La historia de «Signos», el disco que despegó a Soda Stereo y le cambió la vida para siempre
El 10 de noviembre de 1986, Soda Stereo editó “Signos”, su trascendental tercer disco con el que cerraron su primera etapa y que les permitió salir a conquistar Latinoamérica.
Dos años le tomó a Soda Stereo grabar su primer disco. Tanto tardaban en salir a tocar que hasta colmaron la paciencia del padre de uno de ellos. El gran Tito Alberti, célebre baterista de jazz latino y padre Charly Alberti, una tarde, harto de verlos (y escucharlos) dar vuelta sobre lo mismo, los mandó a tocar de una vez. Formados en 1982, los Soda ensayaban en casa de su baterista y, aunque ya contaban con un repertorio de 40 canciones, no terminaban de animarse a salir de la sala, hasta que lo hicieron. Y no pararon más.
Tras el debut discográfico con el homónimo “Soda Stereo” (1984), la banda recorrió el país y volvió al estudio al año siguiente para registrar “Nada personal” (1985). Inmediatamente, volvieron a los escenarios para decenas de shows de los cuales salió el material para “Nada personal en Obras” (10986), un VHS que registró el show en el templo del rock.
Mezcla de ska, pop, new wave y mucha estética postpunk, los Soda estaban frente a un nuevo desafío: ser otros. Cumplida aquella etapa primal de sonidos frescos y elegancia gótica claramente rupturista de la escena local, el trío decidió profundizar la beta rockera para desactivar las críticas que apuntaban a que eran tan solo otra banda pop.
Sin más canciones en stock y con la idea fija de reformularse, la banda sintió por primera vez el efecto de trabajar bajo presión. En realidad, quien en verdad lo sintió fue Gustavo Cerati.
Si Charly iba de la cama al living, Cerati lo hacía de su departamento a la sala de ensayo. La idea del grupo era lograr en el disco el mismo clima que se generaba en la sala. Luego de días frenéticos allí y con la música más o menos lograda, Cerati se encerró en su departamento de la calle Juncal, un lugar decisivo para la gestación de “Signos”, el disco que cambiará la vida de los Soda en más de un sentido.
Mientras Cerati pasaba los días en la búsqueda de inspiración, el trabajo del grupo se trasladó a los estudios Moebio, donde antes había grabado “Nada personal” y, aunque ya contaban con presupuesto para grabar afuera, grabarían “Signos”.
En abril de 1986, Cerati se había mudado al departamento de Juncal junto a su novia Noëlle Balfour, con quien pensaba casarse. Sin embargo, para mediados de aquel año todo había terminado entre ellos. En crisis y bajo un bloqueo creativo que no le permitió avanzar con las letras de un disco que se le venía encima, Cerati llevó su físico y su salud mental al extremo de sentirse morir en la guardia de un hospital al que él mismo había ido producto del exceso en el consumo y la angustia por presionarse a hacer un disco.
Suele decirse que Cerati escribió las letras del disco en una sola noche, pero no. Lo que sí hizo en una sola noche fue terminar con los bosquejos y maquetas que tenía. En palabras de Cerati a Rolling Stone: “Esa noche se rompió el bloqueo, porque me pasaba que la música iba aumentando geométricamente y la letra tan sólo aritméticamente, y sabía que tenía muchas cosas para decir. Me desperté sobresaltado, puse el casete con la música de los temas y fui escribiendo una letra tras otra”.
Si hasta entonces en los Soda nada era personal, en “Signos” sería todo personal y la primera persona comienza a ser la voz narrativa y experiencial de Cerati. El yo de las letras ya no es un genérico que expresa las vivencia (post)adolescentes de tres músicos dando los primeros pasos como rockeros; se trata más bien de un yo personal que expresa dudas, angustias y un punto de vista acerca del mundo que lo empieza a rodear y del que quiere ser parte, pero no sabe bien cómo.
Con las letras y sus músicas bastante resueltas, los Soda se instalaron (literalmente, porque más de una noche durmieron allí) en Moebio donde trabajaron muchas horas diarias durante casi dos meses junto al ingeniero de sonido Mariano López.
El disco se despegó definitivamente de aquel sonido inicial de tono más festivo propio del ska, tan presente sobre todo en el primer trabajo. Los Soda estaban influidos en aquel tiempo por bandas como Depeche Mode, Psychedelic Furs, Cocteau Twins. Pero “Signos” tiene la impronta de The Cure, a quienes habían visto en vivo durante un viaje por Europa a mediados de 1986, y de U2. De hecho, entre las teclas de “Signos”, la canción, y “New Year’s Day” de los irlandeses hay poca diferencia.
“Signos”, el disco, le dio a Soda Stereo los himnos necesarios para saltar a los estadios: canciones como “Persiana americana”, “Prófugos” y “Signos” cerraron un setlist con el que salir a la conquista de Latinoamérica. Pero, por sobre todas las cosas, fue el disco que le abrió la puerta al Soda que vendría después. Todos los experimentos sonoros y líricos de la banda en el futuro tuvieron su gestación en “Signos”, así como la voracidad por alcanzar nuevos objetivos.
«Signos»: las canciones y la ficha técnica
LADO A
1 Sin sobresaltos
2 El rito
3 Prófugos
4 No existes
LADO B
1 Persiana Americana
2 En camino
3 Signos
4 Final Caja Negra
Arreglos generales: Gustavo, Zeta, Charly, Fabián. /Arreglos y dirección de vientos: Pollo Raffo. / Técnico de grabación y producción de sonido: Mariano López. / Asistentes: Jorge Rearte, Luis Bianchi, Marcelo Delettieres. / Músicos invitados: Fabián von Quintiero (teclados), Celsa Mel Gowland (coros), Richard Coleman (guitarra), Diego Urcola (trompeta), Pablo Rodríguez (saxo alto), Sebastián Schon (saxo tenor), Marcelo Ferreyra (trombón). / Arte y diseño: Alfredo Lois, Caito Lorenzo.
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