Llega «Lightyear», la película con la que el pequeño Andy se obsesionó en «Toy Story»

La propuesta metacinematográfica se centra en la figura de acción de la franquicia Buzz, el icónico juguete y soldado espacial del clásico de animación infantil, de la saga que comenzó en 1995.

Buzz, el icónico juguete y soldado espacial de «Toy Story» (1995), vuelve una vez más a la pantalla grande en «Lightyear», una propuesta metacinematográfica que se presenta como el filme que inspiró la figura de acción de la franquicia y que estrenará este jueves en cines con la promesa de ser «una experiencia genial y única, pensada para que se sienta como las películas de acción y ciencia ficción con las que crecimos».

Así lo aseguró en diálogo exclusivo con la agencia de noticias Télam el director de la producción, Angus MacLane, un nombre reconocido del estudio Pixar que, tras su paso como co-realizador de «Buscando a Dory» (2016), se puso el objetivo de trabajar en una historia que recordara a sus queridas «Star Wars» y al intrépido Indiana Jones.

«Estamos frente a ese tipo de diversión de aventuras. Es una cinta con una conexión con ‘Toy Story’, pero no una cinta de ‘Toy Story'», explicó MacLane sobre esta particular idea, que tras casi una década de desarrollo se consolidó como la película que, dentro de ese universo en el que los juguetes cobran vida, se volvió furor y obsesionó al entonces pequeño Andy, que pronto recibiría como regalo al Buzz Lightyear que el público conoció en 1995.

Con esa premisa, «Lightyear» sigue al doblemente ficticio protagonista, interpretado con la voz del popular actor Chris Evans, en una travesía que lo acerca más que nunca al infinito y más allá: mientras explora el pantanoso planeta T’Kani Prime junto a su compañera, Alisha (Uzo Aduba), su nave se estrella y la única solución posible para salir de allí es someterse una y otra vez a los viajes no sólo en el espacio sino también en el tiempo.

Obsesionado, Buzz intenta durante décadas encontrar la fórmula perfecta para el combustible que les permitiría volver a la Tierra en pruebas que para él sólo duran unos pocos minutos y en la superficie unos cuantos años, con la consecuencia de perderse, casi en un abrir y cerrar de ojos, el devenir personal y familiar de sus seres queridos.

Sin embargo, una nueva misión se presentará en su camino cuando conoce a una patrulla de inadaptados reclutas integrada por Izzy (Keke Palmer), Mo (Taika Waititi) y Darby (Dale Soules), con quienes deberá aprender a cooperar a pesar de su inexperiencia en el campo de batalla para vencer al gran villano que no les permite escapar del planeta.

Así, los movimientos de karate, las alas espaciales y los rayos láser que en las películas originales eran solamente una ilusión del famoso juguete, esta vez sí existen y se mezclan con sutil nostalgia en una producción que destaca con creces por un estilo de animación cada vez más fiel a las texturas y movimientos del mundo real, algo en lo que Pixar demuestra superarse título a título.

De cara a su lanzamiento, MacLane conversó en dupla con esta agencia junto a Galyn Susman, productora de «Lightyear» que, con su trabajo como animadora en la primera «Toy Story» bajo el ala, llegó a este filme para revivir la historia de uno de sus juguetes más queridos y mantener el espíritu técnico y creativo de la saga.

¿Cómo surgió la idea de hacer este spin-off?

Angus MacLane: Después de «Buscando a Dory» estaba buscando hacer otra película, y realmente quería hacer algo que fuera divertido de mirar como miembro de la audiencia, y que estuviera inspirada en las películas que a mí me gustaba ver de chico, como «Star Wars: El Imperio contraataca». Me preguntaba si podíamos tomar esa sensación cinematográfica y todo lo que sabemos de animación para hacer un filme que funcionara en ese sentido, que fuera directamente de acción y ciencia ficción. Además, queríamos hacer foco en algo que conociéramos, que nos gustara, y siempre estuve interesado en el personaje de Buzz, siempre sentí una conexión con él, y recordé que nunca habíamos realmente explorado su mundo.

Galyn, ¿cuáles son las claves para que una franquicia como esta siga funcionando después de tantos años?

Galyn Susman: Creo que hay dos cosas principales que entran en juego: por un lado Buzz mismo, que todavía es un personaje atractivo, porque es honesto, focalizado, trabaja duro, y de alguna manera tenés que hinchar por él, porque es el héroe. Y además, me parece que en general lo que pasa con la franquicia de «Toy Story» es que así como en la infancia actuábamos diálogos y fantasías a través de nuestros juguetes, ahora como adultos tratamos de encontrarle la vuelta a las narrativas de nuestras películas y a las experiencias que vivimos como adultos a través de los juguetes de Toy Story. Así que creo que de alguna manera terminamos conectando de una forma muy visceral con el público.

Angus, vos también trabajaste como animador en entregas anteriores de «Toy Story». ¿Cómo fue el desarrollo visual de la película?

AM: Para mí la animación de este filme es muy difícil de lograr, mucho de todo eso se sintetiza en el nivel de realismo que tiene, por ejemplo en los trajes del Comando, se ven todos los detalles, pero si se mueven de una forma muy caricaturesca, socava la sensación de peso que tienen en el mundo de la película. Es una línea muy fina en cuanto a lo que podés hacer en animación, y al mismo tiempo tiene que ser algo estilizado para que los personajes no parezcan zombies espeluznantes. Es un redoble de trabajo y de esfuerzo para los animadores, y tomó toda mi experiencia en el terreno para poder dirigir a ese equipo, para poder ajustarse a ese espacio angosto. Tuve un equipo fabuloso que realmente pudo ayudar a que todos estuvieran a un cierto nivel de animación, que es un poco distinto a lo que vimos en las últimas películas de Pixar. No es mejor, es diferente y creo que es un poco más sutil. Como animador, podría decir que es muchísimo más difícil de hacer.

Las etapas principales de la producción se llevaron a cabo durante la pandemia. ¿Cómo fue llevar adelante un proyecto de este tamaño en ese contexto?

GS: Tomó tiempo aclimatarse, tomar ritmo, porque no era algo que supiéramos abordar. Mientras pasó el tiempo, y a medida que nos pusimos más cómodos con el Zoom como nuestra interfaz principal, también tuvimos una ventana a la vida de la gente, lo que lo hizo más personal. Temáticamente resultó muy bien en el filme, porque Buzz necesita no estar solo y además permitir que otras personas solucionen los problemas. De alguna manera esas cosas se alimentaron entre sí, y realmente creo que se traduce en la película de una manera encantadora.


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