Encuentro en el estudio: Los Beatles construyen «Revolver»
Editado el 5 de agosto de 1966, el séptimo disco de la banda marcó un cambio definitivo en su modo de hacer música a partir de la creación de técnicas sonoras, muchas de ellas artesanales, como el loop, el uso de cintas al revés y el modo de grabar voces e instrumentos.
El 6 de abril de 1966, Los Beatles ingresaron temprano en la mañana al estudio 3 de Abbey Road y, al anochecer de aquel día, ya habían hecho historia, una vez más, para sorpresa de todos y de nadie. Y decir que hicieron historia no se trata de repetir un lugar común como sucede cada vez que hablamos de los Fab Four o los Cuatro Flequilludos de Liverpool o cualquier otro lugar común que nos venga a la mente. No, aquel día en verdad hicieron historia, dicho por uno de ellos. Me refiero a Geoff Emerick, el mago detrás del sonido de Los Beatles.
En su libro de memorias, que no podía llamarse de otro modo que “El sonido de Los Beatles” (Indicios, 2011), Emerick, quien aquel día tenía apenas 20 años y había sido designado ingeniero de sonido de EMI, dice: “Probablemente, no sea muy descabellado afirmar que durante la primera noche de trabajo de creación de Revolver se hizo historia. Ciertamente, el sonido de batería que conseguí para Ringo acercando los micrófonos y metiendo una manta dentro del bombo se ha convertido en la práctica estándar hasta el día de hoy”. De cosas de este tipo (y ya veremos de cuántas otras más) está hecho Revolver, el séptimo y auténticamente revolucionario disco de Los Beatles, editado el 5 de agosto de 1966.
Por primera vez desde los frenéticos días (pero sobre todo noches) de Hamburgo en 1962, la banda tuvo vacaciones. En realidad, fueron días en los que iban a filmar su tercera película, pero eso nunca ocurrió y el tiempo les quedó libre. Inquietos por naturaleza, comenzaron a probar grabaciones caseras para ver que sucedía allí; además de experimentar con ciertas drogas, sobre todo LSD, sobre todo John Lennon y George Harrison.
Después de sentar las bases y la estructura de lo que hoy conocemos como música popular, Los Beatles supieron que el siguiente paso era retorcer aquello tan simple que aún sigue siendo la música pop. Decididos a pasar a otro nivel, en 1965 Los Beatles despidieron la Beatlemanía con “Help” y dieron el primer paso hacia la madurez personal y musical con “Rubber Soul”, su mejor disco hecho hasta entonces. Porque, desde entonces, que hicieran sería superadora de lo hecho hasta entonces: Los Beatles nunca compitieron con su tiempo, simplemente lo superaron disco tras disco.
La banda tenía solo tres meses para grabar su próximo disco, pues a comienzos de julio debían afrontar una gira intensiva de 13 shows en Alemania, Japón y Filipinas. Tras una serie de incidentes que, en el caso de la escala filipina, sus vidas corrieron real peligro, Los Beatles decidieron no tocar nunca más en vivo. Y su música iría en esa sintonía. De hecho, ninguna canción de su por entonces flamante disco Revolver fue interpretada en vivo, ni esa gira ni nunca. Por primera vez, la banda utilizó el estudio para hacer música, literalmente.
La primera canción de Revolver en ser grabada fue la que cierra el disco: “Tomorrow Never Knows”, una verdadera joya de la experimentación técnica, el vuelo creativo y la búsqueda de nuevas sonoridades. Y sí, la canción con la que Emerick siente que hicieron historia aquella primera noche.
Definida por el ingeniero de sonido como “un concurso de sonidos raros”, la canción está hecha de una sucesión de loops aportados por los cuatro beatles que tanto George Martin como Geoff Emerick se encargaron de trabajar como nunca antes se había hecho.
Volvamos al joven ingeniero de sonido: “George y yo nos encorvábamos encima de la mesa de mezcla, subiendo y bajando el volumen siguiendo las instrucciones que nos gritaban John, Paul, George y Ringo. Como cada regulador de volumen correspondía a un loop diferente, la mesa de mezcla actuaba como un sintetizador y nosotros la tocábamos como si fuera un instrumento musical, superponiendo cuidadosamente texturas a la pista pregrabada”.
El uso de loops de percusión y del bombo como en los casos de “Tomorrow Never Knows” y “Taxman”, la canción de George Harrison que abre el disco reaparece en la música electrónica de los 90, en canciones como “The New Polution”, de Beck; o “Let Forever Be”, de The Chemical Brothers.
Revolver fue un disco de estudio en su sentido más literal; todas las canciones se hicieron efectivamente allí. Los músicos llegaban cada día con anotaciones de letras o acordes que le mostraban al resto y desde comenzaban a desarrollarlas. Fue en el estudio -y no ya en un estadio- donde la banda comenzó a expresarse. El estudio fue su medio de expresión estética.
El primer indicio de cambio llegó con “Rain”, una composición de Lennon compuesta y grabada durante las primeras semanas de Revolver y editada como Lado B de “Paperback Writter”. Recuerda Emerick que Lennon tropezó accidentalmente con los sonidos de la música atrasada y le gustó. A partir de ahí, Los Beatles querían que todo sonara de diferentes maneras, y comentó en The Complete Beatles Recording Sessions: “Revolver se convirtió rápidamente en el álbum en el que los Beatles decían: ‘Ok, suena genial, ahora vamos a ponerlo al revés o acelerado o ralentizado’. Probaban todo al revés, sólo para ver cómo sonaba”. Por ejemplo, en “I’m only sleeping” Harrison decidió tocar su guitarra al revés, lo cual implicaba un esfuerzo técnico desmesurado de parte de Emerick y el propio George Martin.
Emerick fue decisivo para que Revolver sea el disco que fue. Es que Revolver suena a como Los Beatles querían que sonará y muchas ideas, casi todas, fueron inventos técnicos de Emerick quien, no olvidemos, tenía 20 años. Tres innovaciones fueron clave para el sonido de Revolver: una de ellas, acaso las más usada y efectiva, fue la ubicación de los micrófonos. Emerick los ubicó pegados a los instrumentos, algo que no se estilaba por entonces. Incluso, llegó a ubicarlos dentro de los bronces en el tema “Got You Get To Into My Life”.
Otro hallazgo ante el pedido de McCartney de sonar más intenso y brillante fue el uso de un parlante como micrófono para amplificar el sonido del bajo. Y el tercer elemento que atraviesa toda la producción del disco es la manipulación artesanal de los sonidos y ruidos tales como choque de copas para crear loops. Por caso, el “efecto gaviota” de Tomorrow Never Knows es McCartney gritando y riendo.
Revolver está compuesto de catorce canciones. Lennon aportó cinco: “I’m Only Sleeping”; “She Said She Said”; “And Your Bird Can Sing”, “Doctor Robert”; y la comentada “Tomorrow Never Knows”.
McCartney, “Eleanor Rigby”, “Here, There and Everywhere”, “Good Day Sunshine”, “Got to Get You into My Life” y “For No One”. Revolver fue el primer disco en el cual Harrison tuvo más participación compositiva con tres canciones: “Taxman”, “Love You To” y “I Want to Tell You”. Por último, la canción dedicada a la voz de Ringo Starr: “Yellow Submarine”, compuesta como una fusión de dos canciones, la melodía de los versos de Lennon y el coro de McCartney.
Revolver se terminó de grabar el 21 de junio y tras unas semanas de mezcla y masterización, salió a la venta en el Reino Unido el 5 de agosto de 1966. Para entonces, Los Beatles ya estaban embarcados en su última gira. ¿Sabían que lo sería? ¿Habían tomado ya la decisión? Es probable. Al fin y al cabo, acababan de editar un disco irreproducible.
«Tomorrow Never Knows», la canción que lo cambió todo
Es una de las primeras canciones psicodélicas en grabarse en aquella época, con ciertas influencias desde la India, principalmente en sus demos y primeras tomas. Este tema también fue pionero en técnicas innovadoras, tales como la guitarra inversa -extraída en realidad del solo de Taxman-, los efectos procesados, la grabación vocal y el serpenteado de cinta. Musicalmente, se basó casi exclusivamente en un solo acorde, y la letra fue inspirada por el libro de Timothy Leary The Psychedelic Experience: A Manual Based on the Tibetan Book of the Dead, aunque el título también pudo provenir de un juego de palabras de Ringo Starr, más específicamente en una entrevista a The Beatles, esto hizo que se cambiara el título de la canción, ya que el tema se llamaría originalmente «The Void».
Los loops de la canción
El efecto de una «gaviota» (que fue hecho por McCartney gritando/riendo).
Un acorde orquestal en si bemol mayor (extraído de una sinfonía de Sibelius) (0:19)
Un mellotron, tocado con el registro de flauta (0:22)
Otro mellotron reproducido en un tiempo de en 6/8, tocado con el registro de «3 violines» (0:38)
Una secuencia ascendente que suena a sitar (en realidad está tocada con una guitarra eléctrica, con el sonido invertido y drásticamente acelerado), grabado con una gran saturación y aceleración (0:56)
El solo de guitarra de «Taxman» se sobrepuso en la segunda mitad de la parte instrumental. El solo fue cortado, invertido y adaptado al tono.
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