Mario Vargas Llosa ingresó a la Academia Francesa con críticas a Putin
El peruano, Nobel de literatura, es el primer escritor en lengua no francesa en entrar en la institución.
“La novela salvará la democracia o se hundirá con ella y desaparecerá”, dijo Mario Vargas Llosa, ayer, ante la Academia Francesa en su discurso de entrada en la institución, en el que criticó “la Rusia de Vladimir Putin”.
Premio Nobel de Literatura (2010), de 86 años, el escritor peruano criticó a Putín y realizó un encendido elogio a la cultura francesa. “Siempre quedará -¿cómo dudarlo?- esta caricatura que los países totalitarios nos venden como novelas, pero que solo existen tras haber atravesado la censura que los mutila” como muestra “el ejemplo de la Rusia de Vladimir Putin”, criticó.
“Vemos como ataca a la desafortunada Ucrania, y como se sorprende sobremanera cuando esta nación resiste, a pesar de su superioridad militar, sus bombas atómicas y sus tropas multitudinarias”, añadió.
Mario Vargas Llosa fue elegido en noviembre de 2021 miembro de la Academia fundada por el cardenal Richelieu en 1635. Es el primer escritor en lengua no francesa en entrar en la institución.
Cuando estudiaba en Lima, recordó, “aspiraba secretamente en convertirme en un escritor francés. Estaba convencido de que imposible de ser escritor en Perú, un país sin editoriales y con escasas librerías”, añadió.
“Milité un año en el partido comunista peruano. Y creo que los existencialistas franceses (…) me salvaron del estalinismo”, aseguró.
Al llegar a París en 1959, aseguró Vargas Llosa, descubrió con sorpresa que en “la capital cultural del mundo” se leía desde hacía tiempo a autores como el mexicano Octavio Paz. “Fue en consecuencia gracias a Francia que descubrí otra América Latina”, dijo.
Joven escritor y periodista en formación, Vargas Llosa se compró tan solo llegar a la capital francesa un ejemplar de “Madame Bovary” de Gustave Flaubert.
Trabajó de traductor, como profesor de idiomas, “así como en la Agence France Presse, en la plaza de la Bolsa”, recordó el autor de “La fiesta del chivo” ante la audiencia.
“Fue en París que me convertí en escritor”, añadió. “Sin Flaubert nunca habría sido el escritor que soy, ni habría escrito lo que he escrito. Es más bien gracias a él que ustedes me reciben hoy”, reconoció.
Redactado con la ayuda del traductor francés del novelista, Albert Bensoussan, el discurso debió ser contestado por otro académico.
Además de su espada de estilo medieval, Vargas Llosa vistió un traje de levita negro que lleva bordadas ramas de olivo.
Elegido por los “Inmortales” (como se les conoce familiarmente) de la Academia en noviembre de 2021, el escritor hispanoperuano asume su sillón número 18 con 86 años de edad, una excepción a las reglas de la casa, que en principio solo admite a candidatos de menos de 75 años.
Pero Vargas Llosa es un francófilo declarado, autor de ensayos sobre la literatura francesa y rendido admirador de las novelas de Alexandre Dumas o Gustave Flaubert.
La Academia fundada por el cardenal Richelieu, en la época de Luis XIII, ha acogido escritores extranjeros en su seno, que en un momento de su carrera se pasaron al francés.
“Ciertamente, algunos expresaron su queja de que usted no escriba en francés”, declaró la secretaria permanente de la Academia, Hélène Carrère d’Encausse el miércoles por la noche, en una recepción en la que se entregó la espada de académico al escritor. “Pero ignoran que para ser recibido en la Academia Francesa, hay que, y cito: ‘caer bien a Monseñor el Protector, tener buen humor, buena reputación, inteligencia… y poder servir para las funciones académicas’”, recordó.
“En cuanto a su reputación, conocemos ya su prestigio y extensión”, añadió Carrère d’Encausse, ante un parterre de académicos, amigos y la familia Vargas Llosa, además de su ex esposa, Patricia Urquidi.
Entre los presentes estaba el director de la Real Academia española, Santiago Múñoz Machado, uno de los “padrinos” de la espada, hecha con acero toledano.
Juan Carlos I entre los invitados
Vargas Llosa ya es miembro de la Real Academia Española, de la peruana y la brasileña, y ha asistido a numerosos foros internacionales sobre la lengua española a lo largo de los años.
La Academia Francesa tiene una función similar a la española: edita un diccionario, emite recomendaciones de estilo y aclara dudas lingüísticas. En los últimos años ha tenido algunas dificultades para reclutar nuevos miembros.
La “instalación” pública del premio Nóbel, como se conoce en el lenguaje de la Academia, contó con un invitado de excepción: el rey emérito español Juan Carlos I. Vargas Llosa, que fue nombrado marqués por Juan Carlos I en 2011, invitó personalmente al ex monarca, que vive en los Emiratos Árabes Unidos, y que solo ha salido oficialmente en contadas ocasiones de ese país desde 2020, en medio de varios escándalos.
Último superviviente de la generación del “boom” latinoamericano, Vargas Llosa es autor de novelas que han marcado las letras hispanas en el siglo XX, como “Conversación en la catedral” o “La ciudad y los perros”
“La novela salvará la democracia o se hundirá con ella y desaparecerá”, dijo Mario Vargas Llosa, ayer, ante la Academia Francesa en su discurso de entrada en la institución, en el que criticó “la Rusia de Vladimir Putin”.
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