Dulce Ironía, el trío de rock de Fernández Oro se prueba en los barrios porteños
El trío valletano de rock alternativo se dará el gran gusto de llevar sus canciones por primera vez a la ciudad de Buenos Aires. Entre hoy y el sábado ofrecerá tres shows en diversas salas. Antes del viaje, Nadia Escobar, bajista del grupo, habló con Diario RÍO NEGRO.
Dulce Ironía, el trío de rock alternativo surgido de Cipolletti y Fernández Oro, se dará el gran gusto de llevar su música, y con ella toda una mirada de época, a los barrios porteños. Al menos a tres de ellos, que no es poco.
Es que, desde este jueves hasta el sábado, la banda ofrecerá tres shows en los cuales presentará sus dos discos, “Sembrando sueños” y “Corriente Ela” (2020), además de un puñado de nuevas canciones que serán parte del tercer disco del grupo, entre ellas la ya editada “Corriente”, disponible en las plataformas de streaming.
El trío integrado por Rodrigo Troncoso en guitarra y voz, Nadia Escobar en bajo y voz y Bruno Chandía en batería y voz tocará este jueves en en el Complejo Cultural Musicleta, de Villa Crespo. Mañana viernes serán parte de La Fiesta Siniestra en el Club Cultural Bula, de Almagro. Allí, compartirá escenario con destacadas bandas de la escena del metal como Hermostra, Pessoa, Oncófago, Bad Phometa y la artista experimental Chiarantano.wav. Por último, el sábado, Dulce Ironía finalizará la gira Corriente tocando en el Bar Strummer, de Palermo.
A pesar de que la banda lleva casi 20 años activa, será la primera vez que toque en la Capital Federal. “La verdad es que estamos muy felices”, reconoce Nadia en un diálogo con Diario RÍO NEGRO, días antes de viajar. “Es un paso muy importante, en estos dos años después de la pandemia intentamos darle un giro musical a la banda y nos enfocarnos más en poder salir de la región. Son tres fechas las que programamos para esta ocasión, trabajamos mucho para poder viajar, hospedarnos y generar contactos con otras bandas. La idea es hacer más fechas a mediados de año en CABA y en otras ciudades”.
La historia de Dulce Ironía
Los orígenes del trío se remiten a cuando eran cuatro, tenían otro nombre y tocaba punk rock. Dulce Ironía, que por entonces se llamaba Neurona, surge de una invitación: la del baterista Matías Bustamante hacia Nadia, que es bajista, para unirse a los ensayos junto a sus amigos guitarristas Bruno Chandía y Rodrigo Troncoso. Y la cosa funcionó al toque.
“Teníamos entre 16, 17 años, yo tocaba en una banda con Matías , quien a su vez era amigo de Bruno y Rodrigo. Cuando decido salir de la banda en la que estaba Matías me invita a ensayar con ellos. Fui, pegamos muy buena onda y a la semana ya estábamos ensayando todos los días en Fernández Oro. Como al mes empezamos a tocar covers de bandas punk y al toque empezamos a componer”, resume Nadia.
Después de grabar “Sembrando sueños” Matías se fue de la banda dando comienzo a una serie inestable de bateristas. A Bustamante lo reemplazó Ricardo García, que estuvo un par de años y fue parte del cambio de nombre. Pablo Ponce estuvo otro par de años, pero su salida marcó un punto de inflexión en el núcleo duro de los Dulce Ironía. Rodrigo, Bruno y Nadia decidieron mantenerse como trío y reformularse: Bruno pasó a la batería y se quedaron con una sola guitarra, la de Rodrigo.
De cuatro a tres: más que un cambio de número
La decisión de ser tres en vez de cuatro no fue solo una cuestión de número, también los redefinió musicalmente: empezaron a tocar otras cosas y a sonar diferente. Ser tres también modificó el flujo de energías y cortó con los duelos que significaban las partidas. “Decidimos cuidar la energía de la banda porque cada vez que se iba uno de nosotros lo sentíamos mucho, quedaba como ese vacío… otro más que se va”, reconoce Nadia.
“Dejamos de encasillarnos, hubo un momento en que si no te encasillabas no encajabas y nosotros nos planteamos experimentar por otros lados, no queríamos ser todo punk todo el tiempo. Cada uno de nosotros tenía gustos diferentes y cada vez que nos poníamos a zapar salían cosas re interesantes”. En definitiva, “nos abrimos mucho más. Aprendimos a escucharnos más, a componer más en grupo y no de manera tan individual”.
Nadia define el nuevo rumbo tomado por la banda con una palabra: solidez. “Creo que es la palabra, en todo sentido, no solo en lo musical. También en las ideas, en lo que queremos transmitir, lo que queremos dejar como huella. Va por ahí el sentido que le ponemos a la música”.
La música de Dulce Ironía, que se dio el gustazo de telonear a La Renga en su inolvidable show de Fernández Oro, en marzo de 2022, combina elementos de El Otro Yo y Juana La Loca, con otros no menos influyentes del Nü Metal de Korn y Carajo, la fuerza de los Rage Against The Machine y los juegos de base y guitarra de los Pixies.
Si el indie de este tiempo supone una escena que en los 90, con sus características, llamábamos alternativa, los Dulce Ironía se saltean la influencia inmediata y van directo a las fuentes. Actualizan en pleno siglo XXI aquella escena combativa de fines de los 90 y primeros años de los 2000.
Pero todo es muy distinto a lo anterior, avisa Nadia cuando se refiere a lo hecho y por hacer de parte de la banda, que se encuentra trabajando en nuevas canciones. “Eso está bueno porque si preguntás qué hace Dulce Ironía no sabés qué hace porque hace muchos sonidos”. Y da más nombres: Fun People, Boom Boom Kid … los alternativos 90.
De lo nuevo se conoce un tema, “Corriente”, que ya está disponible en las plataformas y que incluye una breve pista de otra nueva canción de la banda. En el videoclip de “Corriente” que puede verse por Youtube, en un momento uno de los músicos intenta sintonizar una radio y lo que allí se escucha es un fragmento de la próxima canción de Dulce Ironía. Presten atención y la oirán.
El próximo disco del trío incluirá nueve canciones y saldrá recién a fin de año, pero no habrá que esperar tanto para saber de qué se trata porque irán estrenando de a una con su respectivo videoclip. Valdrá la pena esperar.
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