«Los Miserables: La rebelión», la ambiciosa puesta en escena neuquina de la Academia Desafíos

Músicos, artistas, bailarines, cantantes, actores y una historia clásica y universal: llega a Neuquén la adaptación del musical “Los Miserables: La Rebelión”, dirigida por Evelyn Jenkins, junto a los artistas del espacio “Desafíos”, que hace dos meses celebró sus veinte años de formación artística.  

La obra se podrá ver el viernes 15 a las 21 y el sábado 16 a las 20. Las entradas, a $3000 pesos (solo en efectivo), están a la venta en Centro Cultural Desafíos (Brentana 46) todos los días de 18 a 21.30. 

En diálogo con Diario RÍO NEGRO, la directora se refirió a la pieza:  

P: ¿Por qué se metieron esta vez con semejante musical? 

R: Porque “siempre vamos por más”. Es una frase que nos identifica y nos caracteriza. El año pasado hicimos “Cuasimodo”, hicimos “Drácula” y ahora encontré las voces para cada personaje, así que ahí estamos. Lo quería hacer desde antes de la pandemia, pero por diferentes señales, lo postergamos.  

Hicimos algunas adaptaciones del texto y de vocabulario, recortamos escenas, trabajamos con escenografía móvil, elementos de utilería e iluminación para que el público pueda sentir que está inmerso en cada uno de los espacios. 

P: ¿Cuál fue la lectura que hiciste de la obra? 

R: Fue una elección de gusto personal, como todas las que hicimos hasta ahora (Cuasimodo, Drácula, Billy Elliot, Pocahontas, además de todos los varietés). Todo lo que estuvo a nuestro alcance, estas son obras adaptables a otros espacios, por eso las elegimos. Es una obra que me gusta mucho por la puesta en escena, la historia que narra, la descripción de los personajes y por su mensaje de que “todos somos uno”, la empatía, la solidaridad, el “reconocer al prójimo”. Hay un montón de valores que hoy es muy importante rescatar. Es una obra muy potente, que tiene unas emociones tremendas y que estoy segura de que vamos a poder transmitirlas al público. Espero que la gente concurra al teatro y que se pueda llevar esas experiencias en la piel.  

P: ¿Cuántos alumnos y profesores participan esta vez?  

R: Todo el ensamble de la obra son cuarenta y cuatro personas, entre bailarines, actores y cantantes: son todos de acá, de la zona y todos formados en Desafíos. Apostamos siempre al arte local. Debajo del escenario, somos el mismo equipo que vamos resolviendo todo. En este espacio, todos aprenden a hacer todo. Los únicos que se quedan abajo son el sonidista y el iluminador. 

P: Se parece mucho a este momento de nuestro país ¿estás de acuerdo?  

R: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia (risas). Es una situación económica y social durísima, en la que hay tres clases sociales distintas y muy marcadas. Las personas mueren de hambre y frío, literalmente. La rebelión tiene que ver con el reclamo del pueblo. Siempre charlamos sobre lo duro que fue hace tantos años y que no hayamos aprendido nada… Es interesante ver la obra desde ese lugar y entender que también hay un montón de historias paralelas y valores que podemos rescatar incluso entre las injusticias, la muerte, el hambre y el frío. El contexto era espantoso, muy triste y muy doloroso. El acompañarse y darse una mano, la ayuda al prójimo, la no diferencia entre las clases sociales. La revolución la plantean los jóvenes estudiantes que son de la alta sociedad, mueven al pueblo y les enseñan a luchar por sus derechos. El “unidos todos”.  

Un montón de valores son dignos de destacar en esta obra. Tal vez, si lo pensamos en la actualidad, nos puede hacer replantear algunas cuestiones humanas, esto de las divisiones o no poder hablar con otra persona porque no opina igual que vos políticamente. Hay una escena muy fuerte en relación a esto que conmueve, lo que te genera y te deja pensando es realmente maravilloso. Creo que es un musical que además de la historia de amor entrelazadas, describe historias de vida de distintas clases sociales y como se pueden unir por un pedazo de pan. Es inspiradora.  

P: ¿Cuánto tiempo de ensayo demandó?  

R: Al tener un equipazo de artistas y staff podemos montar obras de esta magnitud en tres meses. Puede parecer poco tiempo, pero te garantizo que no lo es. Tenemos ensayos de hasta ocho horas por día, varios días a la semana e incluso el fin de semana.  

P: ¿Cómo hicieron efectivas las cuestiones técnicas, como audio, luz, vestuario y demás?  

R: Hay un trabajo de iluminación y microfonía, fuertes. Emiliano Pucci y David Tarifeño son quienes se ocupan. Hay doce micrófonos headset para cada personaje, para generar los espacios y los efectos necesarios para esta obra. Todo equipamiento propio. 

Como siempre, en una súper producción todo es a pulmón. Cada uno se arma su vestuario, con un nivel de detalle importante. Todo está pensado específicamente, están pensados los colores de cada cuadro porque tiene mucho que ver con el contexto y con la sensación y emoción que querés generar en el público. Lo mismo la iluminación, el audio, todo es en vivo. Los cantantes, solistas, el coro, el ensamble, coreografías. Todo se consolida con una correcta elección de vestuario y una puesta de luces potente.  

Muchas veces nos pasa que el público nuevo se sorprende de ver obras con esta producción, pero realmente no hace falta ir hasta Buenos Aires para ver una pieza de este tipo. Queremos que el público neuquino se acerque, nos acompañe y sea parte de esta experiencia. Para ser una vez por año, vale la pena.  

P: ¿Qué duración tendrá el show? 

R: Dos horas y veinte, que es la duración real de la obra. Con intervalo incluido, como son todos los musicales. Lo más importante es el contenido de la pieza, requiere paciencia y pasión. Hicimos los recortes necesarios para que no se pierda el hilo de la historia, para mantener la atención del público y hacer los intervalos necesarios.