María Kodama, la celosa guardiana del legado de Borges, las despedidas y las polémicas
Las polémicas, los enfrentamientos, y los casos que llegaron a la Justicia. La celosa custodia del legado de Borges que dejó María Kodama.
La actitud guardiana con la que María Kodama manejó el legado de Borges, que en muchos casos llegó a la Justicia a través de distintas demandas, fue una mención ineludible ayer en redes sociales, donde usuarios y usuarias se inclinaron con mensajes de gratitud por su enorme tarea como divulgadora de la obra del escritor argentino y al mismo tiempo recordaron su celosa tarea como albacea literaria, que le valió numerosas rivalidades y enfrentamientos.
Una galería de imágenes de cientos y cientos de usuarios y usuarias de redes sociales retratan a María Kodama con sus grandes anteojos negros o sus ojos rasgados, su pelo blanco, su sonrisa en mueca mirando a la cámara. Otras tantas son fotografías en blanco y negro con Borges, en un viaje, en una biblioteca, mientras caminan por el Sena o ingresan en algún evento, él tomado siempre de su brazo.
Las redes sociales despidieron a la traductora y docente que murió a los 86 años en su casa de Vicente López como consecuencia de un cáncer. La mujer a la que Borges convirtió en la viuda literaria más famosa de nuestro país cuando la nombró albacea sin que ella supiera y le dedicó palabras amorosas en sus libros, otras de las postales que circularon en las redes sociales, como la que le dejó en «La cifra»: «Yo pronuncio ahora su nombre María Kodama. Cuántas mañanas, cuántos mares, cuántos jardines del Oriente y del Occidente, cuánto Virgilio».
Aunque fue también traductora, docente y autora, Kodama no alcanzó la misma fama con sus otras facetas como sí con la de heredera de Borges, una tarea que asumió polémica, controversial y «samurai», como se la apodó por sus orígenes japoneses. Al despedirla en redes, la filósofa Diana Maffia alternó las formas de su presentación: «Murió María Kodama, escritora, traductora y profesora de literatura, además de la viuda y albacea de Jorge Luis Borges, este 26 de marzo a los 86 años».
La noticia de la muerte de Kodama no pasó inadvertida. El historiador Felipe Pigna la despidió con un «hasta siempre», mientras que instituciones, editoriales y fundaciones se hicieron eco de su partida, como Penguin Random House Grupo Editorial, que lamentó la muerte de una autora con la que «ha trabajado estrechamente en el cuidado y difusión de la obra de Jorge Luis Borges». También, desde la Fundación El Libro lamentaron «profundamente» su fallecimiento.
Justamente, otra batalla que ha impulsado Kodama fue contra el actual presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, escritor, biógrafo y coleccionista de Borges, con quien ha tenido una larga rivalidad y lo ha acusado en numerosas oportunidades de querer sacar «ventaja» con el nombre de Borges. También llevó su denuncia a la justicia cuando lo demandó por delito de injurias a partir de una nota publicada en una revista.
Santiago Llach, otro estudioso de la obra del autor de «Ficciones», sostuvo en redes sociales que María Kodama «fue la única que no leyó a Borges y la única que lo hizo feliz en el amor. QEPD» y agregó: «El año pasado, contra Borges, publicó un libro rosista (Rosas y el color rosa fueron una obsesión de Borges). Borges decidió morir ginebrino y universal, Kodama eligió su destino sudamericano».
Kodama asumió su tarea de heredera universal como una verdadera guardiana: participó en la decisión de cada edición -incluso frenó ediciones, como la publicación norteamericana de «Diálogos Borges Sábato» que salió en portugués, italiano hasta en idioma chino pero no tuvo edición inglés en ese país por su negativa- y mantuvo numerosos litigios y enfrentamientos, desde demandas de plagios hasta calumnias. También asumió la voz pública de los entretelones de Borges, como cuando salió a decir que «Bioy fue un traidor» porque publicó charlas con su amigo.
En este sentido, tras la noticia de su muerte algunos recordaron su estilo como protectora de los derechos de autor de Borges, como el guionista, productor y director de televisión Luciano Olivera que escribió: «Fuerte leer la muerte de Kodama. Celosa guardiana, excesiva quizás, también necesaria para semejante obra».
Más crítico se mostró Pablo Wisznia, gestor y abogado, que tuiteó: «Con la muerte de Kodama se recupera la obra de Borges en forma plena para las futuras generaciones. Para que el derecho de autor no sea administrado arbitrariamente por los familiares, debería finalizar con la muerte del autor».
Otro enfrentamiento permanente fue con Roberto Alifano, uno los biógrafos de Borges que escribió varios libros en los que relata conversaciones que mantuvo con el escritor cuando era asistente de Borges. Kodama lo demandó por defraudación de los derechos de propiedad intelectual de El Aleph, tras una acusación de plagio y falsificación que la Corte Suprema de Justicia rechazó.
Si hubo un caso que alcanzó revuelo internacional y sacudió al campo literario que se organizó en defensa del autor, fue el del escritor Pablo Katchadjian, que engordó con 5600 palabras el más famoso relato de Borges, «El Aleph«.
Katchadjian fue procesado en 2015 por el juez de instrucción Guillermo Carvajal en una causa por presunto plagio de «El Aleph», iniciada a partir de una denuncia de la propia Kodama. El juez sostuvo en ese entonces que el libro «El Aleph engordado», era una ‘copia’ de la obra de Borges, a la que se le «intercalaron palabras, frases y oraciones completas, sin ninguna diferenciación en su impresión». Pero meses después la Cámara revocó el procesamiento por falta de mérito.
En 2019, el escritor y empresario Alejandro Roemmers había ofrecido donar al Estado argentino más de 6.000 libros y manuscritos de Jorge Luis Borges para poner en marcha con ese aporte la creación de un Museo Borges.
En ese momento, el abogado Fernando Soto, quien representaba a María Kodama como viuda y albacea de Jorge Luis Borges, aseguró a Télam que era «absolutamente seguro que Borges jamás dispuso de esos bienes materiales, por eso es verosímil sospechar que puede haber manuscritos comercializados ilícitamente o de mala fe, como ocurrió en colecciones de todo el mundo». Sin embargo, Roemmers, aseguró que la colección no fue un robo y que la compra de las distintas adquisiciones se realizó de manera legal.
La persistente mirada guardiana de Kodama en temas vinculados a derechos de autor fue más allá de nuestro país. En 2006 puso un freno a la publicación de las obras completas por la editorial francesa Gallimard y a un libro de conversaciones con Jean Pierre Bernés. La explicación de Kodama es que Bernés se negaba a entregarle la copia de la conversación que mantuvo con Borges poco antes de la muerte del escritor, en Ginebra.
Pero la protección de Kodama no quedó únicamente en el terreno de los libros. En 2017, una diputada presentó un proyecto para repatriar los restos de Borges y la heredera salió al cruce. En una conversación radial en aquel entonces, dijo que estaba «terriblemente triste» por la iniciativa y consideró que «en una democracia ninguna persona de ningún partido puede disponer o intentar disponer del cuerpo de una persona que es lo más sagrado, frente a otra que ha dado y sigue dando su vida por amor».
En una entrevista con Télam en 2021, Kodama contó sobre ese nuevo título que le trajo la muerte de Borges y que ella no esperaba. «Si hubiera sabido que Borges me nombraba heredera no hubiera aceptado. Por eso, cuando él murió su abogado me dijo que antes de hablar con la prensa tenía que darme la noticia de que me había nombrado como heredera universal. Yo le dije: «¿Cómo no me consultaron? Y él me contestó que Borges le dio la orden de decírmelo cuando él estuviese muerto, porque de lo contrario yo no iba a aceptarlo. Borges sabía que iba a ser yo. Mis amigos me decían: «Claro, fue un vivo, porque sabía cómo vas a cuidar su obra, sos japonesa y si tenés una responsabilidad la vas a cumplir, aunque te cueste la vida».
La muerte de María Kodama a sus 86 años -la misma cifra que Borges- deja como pregunta quién será ahora la persona que asuma la responsabilidad de velar por los derechos de autor de Borges.
Lo cierto es que la obra de Borges seguirá siendo custodiada al menos por unos 33 años más, cuando en 2056 se cumplan los 70 años de la muerte del autor y sus textos pasen a dominio público.
(Télam)
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