De Rincón Chico a Rada Tilly: cartas, el road trip como obra de arte y la casa que viajó mil kilómetros

Natalia Navia y Delfina Filloy dieron forma a “(Re)volver”, una instalación que puede visitarse en la Sala Saraco de Neuquén. Parte de su producción incluyó un periplo de más de tres mil kilómetros por la Patagonia y un final tan inesperado como emotivo.

Delfina Filloy y Natalia Navia, creadoras de la instalación (Re)volver, ubicada en la Sala Saraco de Neuquén.

Inmueble: bien que no puede transportarse, como los terrenos o viviendas. No pueden por estar ligados al suelo. La Real Academia Española, en cambio, es menos leguleya y, por ello, más directa: inmueble = casa. Una casa es un inmueble porque no puede moverse. Estará allí donde sea que la hayan ubicado y allí se quedará. Pero la vida, por suerte, no es un diccionario. Y el arte suele ser la mejor herramienta para que la vida de las personas (y de las casas) no sean un diccionario.


Delfina Filloy lo supo durante un viaje: su casa no estaba allí donde la buscó durante años. Lo que no significó que no estuviera, solo que tendría que encontrarla en el lugar correcto y que, a veces, no suele ser el que creemos que es. Natalia Navia, su compañera de viaje, lo supo al llegar a (su) casa. Pero ¿lo era realmente? Aquello que, inmueble al fin, seguía aferrada al mismo suelo de siempre, ya no era su casa. Porque una casa puede ya no estar allí, aunque creamos que sí. Porque, también supo Natalia, una casa no es solo un edificio aferrado a su suelo.
Delfina Filloy, artista visual y Licenciada en Artes Audiovisuales, nació en 1989 en Rincón Chico, asentamiento que se construyó en 1984 para los obreros que durante diez años trabajaron en el Embalse Piedra del Águila, una represa hidroeléctrica en el río Limay. El lugar, habitado por 10.000 personas, fue despoblado cuando se finalizó la obra.

«(Re)volver», instalación creada por Delfina Filloy y Natalia Navia, que puede visitarse en la Sala Saraco de Neuquén.


Natalia Navia, Licenciada en Sociología y Especialista en Educación y Estudios Interculturales, de Géneros y Sexualidades, nació en Santa Cruz, pero vivió su infancia en Rada Tilly, villa balnearia fundada en 1948 en la costa atlántica próxima a Comodoro Rivadavia ubicada a más de mil kilómetros de Rincón Chico. Luego, ambas crecieron en Cipolletti y se conocerían recién muchos años después.
En 2020, coincidieron en un taller de fotografía. Tras un primer encuentro presencial, la cuarentena por la pandemia de coronavirus impuso la virtualidad. En ese contexto pandémico comenzaron un juego de intercambio de cartas. “Pasadas de virtualidad, elegimos conectarnos a través de cartas “, cuenta Delfina, durante un extenso diálogo que, junto a Natalia, mantuvieron con Diario RÍO NEGRO.
Aquel juego de cartas en papel redactadas a mano, llevadas puerta a puerta por ellas mismas como parte de un itinerario de salidas estratégicas, junto a algunos objetos que viajaban en una lata, al cabo de los meses devino una obra posible, que devino, a su vez en “(Re)Volver”, una instalación hecha de cartas, objetos, fotos, entre otros elementos que reconstruyen dos biografías y un territorio recorrido, literalmente.


“(Re)volver, inaugurada el 2 de agosto pasado en la Sala Saraco (Avda. Olascoaga y vías del ferrocarril, Neuquén) puede visitarse de martes a viernes de 9 a 20 y los sábados de 16 a 20. es el relato de un viaje que unió estos puntos sobre los que se imprimieron las infancias de Delfina y Natalia, pero, sobre todo, es la escenificación de los recuerdos que sobreviven a la distancia y al tiempo que las separa de esos lugares habitados alguna vez. “En ese contexto de pandemia, virtualidad y hartazgo, Delfina me trae a casa una lata de galletitas como esas de antes y adentro una carta y un mapa gigante”, cuenta Natalia. “En esa carta ella me invita a jugar con ese mapa y me cuenta sobre su pueblo. Lo que nos pasó en el taller donde nos encontramos es que nos dimos cuenta de que las dos estábamos trabajando sobre lo mismo, que teníamos como una obsesión por nuestros territorios de origen. Delfi me trae esa carta y comenzó una correspondencia porque si bien ella vive en Roca, cuando venía a visitar a sus papás yo le devolvía la lata con una carta y el mapa intervenido y así se fue generando ese intercambio”.

Inauguración de la muestra «(Re)volver», en la Sala Emilio Saraco de Neuquén, el 2 de agosto pasado.


Para 2021, ya contaban con mucho material por lo que decidieron aplicar para una beca del Fondo nacional de las Artes para hacer de todo ese material una obra. “Sale la beca y Nati me propone, a mediados de 2021, hacer algo: ‘tenemos la plata, estamos hablando de dos lugares que la otra no conoce, ni yo Rincón Chico ni vos Rada Tilly, estamos hablando de cartografías y la mejor forma de cartografiar un territorio es recorrerlo, ¿por qué no hacemos el viaje? Con ese dinero que tenemos viajemos’. Y fue lo que hicimos”.

Natalia Navia, Delfina Filloy y, detrás de ellas, el enorme mapa intervenido con el viaje que unió Rincón Chico con Rada Tilly.


La intención de ambas era trabajar en torno a esas cartas y crear una cartografía del entre, que así fue como se llamó la primera muestra generada en torno a este material y que expusieron en el Complejo Cultural Cipolletti, en mayo de 2022. Cartografiar lo que había entre los dos pueblos en base a las cartas que se habían escrito.

En octubre de 2021, Delfina y Natalia emprendieron viaje. “Fueron unos diez días en auto desde Cipolletti hasta Rincón Chico donde oficialmente comenzó el viaje hasta Rada Tilly: Ruta 237, luego Rutas 40 al sur hasta la ruta 26 y de ahí, de oeste a este por ruta 26 hasta Rada Tilly en la costa atlántica chubutense. “Fuimos marcando el territorio, cada 100 kilómetros parábamos y tomábamos fotos analógicas, fotos digitales, recolectábamos piedritas, hicimos un herbario. Juntamos una cantidad de material impresionante”.

Registro fotográfico del viaje que unió el emplazamiento de Rincón Chico, en Neuquén, con Rada Tilly, en la costa chubutense.

A la vuelta del viaje, que fue por Ruta 3 desde la costa al Alto Valle, mostraron parte de ese viaje en “Cartografía del entre” siguiendo el consejo de la artista Maia Gattás Vargas, quien le sugirió que más que una obra de lo que se trataba era de un proyecto. Mucho material, mucha historia por contar y muchas posibilidades de formatos, no se vuelvan locas y piensen que estos son capítulos de un proyecto, les dijo Gattás Vargas. El resultado de aquella sabia observación, en palabras de Delfina, es la instalación de la Sala Saraco

Registro fotográfico del viaje que unió el emplazamiento de Rincón Chico, en Neuquén, con Rada Tilly, ubicado en la costa chubutense.


¿Por qué “(Re)volver”? Porque lo que hicieron con la lata llena de cartas y objetos fue justamente eso, revolver. Revolver recuerdos, historias, sus vidas pasadas en aquellos dos pueblos muy lejanos entre sí, pero cercanos a partir de la narrativa creada a través del arte. La muestra son las cartas y todo lo que acompañó a esas cartas. Esa parte de la muestra que se llama justamente Correspondencia está montada en la pared, las cartas numeradas, junto a los objetos y fotos que las acompañaban en la lata y que se resignificaron con el viaje.
Otro elemento de la muestra es el mapa gigante de la Patagonia en el cual está marcado el recorrido del viaje. “Fue muy artesanal como construimos el viaje. Sobre todo, teniendo en cuenta ese aspecto cartográfico que el pueblo de Delfi no figura en los mapas porque ya no existe más y del pueblo que yo autopercibo que nací que no siempre aparece. Había toda una inquietud de estar en un mapa que no te nombra y de ir construyendo ese recorrido”, describe Natalia, quien nació en Santa Cruz, pero que tomó a Rada Tilly como su lugar de nacimiento, “lo cual es un poco raro porque la gente no nace en Rada Tilly, no hay posibilidad de nacer allí ni tampoco de morirse porque no hay cementerio. Yo decidí que haré las dos cosas ahí, por lo pronto ya nací (risas)”.


Rada Tilly, aunque no siempre salga en los mapas, al decir de Natalia, existe y es una especie de Punta del Este chubutense, al decir de Natalia. En cambio, Rincón Chico, donde sí se podía nacer y eventualmente morir, ya no existe, literalmente. Tras el final de la obra hidroeléctrica de Piedra del Águila, fue desmontada. Hoy, el lugar puede rastrearse en algún que otro resto de construcción.
Cartas, viajes, días enteros en rutas patagónicas, búsquedas, (re)encuentros entre dos personas que, en verdad, apenas se conocen. ¿Qué de todo esto es obra de arte y qué la vida misma? ¿Dónde empieza una cosa y dónde la otra? No importa porque como en todo road trip algo inesperado espera, solo que no sabe cuándo ni dónde. Al llegar a Rada Tilly, Natalia vio su casa y sintió que ya no era tal. “Parecía el castillo de Aladín”, dice. Aunque la tenía delante, para ella su casa ya no estaba allí.


El alojamiento de ambas en Rada Tilly sería en una casita dentro del camping que suele estar destinada a los artistas que visitan la ciudad. Al llegar, por alguna poderosa razón que Natalia desconoció en el momento, Delfina, al ver la casa que las alojaría, se emocionó de inmediato. “Es mi casa”, dijo. Y se la mostró a su madre por videollamada.
Cuando el pueblo de Rincón Chico fue levantado, las casas, de tipo prefabricadas, fueron vendidas y dos de ellas fueron a parar a Rada Tilly. “Estuvimos todo un año tratando de encontrar similitudes entre nuestras vidas que parecían tan lejanas y resultó que allí, en Rada Tilly, estaba mi casa”.


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