El Indio Solari cumple 75 años: vida de un artista transcultural

Este miércoles, Carlos Alberto Solari, el Indio, cumple 75 años. ¡Vaya cifra! Nacido el 17 de enero de 1949 ocasionalmente en Paraná, ciudad a la cual su padre empleado del correo llegó con su familia, el futuro líder de la banda más influyente y determinante de la cultura argentina apenas si vivió en la capital entrerriana, ya que pronto su familia se instalaría en La Plata, el lugar donde tiempo después todo comenzó. 

Influido por el lado beatnik de los primeros 60 y de su principal voz, Jack Kerouac, Solari se interesó por el arte desde muy temprana edad. Desde joven estuvo ligado al arte: era aficionado al dibujo y las artes gráficas. La música apareció en forma de batería cuando junto a su amigo del colegio secundario, Isa Portugheis, formó quizás su primera banda.  

En 1967, luego de terminar el secundario intentó formarse en el instituto de Bellas Artes de La Plata, pero fue expulsado al año siguiente con apenas un puñado de materias aprobadas. A comienzos de los ‘70. Se asociaría con Guillermo Beilison para un pequeño taller de estampado de telas en la pequeña localidad costera de Valeria del Mar. Al poco tiempo entraría en su vida Eduardo, el hermano de su socio, a quien ya todos llamaban Skay.  

Para entonces, Skay Beilinson, tres años menor que el Indio, ya era un destacado guitarrista. Rápidamente, Solari, quien por entonces estaba más interesado en hacer cine, encontraría en Skay un socio diferente a Guillermo, uno con quien desarrollaría su vocación que lo haría trascender, la de ser el letrista y la voz de una una de las bandas determinantes del rock argentino: Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.  

El Indio y Los Redondos

Creada oficialmente en 1976, era más que una banda de rock. O mejor, era muchas cosas y entre todas ellas, también una banda de rock. Hecha de músicos, poetas, monologuistas y performers, cada show de Los Redondos era un verdadero happening setentista donde podía pasar de todo. De a poco, el colectivo se fue depurando naturalmente hasta reducirse formalmente a una banda única en su especie dentro del contexto rockero argentino de fines de los 70 y comienzos de los 80. 

El Indio fue el frontman de la banda, el autor de toda su lírica y de un modo muy particular de liderar una banda por demás particular: cultora de la autogestión, el trabajo por fuera de todo mainstream, de un cancionero de letras encriptadas en elevadas metáforas y de una música no menos elevada –aunque no encriptada- pasó de ser, en un puñado de años y de discos, una banda de pocos a la más masiva de todas las bandas hasta la fecha. 

El Indio y Los Fundamentalistas

A fines de 2001, y luego de diez discos que marcaron a fuego la cultura popular argentina, el Indio y Skay disolvieron la banda en no buenos términos. Inmediatamente, ambos comenzaron a trabajar por su cuenta. El Indio sacaría, en 2004, “El tesoro de los inocentes”, el primero de sus hasta ahora cinco discos junto a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la super banda que lo acompaña desde entonces. 

Los años post Redondos le dieron a Solari un liderazgo absoluto de la escena expandiendo la misa ricotera a niveles impensados y, por eso mismo, inmanejables. Cada show de Los Fundamentalistas desafió los límites del anterior. O lo que es lo mismo: cada vez era mayor la multitud, al punto de superar las 200 mil personas. El Indio, digámoslo así, se había quedado con el ritual ricotero, su lírica, su particular voz y el manejo de lo público de su propia vida hicieron el resto del trabajo. 

Todo discurría con la habitual normalidad alrededor de la vida del Indio y su música, único punto de contacto entre él y el mundo, hasta que, en 2016, más precisamente el 12 de marzo, durante un show en Tandil, confirmó que padecía la enfermedad de Parkinson: «Veo que en Internet está circulando con mucha fuerza la versión de que estoy muy enfermo y es verdad. Tengo un Parkinson que me está pisando los talones pero les aseguro que no me voy a bajar tan fácil de un escenario», fueron sus palabras escuchadas por las más de 150 mil personas que habían colmado el hipódromo tandilense.  

Desde entonces, nada fue igual. Fue peor. A mediados del año pasado, una respuesta suya a la pregunta de una fan en redes sociales, encendió alarmas. “El doctor Park me la está jugando fuerte. Por eso es que no he estado acompañándolos”, había comentado ante la pregunta de una fanática: “Hola Indio, ¿cómo te tratan estos días?”. 

Su más reciente comentario sobre su estado de salud lo hizo durante un diálogo con el periodista Julio Leiva en el cierre de ciclo de charlas Caja Negra, donde no anduvo con vueltas: “Estoy como el culo”. 

Aquel de Tandil fue su anteúltimo show sobre un escenario. El último iba a ser un año después, el 11 de marzo de 2017 en el predio rural de Olavarría ante más de 300 mil personas. La organización no estaba preparada para tal convocatoria, por lo que los incidentes no tardaron en llegar. Dos personas murieron: Javier León y Juan Bulacio (casualmente de igual apellido que la víctima de uno de los primeros Obras de Los Redondos).  

Un año más tarde el Indio publicó El ruiseñor, el amor y la muerte, su último álbum hasta el momento y el único que no fue presentado en vivo. Para entonces, el Indio había decidido abandonar los escenarios. Su presencia fue virtual en forma de holograma, ya que su banda siguió tocando. 

En los últimos años, el Indio editó dos libros, las novelas gráficas “Escenas del delito americano” (2017) y “La vida es una misión secreta” (2021) ambas con dibujos de Serafín, dibujante y artista gráfico radicado en Roca; y la autobiografía “Recuerdos que mienten un poco” (2019), junto al periodista y amigo personal suyo Marcelo Figueras. 

El fin del año pasado, entre tantas malas nuevas por su salud, el Indio Solari publicó sus últimas tres canciones hasta el momento con El Míster y sus Marsupiales Extintos, proyecto alternativo a Los Fundamentalistas con algunos miembros de Los Fundamentalistas, entre otros, creado en 2002 donde muestra su costado más experimental. Se trata de «Réquiem Alegre» y «Poco-loco» y «El Muerto Giménez». La otra buena nueva es que, según sus propias palabras, grabará una colaboración con Wos. 

A sus 75 años, el Indio, aún acorralado por una enfermedad que avanza y ya lo afecat notoriamente, no se calla: en el último tiempo apoyó públicamente a Juan Román Riquelme en las recientes elecciones en Boca, criticó duramente al presidente Javier Milei y devolvió ataques verbales con su infalible y filosa lengua. 

Nos guste o no (y no, no nos gusta), el futuro del Indio Solari portavoz transversal de generaciones de argentinos estará relacionado con su arte tanto como con su salud. “¡Gracias a todos! Son mis pulsiones de vida”, fue su más reciente respuesta desde Instagram, ante los saludos por su cumpleaños. 


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