Equilibrio y paridad

Si bien los radicales han hecho de la gobernación de Río Negro un bastión propio desde el retorno de la Democracia, las últimas elecciones han sido siempre muy competitivas. A poco más de un año del próximo turno electoral a gobernador, el escenario político provincial muestra equilibrio y paridad entre radicales y peronistas. Ésa es una de las principales conclusiones de la encuesta exclusiva realizada por Poliarquía Consultores entre el 13 y el 20 de julio para “Río Negro”, y cuyos resultados se comienzan a presentar en la edición de hoy. En efecto, la vigencia del bipartidismo y algunas particularidades de la coyuntura actual sugieren la existencia de dos fuerzas electorales bien posicionadas de cara a la próxima elección, cada una con sus propias fortalezas y desafíos. Analizando al oficialismo provincial, encontramos que algo más del 40% de los rionegrinos aprueba la gestión del gobernador Saiz, quien a su vez es el segundo dirigente provincial con mayor imagen positiva. Asimismo, un significativo 32% de la población manifiesta que si hoy hubiera elecciones, votaría a un candidato apoyado por el gobernador. Finalmente, el radicalismo, posee en su partido al dirigente nacional mejor evaluado de la provincia: el diputado Nacional y posible candidato presidencial Ricardo Alfonsín. En pocas palabras, una candidatura, cualquiera fuese, avalada por el gobierno provincial y la simbología del radicalismo encarnada por Alfonsín bien correría con posibilidades de retener la gobernación. Sin embargo, no son todas rosas para la gestión provincial. La reforma constitucional motorizada por el gobierno cuenta con escaso apoyo entre la opinión pública, surge del sondeo de Poliarquía. Si finalmente, la reforma constitucional no se consuma –o si se realiza sin incluir la cláusula re-reeleccionaria– Saiz se quedará sin posibilidad de un tercer mandato y el radicalismo deberá abocarse a elegir un nuevo candidato a gobernador. El principal problema reside en que los dirigentes que en principio comparten la “pole position” para ser ungidos –Barbeito, Mendioroz y Ferreira– detentan altos niveles de desconocimiento y una escasa intención de voto en la opinión pública provincial. En la vereda de enfrente, el justicialismo buscará repetir el resultado de la legislativa de 2009, cuando se impuso por estrecho margen al radicalismo. Para ello cuenta con dos candidatos de fuste: el histórico dirigente del PJ y actual intendente de General Roca, Carlos Soria, que a la sazón es el dirigente provincial con mejor imagen de Río Negro; y el senador nacional Miguel Ángel Pichetto, también entre los dirigentes rionegrinos mejor evaluados y hombre fuerte de los Kirchner en la provincia. Un acuerdo electoral entre ambos potenciaría la candidatura peronista y podría poner contra las cuerdas a un oficialismo que carga con la erosión lógica de largos años en el poder y que cosecha un nivel de desaprobación del 45%. En este sentido, un peronismo con los recursos necesarios y con un discurso bien articulado podría abrirse paso entre el 77% de la población que evalúa de forma regular (49%) o negativa (28%) el estado actual de la provincia. Salvando las diferencias, los escenarios provincial y nacional no dejan de tener ciertas similitudes. Dos gobiernos desgastados tras ocho años de gestión –el de Saiz y el de los Kirchner– enfrentan su primera batalla electoral tras haber sido derrotados en 2009. Si bien gran parte del desenlace dependerá de cómo llegue cada uno a 2011, la porción más importante de la historia tal vez esté en manos de la oposición tanto nacional como provincial, quienes si logran superar la fragmentación podrían poner fin a dos largas administraciones. (*) Analista político y director de Poliarquía Consultores

FABIáN PERECHODNIK (*)

análisis


Si bien los radicales han hecho de la gobernación de Río Negro un bastión propio desde el retorno de la Democracia, las últimas elecciones han sido siempre muy competitivas. A poco más de un año del próximo turno electoral a gobernador, el escenario político provincial muestra equilibrio y paridad entre radicales y peronistas. Ésa es una de las principales conclusiones de la encuesta exclusiva realizada por Poliarquía Consultores entre el 13 y el 20 de julio para “Río Negro”, y cuyos resultados se comienzan a presentar en la edición de hoy. En efecto, la vigencia del bipartidismo y algunas particularidades de la coyuntura actual sugieren la existencia de dos fuerzas electorales bien posicionadas de cara a la próxima elección, cada una con sus propias fortalezas y desafíos. Analizando al oficialismo provincial, encontramos que algo más del 40% de los rionegrinos aprueba la gestión del gobernador Saiz, quien a su vez es el segundo dirigente provincial con mayor imagen positiva. Asimismo, un significativo 32% de la población manifiesta que si hoy hubiera elecciones, votaría a un candidato apoyado por el gobernador. Finalmente, el radicalismo, posee en su partido al dirigente nacional mejor evaluado de la provincia: el diputado Nacional y posible candidato presidencial Ricardo Alfonsín. En pocas palabras, una candidatura, cualquiera fuese, avalada por el gobierno provincial y la simbología del radicalismo encarnada por Alfonsín bien correría con posibilidades de retener la gobernación. Sin embargo, no son todas rosas para la gestión provincial. La reforma constitucional motorizada por el gobierno cuenta con escaso apoyo entre la opinión pública, surge del sondeo de Poliarquía. Si finalmente, la reforma constitucional no se consuma –o si se realiza sin incluir la cláusula re-reeleccionaria– Saiz se quedará sin posibilidad de un tercer mandato y el radicalismo deberá abocarse a elegir un nuevo candidato a gobernador. El principal problema reside en que los dirigentes que en principio comparten la “pole position” para ser ungidos –Barbeito, Mendioroz y Ferreira– detentan altos niveles de desconocimiento y una escasa intención de voto en la opinión pública provincial. En la vereda de enfrente, el justicialismo buscará repetir el resultado de la legislativa de 2009, cuando se impuso por estrecho margen al radicalismo. Para ello cuenta con dos candidatos de fuste: el histórico dirigente del PJ y actual intendente de General Roca, Carlos Soria, que a la sazón es el dirigente provincial con mejor imagen de Río Negro; y el senador nacional Miguel Ángel Pichetto, también entre los dirigentes rionegrinos mejor evaluados y hombre fuerte de los Kirchner en la provincia. Un acuerdo electoral entre ambos potenciaría la candidatura peronista y podría poner contra las cuerdas a un oficialismo que carga con la erosión lógica de largos años en el poder y que cosecha un nivel de desaprobación del 45%. En este sentido, un peronismo con los recursos necesarios y con un discurso bien articulado podría abrirse paso entre el 77% de la población que evalúa de forma regular (49%) o negativa (28%) el estado actual de la provincia. Salvando las diferencias, los escenarios provincial y nacional no dejan de tener ciertas similitudes. Dos gobiernos desgastados tras ocho años de gestión –el de Saiz y el de los Kirchner– enfrentan su primera batalla electoral tras haber sido derrotados en 2009. Si bien gran parte del desenlace dependerá de cómo llegue cada uno a 2011, la porción más importante de la historia tal vez esté en manos de la oposición tanto nacional como provincial, quienes si logran superar la fragmentación podrían poner fin a dos largas administraciones. (*) Analista político y director de Poliarquía Consultores

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