Este sábado, Arde la Sangre presenta en Neuquén su poderoso EP Rompiendo silencios

La banda regresa al Alto Valle para un show, este sábado, en Pirkas, en el marco de la “Gira Rompiendo Silencios”. Diario RÍO NEGRO se entrevistó con Marcelo "Corvata" Corvalán, bajista, voz y fundador de este power quartet.

Arde la Sangre vuelve al Alto Valle, esta vez, para tocar en Neuquén. Casi dos años después de su primera visita, cuando se presentaron en Cipolletti y el proyecto de los ex Carajo, Corvata y Teri, tenía apenas un puñado de meses de rodaje, el cuarteto que competan Luciano Farelli en guitarras y Nacho Benavides en batería, ofrecerá su poderoso set en Pirkas (Santiago del Estero 833), este sábado a la noche. La apertura de puertas será a las 19:30 con los Detox como banda invitada. Las entradas en venta en Flipper y Croma y por sistema a través de entradauno.com. 

Cuando a mediados de enero de 2020, Carajo anunciaba en sus redes que había dejado de existir, y con el Covid a punto de saltarle al cuello a la humanidad, Marcelo Corvalán, Corvata para todos, se recluyó en un campo de Entre Ríos. Guitarra en mano y naturaleza (y cuarentena) mediante comenzó a encontrar nuevos sonidos, acordes que no había visitado hasta entonces. De inmediato supo que allí había algo. 

En modo Corvex, se puso a trabajar solo, no tanto porque quisiera sino porque todos estábamos encerrados por la pandemia. Así, virtual, nación Arde la Sangre. Primero, se encontró con Luciano Farelli; luego, se reencontró con su viejo compañero Teri. Ya eran tres… tentador. Pero esta vez la cosa iba a ser de a cuatro. El último en sumarse iba a ser el baterista Ignacio Benavides, quien iba a tomar el lugar de Andrés Vilanova, el Carajo ausente. 

Primero por Zoom y luego, aunque de a poco, en modo presencial, Arde la Sangre comenzó a tomar forma real hasta convertirse en un poderoso cuarteto de música pesada, con guitarras frondosas, pero que también le permite “bajar” climas y recorrer senderos melódicos diferentes. 

“Ya nos vamos a separar de las bandas de donde cada uno viene”, le reconocía Corvata a Diario RÍO NEGRO, a fines de octubre de 2021. Casi dos años después, el bajista y cantante reconoce que están en su mejor momento: “Mes a mes vamos ganando millas (risas)”. La banda lleva casi todo este tiempo recorriendo el país y viendo cómo la gente tiene mucho más claras sus canciones y aprendido el repertorio. “Ese también es un modo de ver nuestro crecimiento”, destaca. 

En un nuevo diálogo con Diario RÍO NEGRO, Corvex apunta: “Fuimos ganando nuestro propio sonido, nuestro propio estilo y ya entendemos un poco más por donde pasa nuestra originalidad, que es la combinación de nosotros cuatro. Cada uno se acomodó un poco mejor a nivel musical y como que fluimos, en vivo y con la composición de nuevas canciones. Fuimos encontrando un lugar que, si bien nace de la cosa pesada, metalera, va tomando un rumbo sonoro más moderno con toques de los 90 y con influencias ochenteras medio electros”. Más allá de todo esto son una banda de rock pesado, aclara por las dudas.  

Lo primero de Arde la Sangre fue “El comienzo”, un EP de live sessions editado en mayo de 2021. El primer álbum llegó unos meses después, en octubre, cuando editaron “La cura”, que les valió un Premio Gardel a Mejor Álbum de Rock Pesado/Punk. “Rompiendo silencios”, EP editado en 2022, es lo último de la banda, que ya trabaja en un próximo disco. 

“Estamos componiendo muy a full y ya tenemos una canción grabada, estamos armando un videoclip que pensamos lanzar a fines de octubre”, avisa.  “Es la primera de unas cuantas que vamos a mostrar a modo de adelanto del nuevo disco que saldrá el año que viene. Primero vamos a sacar dos o tres singles a lo largo de lo que queda de este año y principios del que viene”. Sin dar mayores detalles al respecto, Corvex comentó: Lo que estamos componiendo ahora es muy diferente, tiene su propio color, su propia voz. Muy power y bien agresivas, otras búsquedas musicales”. 


Corvata y el largo camino hacia la voz

Después de veinte años de ser parte de poderosos tríos, Corvata está al frente de un cuarteto o, en sus palabras, “rodeado por una pared que me envuelve” (risas), refiriéndose a las guitarras de Teri y Luciano. “Aportan como otra capa sonora que se agrega a lo musical que está buenísima. Luciano es muy completo, aporta mucho no solo con la guitarra, sino con la producción y lo técnico a la hora de grabar; y en la composición le da un toque más sentimental, más melódico que se complementa con Teri”. 

Esto llevó a Corvata a reformular su rol de cantante y también a disfrutarlo. “Aprendí a disfrutarlo con el tiempo porque al principio siempre fui bajista y después como que la vida me fue llevando a ser cantante de Carajo.  Y no me sentía del todo preparado”. Pero ahora la cosa ya es diferente, Corvata se asume como cantante tanto como bajista, pero no fue milagro, claro: estudia canto hace más de diez años, aprendió técnicas de respiración con un gran profesor como es Nicolás Amato, quien le ayudó en un aspecto fundamental: entenderse a sí mismo como instrumento.  “A diferencia de las guitarras o el bajo que le podés cambiar las cuerdas, a la voz no. Me enseñó a saber quién era o y una vez que aprendí eso ahí si lo empecé a disfrutar. Pero pasaron varios años hasta que sucedió. Recién después de grabar ‘El Mar de las Almas’ con Carajo sentí que estaba más cómodo y que ya me concia a mí mismo y de alguna manera lo empecé a disfrutar. Por eso con Arde lo he disfrutado desde un primer momento”. 

“Cuando uno compone se deja llevar por la inspiración y después dice ‘¡uy! para que canté tan agudo, por qué no dejé más espacio entre estrofas’ (risas) Hoy me di cuenta de que soy cantante ya desde la composición”, resume. 

Después de veinte años siendo la voz de una banda como Carajo, cuesta pensar en un proyecto que lo incluya y no lo tenga como cantante principal. Sin embargo, Corvata no piensa lo mismo. O al menos no lo pensaba así. “Cuando empezó Carajo yo no quería cantar, estábamos componiendo y buscábamos un cantante, no apareció y entonces no quedó otra. En ese momento, Andy y Teri confiaron en mí, me dijeron que tenía la pasta (risas) para arrancar y me mandé. Después, con Arde la Sangre lo volví a pensar a eso de buscar un cantante y todos me dijeron ¡¡¡no!!! (risas). Pero yo soy respetuoso de los proyectos y lo que sea mejor para la banda. Si lo mejor es que cante otro que lo haga, sino me hago cargo. Aún hoy sigo preguntando antes si hay alguien que lo pueda hacer mejor que yo». 

A.N.I.M.A.L. y Carajo, las dos bandas de Corvata, fueron la banda de sonido y resistencia de dos épocas complejas del país. Con la primera atravesó la década menemista, dolarizada, privatizada, individual(ista) y neoliberal y con la segunda le tocó surfear la desintegración desesperante de la época que vivió con la primera al grito de que se vayan todos. Parece que a Arde la Sangre no le está yendo diferente. Podría decirse que le toca vivir aquellas dos épocas a la vez: vaya época para que arda la sangre. “Por eso cantamos lo que cantamos”, reflexiona Corvata. “Si no estaríamos cantando flores y mariposas y la felicidad ha ha ha ha”. 


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