peligroso, ya que a veces inducía espasmos tóxicos que mataban a los pacientes.
Otros médicos, como Galeno, tenían una opinión ligeramente diferente. Creía que los problemas mentales eran causados por alguna idea que se apoderaba de la mente y escribió:
Una persona cuya enfermedad es causada por el pensamiento sólo se cura si se ocupa de la idea falsa que se ha apoderado de su mente, no a través de la comida, la bebida, la ropa, la vivienda, el baño, el caminar y otras (medidas) similares.»
Galeno pensaba que era mejor desviar los pensamientos de sus pacientes de estas ideas falsas introduciendo nuevas ideas y emociones en sus mentes:
Pongo en el corazón de los demás el miedo a perder dinero, intrigas políticas, beber veneno u otras cosas así para desviar el pensamiento hacia estas cosas (…) En otros, debe despertarse la indignación por una injusticia, el amor a la rivalidad y el deseo de vencer a los demás, según los intereses de cada uno.»
El tratamiento de la salud mental requiere esfuerzo
En general, los antiguos creían que mantener un estado mental saludable requería esfuerzo. Si estábamos ansiosos, irritados o desanimados, necesitábamos hacer algo que nos trajera lo contrario de esas emociones.
Esto se puede conseguir, según ellos, a través de alguna actividad que se oponga directamente a las emociones que estamos sintiendo.
Por ejemplo, Celio Aureliano decía que las personas que sufren de depresión deberían realizar actividades que les hagan reír y sentirse felices, como, por ejemplo, ver una comedia en el teatro.
Sin embargo, los antiguos no creían que una sola actividad fuera suficiente para que nuestro estado mental fuera saludable. Lo importante era hacer un cambio general en nuestra forma de vivir y de pensar.
Cuando se trata de problemas de salud mental, está claro que tenemos mucho en común con nuestros ancestros antiguos. Mucho de lo que dijeron parece tan relevante ahora como hace 2.000 años, aunque hoy utilicemos métodos y medicinas diferentes.
Con información de The Conversation
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