ESCENA: Nervios, insultos y mucha tensión
«¡No al aborto!», gritaban cerca del Parlamento capitalino opositores del proyecto, frase que los simpatizantes de la despenalización en la Ciudad de México completaban con un «¡… clandestino!» aún más fuerte, en un clima de tensión creciente. Cientos de policías crearon un cerco alrededor del recinto legislativo, pero aún así desde las vallas de seguridad instaladas a dos cuadras del recinto, la guerra de consignas y hasta insultos entre unos y otros se mantuvo todo el día.
«¡No a la muerte!», se desgañitaba el grupo de antiabortistas, compuesto por enfermeras jóvenes, amas de casa con hijos pequeños, comerciantes y católicos. «…¡De las mujeres!», contestaban con más fuerza los simpatizantes del proyecto. «¡Malditos mochos (conservadores). Fascistas!», espetaba un hombre alto y gordo bañado en sudor. «¡Te hubieran abortado a ti, asesino de mierda!», le respondía nervioso otro hombre.
Pasado el mediodía, los enfrentamientos verbales aumentaron y también el número de manifestantes, al grado de que una centena de policías antimotines dividía a los grupos antagónicos en una de las calles que desemboca en el Parlamento.
Máscaras de calaveras que mordían feto, que usaban integrantes del Grupo Universitario a favor de la vida, y que portaban ataúdes para bebés, engrosaron el lado de los antiabortistas, en tanto que los gritos de «¡moralistas, déjennos decidir!» se multiplicaban entre mujeres del otro sector. Cerca, una centena de personas instaló grandes altoparlantes en las que se escuchaba permanentemente el llanto de un bebé. «¿Qué parte del 'no matarás' es la que no entiendes?», «¿Te gustaría sentir un baño de ácido?», decían algunos le
"¡No al aborto!", gritaban cerca del Parlamento capitalino opositores del proyecto, frase que los simpatizantes de la despenalización en la Ciudad de México completaban con un "¡... clandestino!" aún más fuerte, en un clima de tensión creciente. Cientos de policías crearon un cerco alrededor del recinto legislativo, pero aún así desde las vallas de seguridad instaladas a dos cuadras del recinto, la guerra de consignas y hasta insultos entre unos y otros se mantuvo todo el día.
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