Edu Schmidt en la región: la música, su amor por la gastronomía, Árbol y los discos solistas
El multifacético músico y compositor qie lideró la etapa más intensa de Árbol, llega a la región para presentar "Coso", su más reciente disco. En esta entrevista con Diario "RÍO NEGRO", repasa su extensa carrera, habla de su nuevo trabajo, de su condición multiinstrumental de su gusto por la cocina.
Edu Schmidt, miembro fundador de la imprescindible banda Árbol, también multiinstrumentista destacado en violín, productor artístico, compositor, arreglador, pedagogo y actor, además de cocinero, se presentará en la región con su último disco solista “Coso”.
Nacido en Haedo en 1973, fue parte de Árbol entre los años 1994 y 2006, con la que editó los discos “Jardín frenético” (1996), el homónimo “Árbol” (1999), “Chapuysongs” (2002) y “Guau” (2004). Tras su salida de la banda, a fines del año 2006, emprendió su carrera como solista, etapa en la que editó “El silencio es salud” (2009), “Chocho” (2013), “Loco!” (2017), “Croto” (2020) y el reciente “Coso”. En diálogo con Diario RÍO NEGRO, se detuvo unos segundos para responder unas preguntas antes de los shows en el Alto Valle,
P: ¿Cuántas veces anduviste por la región?
R: Fui muchas veces, a veces solo, a veces con banda. Sí es la primera vez que voy a Centenario y Fernández Oro, así que contento de conocer dos ciudades nuevas. Esta gira sí voy a estar con un trío que me acompaña, coordinado por Gustavo Giannini, quien me propuso armar la banda, sacar las canciones y coordinar las fechas de la gira. Para mí es buenísimo porque es muy costoso que me acompañe la banda con la que toco acá en Buenos Aires, resuelve mucho el hecho de que yo pueda ir y le da una calidad artística importante. Por lo general, en las giras hay bandas armadas.
P: ¿Qué nos podés contar de “Coso”, tu último disco?
R: Mi último disco se llama “Coso”, ya desde el nombre se define como algo indefinido, porque “coso” es algo que no sabemos cómo llamar. Le puse ese nombre porque es una especie de metáfora de la actualidad que tenemos como personas, como mundo, está un poco indefinido todo, no sabemos qué va a pasar. Estoy contestando esta nota previa a unas elecciones que nadie puede saber cómo van a terminar, por ejemplo. En el mundo entero está pasando eso. Es un disco ecléctico, tiene temas muy arriba y muy tranquilos, tiene desde charangos y guitarras criollas y violines, todo acústico, a temas con distorsión y batería bien fuerte, rock, folklore y reggaetón. Mantiene mi línea de siempre que es hacer siempre algo distinto. Por supuesto, hay letras que cuido mucho, melodías que me parece que están buenas y son seis canciones. Se escucha todo en 16 minutos, es algo que también me gusta, es muy de esta época. En ese sentido, así atolondrado, es un poco como me manejo en todo lo que hago.
P: ¿Cuánto tiempo llevó grabarlo y editarlo?
R: Como todos los discos, llevó entre dos y tres años. Este ocupó gran parte de lo que se llamó la “cuarentena”, hay cosas que se grabaron por WhatsApp y con barbijo. Tres de las seis canciones fueron compartidas las composiciones, es algo que en los últimos años he desarrollado más, me junto con gente que me gusta cómo compone, que me va a llevar por un lado distinto, o muy distinto.
Una está hecha con Marcelo “Balde” Spósito, ex bajista y compositor de Kapanga, que actualmente compone para Caligaris; con Pablito Lescano, un capo total, hicimos “Flota” que es un reggaetón, somos muy amigos, componemos muy parecido, pero él hace otro estilo de música, nos complementamos muy bien. Otro tema lo hicimos con Ramiro Sagasti, cantante del grupo platense “Pérez”, que podría calificarse como Indie, soy re contra fan y fue una alegría poder componer con él y otro tema lo hice con Hugo Figueras quien es un músico multintrumentista, cantante de música infantil, también de La Plata, con quien fui compañero cuando estudiaba música en la Facultad de Bellas Artes y somos amigos hace como treinta años. Por WhatsApp compusimos “El Pacto de Ayer”, una especie de milonga tranquila, folclórica, con una letra alucinante.
Lo fui grabando con mi banda, “Los Enroscados”, la parte de rock, también con gente que venía a mi estudio o me mandaba los instrumentos grabados por mail. Armé todo y lo mezclé con mi coproductor del disco e ingeniero Alejandro Gálvez. Llevó tres años.
P: ¿Hace cuánto que sos profe de música?
R: Profe de música soy hace un montón, me recibí a los 18 cuando terminé el secundario, me estaba recibiendo en el conservatorio de profe de música. Estudié armonía, instrumentación y orquestación, todo ya de música del siglo XX, en la Plata también. Hace más de treinta años, pasa que arranqué en escuelas tradicionales, con curricula, y enseguida quedé afuera, no me gustó. No me iba muy bien con las directoras de algunas escuelas que me increpaban por el repertorio. Una vez hice “Los Orosco” de León Gieco y me dijeron que no lo podía tocar porque era amigo de las Madres de Plaza de Mayo, entonces dejé inmediatamente de dar clases. También daba clases de violín y era profe de recreación. La cuestión didáctica, sobre todo con adolescentes, la tengo re manejada y me gusta.
En la cuarentena, a falta de poder hacer shows retomé las clases. Por ejemplo, le di clases a un chileno que vive en París por WhatsApp, me dijo: “tengo un disco y quiero que me produzcas”. Terminé haciendo la producción artística de un disco por videollamada.
Estoy, por suerte, hace más de diez años con el taller que estoy haciendo “Cocina de Canciones”, en el que volví a dar clases, reencontrándome con la pedagogía musical, que para mí es muy importante.
P: ¿Son todos músicos o no hace falta serlo?
R: No hace falta ser músico que sepa la teoría, es un taller que está pensado para todas las edades, cualquier persona puede participar. En vacaciones de invierno, como había muchos niños, terminamos haciendo una canción infantil rockera junto con las familias. El slogan es “cualquiera puede hacer una canción”, como la receta del pan sólo que, en vez de harina, sal y agua, es la estrofa y el estribillo, anexamos canciones y hacemos una entre todos. Voy a retomar hacerlo dentro de orquestas infantojuveniles de la provincia, lo estoy dando en todo el país y en Europa.
P: ¿Qué hay de tu tarea como cocinero?
R: El tema gastronómico me viene desde chiquito, por mi vieja, a quien le gustaba probar cosas distintas. Después estudié gastronomía, siempre evité hacerlo de manera profesional porque es un rubro muy sacrificado (todos los trabajos lo son, pero el de la cocina especialmente). En la cuarentena, al no poder tocar, con mi compañera decidimos hacer un emprendimiento chiquito, para tener algo de plata y tener algo que hacer y no volvernos locos con el encierro.
Así armamos “Shleper”, un emprendimiento de comida tradicional judía. Terminó teniendo un montón de críticas gastronómicas que decían que tenemos el mejor knishes de papa y el pastrón buenísimo, y así. Este mes tengo un par de shows en los que voy a tocar y también cocinar: me convocaron porque sabían que cocinaba. Uno va a ser en Tecnópolis para “Cocineros Argentinos” y otra en Morón, donde voy a dar una master class de cocina judía y, además, tocar temas míos y de Árbol.
P: ¿Es agotador ser multinstrumentista, o cómo es?
R: Es algo que se me dio desde chico, probar instrumentos, tocarlos, por ahí no ser el mejor violinista del mundo, pero tocar el violín, la trompera, el charango. No sé si agotador, lo que es agotador es llevar todos los instrumentos. Siempre los rockeros se ríen del baterista que tiene que llevar un montón de cosas, en mi caso llevo muchos más. Es algo divertido que termino siendo algo identitario mío, característico. La gente se sorprende porque de pronto saco una trompeta, un charango, un violín, es una especie de superpoder que fui desarrollando de manera relajada.
P: ¿Es inagotable la composición musical para vos?
R: Para mí no es inagotable. Los que componemos siempre tenemos miedo de quedarnos sin ideas, de que se nos acaben las melodías lindas, las letras que están buenas, el famoso miedo a la “hoja en blanco”. Como digo en los talleres, la hoja en blanco es el vacío de no saber qué va a pasar, pero también es el vacío a llenar con cosas nuevas y siempre sale algo.
P: ¿Qué hay de la mixtura de estilos?
R: Lo de mezclar estilos es parecido a lo de tocar distintos instrumentos: soy fanático de Los Beatles, como muchos músicos, y ellos hacían discos variados, dibujaban una torta en la que había varias porciones. Ahí había canciones de amor, canciones lentas, rápidas, algunas de protesta, y así iban armando la torta de lo que iba a ser un disco. Un poco esa idea es la que llevo a mis discos, vas a pasar por muchos estados de ánimo, como una montaña rusa.
La banda que acompaña a Schmidt en la gira es Gustavo Giannini, en bajo; Alejandro Sandoval, en guitarra y coros; Pedro Folatelli, en batería.
Los shows: día, hora y lugares
Todos los shows serán a las 22, en Neuquén, este jueves 17 de agosto, el viernes18 en Roca, el sábado 19 en Fernández Oro y el domingo 20 en Centenario.
En Roca será junto a la vuelta de «Prisión Preventiva», banda legendaria de Punk de Villa Regina (Gustavo Giannini es el bajista).
El show durará cerca de una hora y media. Las entradas tienen un valor de entre 3.000 y 5.000 dependiendo el lugar y si compran en puerta o anticipadas.
Las de Roca (en Rapsodia, Av. Mendoza 115) y las de Neuquén Capital (en Morrigan, Elordi 39) se venden al teléfono 2984698087 o en puerta.
Las de Fernández Oro y las de Centenario, se compran en puerta o anticipadas comunicándose a cada lugar: La Cocina de Oro 2994521036, y La Negra Roberta 2995275403.
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