Equinoterapia, cuando los caballos ayudan a sanar
El complejo hípico La Esperanza, ubicado entre Viedma y El Condor, busca mejorar la calidad de vida de pequeños con distintos tipos de discapacidad.
La equinoterapia se hace un lugar cada vez más importante como terapia alternativa para los pequeños que deben superar o aliviar una discapacidad.
Esta modalidad terapéutica comenzó a implementarse en enfermedades ligadas a trastornos motores y neurológicos graves, pero también tiene excelentes resultados en enfermedades como el autismo.
Los expertos destacan sus beneficios, y de esto mucho saben en el campo hípico La Esperanza, ubicado entre esta capital y el balneario El Cóndor. “La actividad me llena de felicidad ”, destaca la instructora principal, Ivana Souble.
En el predio, y a disposición de niños o adultos, se encuentra a quien llaman el “Master”: “Lorenzo”, un alazán de 18 años que comparte las caballerizas con la pony “Caprichosa”.
Ivana se inició como instructora en 2001, y dos años atrás instaló el centro hípico para ofrecer las Terapias y Actividades Asistidas con Caballos (Taacas), que buscan la reeducación de las personas con discapacidad, mejorando su calidad de vida.
En este beneficio quema etapas, una de las personas que suele ir todos los sábados: Juan. A medida que fue avanzando, pasó de tocar a “Lorenzo” a acariciarlo. Ahora lo monta con el acompañamiento de las instructoras y de su mamá, Erika Millanahuel.
Otra de las familias que participan es la de Cielo Ruiz Flores. Su mamá, Rossana, se mostró impresionada con los avances aun cuando todavía no logró que su hija se decida a montar a “Caprichosa”. “La abraza; la da besos, la segunda clase la peinó junto a una de las voluntarias, en casa imita los estornudos. Hoy tuve que comprar zanahorias para la pony”, dice.
“Vemos un fuerte vínculo entre los niños y los caballos. El primer día apenas lo tocan y a medida que van trabajando llegan y los abrazan”.
Mely Di Cesare, una de las voluntarias que trabaja en La Esperanza.
Datos
- “Vemos un fuerte vínculo entre los niños y los caballos. El primer día apenas lo tocan y a medida que van trabajando llegan y los abrazan”.
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