Época de huertas: el valor de volver a la tierra
Septiembre es un buen momento para comenzar con los cultivos de primavera verano. En este mes se siembra y se hacen los almácigos. Cosechar y consumir los propios alimentos garantiza nuevos hábitos saludables y mejores vínculos sociales.
Meter las manos en la tierra para poner una semilla. Ver como la planta nace, cuidarla y saborear, más tarde, sus frutos es una cadena de acciones con más de un resultado positivo.
La pandemia generó dificultad para moverse, aislamiento, y la gente comenzó a valorar dos cosas: la importancia de tener alimentos cerca de casa, o en casa, y también la alimentación saludable. Por eso, ahora que el invierno se fue, la propuesta de comenzar con la huerta de primavera verano y volver a producir el propio alimento, es una actividad enriquecedora. No solo permite ahorrar unos pesos en la verdulería, sino que otorga un sinnúmero de ventajas que se descubren con la cosecha de cada fruto.
Como sostiene el ingeniero agrónomo Manuel Vera, de la Asociación Haciendo Camino “más allá de la cantidad de tierra que se tenga para cultivar, lo importante es cultivar algo. Cuando una familia, aunque sea desde una maceta, ve que tiene capacidad de lograr el alimento propio, probar que es más rico y más sano, eso genera más impacto que la cantidad”.
En esta época, se siembran tomates, pimientos, lechuga, rúcula, berenjena, zucchini, rabanito y si hay bastante espacio se puede pensar en zapallos y también aromáticas como perejil o albahaca. El técnico del INTA Roca, ingeniero agrónomo Pablo Vásquez sostuvo que si bien algunos comenzaron en agosto, todavía se está a tiempo de hacer los almácigos.
El técnico explicó que las semillas se ponen en recipientes como vasos de yogur, potes de helado, cajones cosecheros revestidos con nylon agujereado o diarios. A la tierra hay que pasarla por algún tamiz para que quede fina y una vez que se siembra se debe poner al calor.
Hoy a las 14, técnicos de INTA Roca dictan una capacitación de huerta temporada primavera-verano, en vivo por la fan page del Municipio de General Roca.
Facebook del INTA Roca.
“No importa si le da luz o no, si no que esté cálido el ambiente, hasta que brota. Una vez que sale la planta hay que sacarla a tomar sol en el día y por la noche conviene meterla para que no la agarre la helada o el frío. Esa es la rutina en este mes”, dijo Vásquez.
En cuanto a las semillas, muchos recordarán que sus abuelos abrían un zapallo y guardaban cada semilla, como si fueran pepas de oro, lo mismo hacían cada vegetal que comían.
“Hay que volver a recuperar las semillas para, cada vez menos, depender de la compra. A veces los precios son altos, los comerciantes traen lo que les conviene. Los productores y los huerteros al guardar sus semillas se aseguran que podrán tener la variedad que ellos quieren”, explicó Manuel Vera.
En relación a esto, algunos institutos como el INTA las suministran, pero ahora ya se entregaron. Están analizando si habilitan un nuevo cupo. De ser así, se publicará en la página de Facebook del INTA Roca.
Engordar la tierra
Mientras los almácigos crecen, hay que preparar la tierra en la que se va a transplantar. Las herramientas básicas son pala, azada y rastrillo. Con esas tres se ablanda la tierra, se empareja y forman los surcos en los que se van a poner las plantas.
En octubre recién se puede pasar a la tierra . Incluso, los que no hicieron tiempo de hacer almácigos, en este mes pueden sembrar zapallos, choclos, de manera directa. Una vez que están alineadas en el surco, conviene regara día por medio o cada dos días, del mismo modo hay que hacerlo en noviembre y para diciembre y enero hay que hacerlo una o dos veces por día.
“Siempre conviene hacer compost”, dice el ingeniero del INTA con definición, pero la mala noticia es que si no lo hicieron ya no llegarán, porque tarda unos cinco meses en estar listo.
Hacer la ensalada
El tiempo que disfrutarán de los frutos, dependerá de cada cultivo. Achicoria, rabanitos y rúculas a los 35 o 40 días se podrán empezar a cosechar. La lechuga en dos meses, el tomate para enero estará y hasta abril, que empiecen las heladas podrán disfrutar de los frutos de la huerta. En cuanto a cantidades, una planta de tomate puede dar de 1 a 3 kilos en la temporada.
Además, en marzo y febrero se pueden sembrar nuevas cosas, hay un calendario en Facebook del INTA Roca que se puede consultar para tener verduras de la huerta todo el año.
Todos acuerdan que crece mucho el interés en hacer huertas en casa. Sin dudar, Manuel Vera afirma que las localidades del valle están atadas a la tierra por la fruticultura, pero el sistema se las arregló para separarnos del hecho productivo.
“Con las huertas hay una puerta para conectar nuevamente con lo productivo, eso es enriquecedor como experiencia humana. Se generan vínculos muy interesantes desde lo social”, concluye.
Soberanía alimentaria, cambio de paradigma
“¿De qué manera podemos comer mejor? Hay una producción más ligada con lo natural y hoy muchos están interesados en hacer su huerta. Hace unos años hay una tendencia de la vuelta al campo y a comer más sano”, dice María Dulce Henriquez, economista que junto a Manuel Vera integran la Asociación Haciendo Caminos.
Allí, desde el 2007 trabajan temas de economía social solidaria y el año pasado comenzaron a abordar la soberanía alimentaria. Organizaron un bolsón soberano, en los que productores regionales de frutas, verduras, elaboradores de miel, dulces, panes, ofrecen sus productos una vez por mes.
“La soberanía alimentaria como concepto nace con Vía Campesina en 1996, un movimiento que está en todo el mundo. Es ejercer el derecho de qué comer y a quién comprar. Se basa en que los pueblos deben ser soberanos en cuanto a lo que producen y a lo que compran. Decidir a quién le das tu salario. Si querés comprarle a un vecino y no a una gran cadena”, destacó Henriquez.
Manuel Vera sostiene que la circulación de información sobre los alimentos con agroquímicos o transgénicos en la actualidad llega a más gente. Hay un gran interés por la agroecología y por nuevas formas de producir y se intenta los productores de la Asociación van en ese camino.
“El consumidor siempre está por delante del productor en lo que es la conciencia, a los productores les cuentas animarse, están muy atados a las formas convencionales, al mercado, pero de a poco, en la zona, se van sumando a la agroecología. La transición cuesta y se necesita financiamiento para que puedan afrontar los primeros años hasta que arman su mercado”, dijo Vera.
La economista sumó que al principio accedían a lo orgánico, personas con poder adquisitivo, porque es más caro, pero todo el pueblo debe poder comer mejor, eso es soberanía alimentaria. “El modelo de como consumimos y producimos está muy debatido y la gente empezó a buscar alternativas”, concluyó la economista.
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