Entre la gestión y las pantuflas: cómo es gobernar en tiempos de aislamiento
Cómo hacen los líderes políticos de la región para sobrellevar el trabajo con la cuarentena cuando llegan a su lugar de residencia. Teléfono caliente por demandas continuas, relaciones familiares relegadas y escasos ratos de ocio predominan.
Carreras: compromisos ineludibles y ratitos de relax
Arabela Carreras es la pieza clave en el diseño y la ejecución de las políticas rionegrinas.
En estos días de cuarentena la gobernadora pasa la mayor parte del día en la Residencia de los Gobernadores junto a su pareja Fabián, su madre Haydeé, y el caniche Nuno. Alterna el despacho de la histórica casona con la oficina de Laprida y Belgrano de la Casa de Gobierno, hacia donde se traslada en forma esporádica caminando una cuadra y cruzando por la plaza San Martín.
Cuando el reloj se clava entre las seis y las siete de la mañana trepa a una cinta automática para caminar alrededor de una hora. Repite esa rutina física a última hora antes de la cena y cuando termina de hablar por teléfono con sus colaboradores más inmediatos, y cierra las reuniones y videoconferencias.
“Vivo en la residencia y estoy ‘full time’ dedicada al trabajo, pues si bien no hay mucho margen para distenderse, sí tengo un ritmo parejo”, cuenta a RÍO NEGRO en relación a los ejercicios físicos, y sobre la estadía en ambos despachos donde deambula en jeans y zapatillas.
Destaca que “ayuda mucho la actividad física para ir tranquilizando la mente un poco antes de dormir”.
“Estoy haciendo el aislamiento y tengo pocos viajes -apunta- pero hay cosas que no se pueden hacer vía web como las recorridas por los hospitales de Viedma, Roca, Bariloche y Cipolletti, y hay que estar presente porque no puedo dejar librado al criterio de quien me transmite lo que ocurre en la actualidad, a partir de las readecuaciones que estamos haciendo con la compra de camas y de aparatología, y además estoy dialogando con sus intendentes para saber cuál es su visión sobre el momento”.
Aún cuando su rol inicial -mucho antes de la política- fue abrazarse a una Licenciatura en Letras por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), y luego la docencia, en la actualidad tiene poco tiempo para la lectura.
No obstante encontró su hora ideal para aprovechar algún texto en forma productiva los fines de semana. “Leo un ‘ratito’ los fines de semana porque los días son casi iguales a las jornadas semanales. Esto, a veces lo comentamos con los ministros, y coincidimos en que decimos… ‘No sé qué día es… en virtud de que para mí la (última) Semana Santa no existió porque aparecen nuevos casos (de coronavirus), (y hay que atender) las situaciones de los hospitales, las reuniones…”.
A raíz de que la totalidad de su biblioteca particular quedó en su Bariloche natal, la gobernadora volvió a leer en estos días “El poder del ahora” (1999). Se trata de una obra del filósofo y pensador alemán Eckhart Tolle la cual miles de personas reconocen como una herramienta especialmente valiosa para su desarrollo personal, y además sugieren repasarla.
Estoy haciendo el aislamiento y tengo pocos viajes, pero hay cosas que no se pueden hacer vía web como la visita a los hospitales”.
Arabela Carreras, gobernadora de Río Negro.
“Es muy lindo -pone de manifiesto- dado que se concentra en el momento presente, tiene una visión interesante porque disminuye la ansiedad por el futuro”.
La emblemática casona, cuya construcción data de 1924 y que responde al estilo de “renacimiento neocolonial”, posee un amplio patio interno con algunos canteros a la altura de una mesa. Allí, a veces, y en las pocas ocasiones que los compromisos oficiales le dan un respiro, comparte con Haydeé el arte de la jardinería.
Otro momento doméstico que le inyecta ánimo es Nuno, su mascota. La obliga a estar bien, y cuando permanece en la residencia el caniche vive pegado a ella y a su marido.
También le gustan las actividades culinarias pero el tiempo material es tirano. Deja todo en manos del reducido personal con que cuenta la residencia. Las amistades y los familiares que quedaron en Bariloche por ahora tienen que esperar y todo el contacto se reduce a mensajes de Whatsapp.
Mantiene los mejores espíritu y ánimo. “No tenemos buenas noticias para exhibir desde lo sanitario y lo económico, entonces tenemos que hacer el esfuerzo diario de mantener las buenas relaciones, vínculos y el ánimo para poder levantarse en las mañanas, renovar la esperanza y mejorar las decisiones siempre. Ese ejercicio es para que la realidad no nos lleve el ánimo puesto”, concluye.
Gutiérrez pasó de la hiper actividad al parate
El frenesí que aplicó a su gestión desde que asumió tuvo un parate brusco para el gobernador Omar Gutiérrez. La estrategia de construcción de un liderazgo la empapó con cumplir lo que le habían pedido en campaña: recorrer la provincia y la ciudad de Neuquén con periodicidad.
La cuarentena, desde el 20 de marzo, lo recluyó en su casa en un barrio de la ciudad de Neuquén porque se niega a usar la residencia oficial de la costa.
En este tiempo, salió de la provincia esta semana para ir a Buenos Aires a participar del lanzamiento de la propuesta para los acreedores externos y por primera vez en su vida, contó, usó un barbijo durante 15 horas. Fue en avión después del mediodía y a la noche regresó.
Su estrategia de personalizar todos, absolutamente todos, los actos de gobierno mutó a mantener más diálogos con funcionarios en forma telefónica, se queda en su casa donde experimenta reuniones virtuales a través de la plataforma Zoom y va a la Casa de Gobierno, que está prácticamente vacía, dos o tres veces por semana.
Su costumbre de salir a correr en forma diaria la cambió por el trote en una cinta que tiene en su casa y, tal vez lo que más le costó, fue dejar de ir a visitar a su admirado abuelo Reinaldo Pastor Gutiérrez quien tiene 105 años. Le habla por videoconferencia y siente una inyección de optimismo cuando lo hace.
El gobernador no necesita aclarar su apego estricto a los métodos. Cuando es necesario ir a la Casa de Gobierno, al regresar toma los recaudos de zapatos y ropa antes de tomar contacto con su familia. Lo mismo que para las compras, en forma usual utiliza los métodos de pedidos telefónicos y concurre a buscar la mercadería.
Por primera vez usé un barbijo durante… no sé, doce, quince horas. Hay que resistir la tentación de querer sacarlo con la mano”.
El gobernador Omar Gutiérrez cuenta cómo sobrelleva la cuarentena.
Si el teléfono celular es su principal herramienta para estar al tanto de todo en tiempos normales, ahora está potenciado. Extraña la hiperactividad que lo ubicaba jugando un picadito de fútbol con chicos cuando inauguraba alguna cancha de césped sintético, visitando una obra en alguna ciudad cercana a las pocas horas y cenando con funcionarios en una tercera localidad en el mismo día.
Su apego a la comunicación constante lo puso en orsai cuando dedicaba un rato de su tiempo a hacer alguna delicia gastronómica en disco. Es probable que ahora tenga más libertad para hacerlo.
Su vivienda tiene un parque que le permite disfrutar del aire libre, recluido en los límites, y de jugar con sus mascotas caninas.
En este tiempo de cuartena destaca un hecho con el que rompió el acartonamiento institucional. Publicó en las redes sociales una carta dirigida a los más chicos y los desafió a escribirle con la promesa que les iba a responder.
Algunos mensajes fueron más que ocurrentes y en Twitter sobresalieron los videos de los más chicos donde le hablaban al gobernador con una soltura ingeniosa. Desde su casa, se tomó el tiempo para llamar a alguno de ellos y hablarles por videoconferencia para agradecerles los mensajes y responder las preguntas que le habían hecho en relación con cómo se maneja en aislamiento en la gestión de gobernador y aconsejar con quedarse en casa.
Se aclaró que la actividad administrativa no está parada porque ya existían la firma digital para decisiones oficiales.
Gaido, entre el desafío musical hogareño y estar en la trinchera
Cada día que pasa y cuando las demandas fueron cumplidas, Mariano Gaido, intendente de la ciudad de Neuquén, regresa a su casa y previo a ser “desinfectado” pasa tiempo con su familia jugando al Estanciero y tocando la guitarra.
Y acá está la mejor parte, su hija adolescente le impuso un desafío. El profesor de música que se siente cómodo tocando temas de rock nacional, ahora está aprendiendo a sacarle a la viola melodías de trap y pop.
“Una de las cosas que se recuperaron en esta cuarentena son los juegos de mesa, esos que estuvieron guardados durante años en los placares de nuestras casas de la infancia. Hoy en mi casa el Estanciero está sobre la mesa del comedor”, contó Gaido.
¿Y en la guitarra? No siempre es el profesor el que lleva la delantera. En familia cantan juntos pero no siempre hay consenso en el repertorio. Los hijos del intendente, adolescentes los dos, propusieron algo diferente. “Una que sepamos todos”. El padre prometió una canción, “Tusa”. Por ahora practica y promete superar el desafío.
El resto de las horas se van en clases de gimnasia todos los días y en maratones de series. La familia Gaido ya completó la última temporada de La casa de papel y van por la cuarta de Blindspot. “De lunes a viernes vemos un rato a la noche, los fines de semana nos permitimos ver a la tarde y a la noche, hacemos maratón”, dijo el jefe comunal, que reconoció que en su casa usa zapatillas y ropa deportiva.
Gaido aseguró que esta cuarentena le duele en los pequeños rituales que se modificaron. No ver a su madre y a su hermano y sobrinos, que están en aislamiento en otras casas, el asado familiar de los domingos, el mate que pasa de mano en mano y “llegar a casa y abrazar a mis hijos y a mi mujer. Pasar en cualquier momento del día al lado de ellos y darles un beso y un abrazo. Es doloroso haber perdido eso, pero sabemos que de esto vamos a salir. Hay que pensar que un día que pasa es un día menos que falta para volver a vernos”, sentenció.
Y cuando vuelve a su otra rutina, la de gobernar la ciudad, mantiene horarios. Desde las 8 está en “la muni”. “Trato de mantener eso porque yo estoy al frente del buque. Hay muchos trabajadores que les toca estar en la calle con tareas esenciales y yo siento que tengo que estar ahí también”, finalizó.
Agenda intensa las 24 horas para Pesatti
Al intendente de Viedma Pedro Pesatti, las restricciones le cambiaron la vida. No sólo aumentó en su despacho el nivel de reclamos ante el aislamiento obligado, sino que debió sacrificar cosas personales que lo obligan a estar las 24 horas del día pendiente de la situación excepcional que atraviesan los viedmenses.
Alterna algunas reuniones institucionales con la recorrida por los puestos de control emplazados en la capital. Busca que todo esté en su justa medida porque “hay gente que te pide que actúes como el Tercer Reich y otro grupo que flexibilices las verificaciones”, según observa.
Cuenta que noches atrás tuvo que trasladarse de madrugada hasta un destacamento porque una mujer de Choele Choel pretendía ingresar en auto a la ciudad. Apunta que “en principio le anunciaron que por razones humanitarias la mujer había decidido viajar para atender a su madre, pero resultó que no era cierto, y le terminaron armando una causa federal”.
En estos días, el Municipio atiende cuestiones esenciales con doble trabajo en virtud de que sólo el 8% de la planta estable (sobre 500 empleados) y la dotación de cargos políticos están disponibles. “No tengo ni quien me abra la puerta del municipio, y por lo tanto, francamente no tengo momentos libres porque es una cuestión de atender el teléfono, resolver situaciones porque había gente sobre todo de oficios que tenían más o menos resueltos sus ingresos pero ahora no, por ahí se pierde la noción del tiempo, y para la familia hay videollamadas”, observa.
Gennuso, y un ritmo de trabajo que no afloja en Bariloche
El intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso, debió extender su jornada laboral y le dedica ahora más de dieciséis horas diarias. Y su rutina laboral también tuvo un cambio pronunciado: ya no tiene actos ni reuniones presenciales y la tarea que desarrolla en su despacho transcurre en soledad o con pocos colaboradores.
Otro cambio, explicó, es que desde hace más de un mes “todos los días son iguales” y el ritmo de trabajo no baja nunca. Ya no distingue domingos ni feriados y hasta la Pascua le “pasó de largo”.
Casi no dedica tiempo al esparcimiento, extraña mucho el fútbol televisado y cuando puede hace bicicleta fija para no descuidar la actividad física, aunque sin desenchufarse del todo. Auriculares mediante, aprovecha ese momento para conversar con algún secretario.
Gennuso vive solo con su esposa, Elena Durón, y se organizaron para contestar juntos todos las consultas que le llegan, a razón de más de 300 por día.
“La gente se comunica para preguntar cosas de todo tipo, algún día voy a tener que hacer un libro -refirió-. Ahora están con el tema de los documentos pares e impares. Y hasta alguno me cuenta que se peleó con la novia y si puede ir a verla, pero tiene que volver después y quiere saber si hay algún permiso”.
El intendente reconoció que la cuarentena se hace larga y se hace difícil sobrellevar. Señaló especialmente “la tensión constante del que necesita trabajar y no puede”.
Se levanta temprano, comienza a trabajar a las 7 y no para hasta las 24, con un paréntesis entre 15.30 y 16.30. Dijo que si bien trata de resolver y delegar del modo más eficiente posible, se siente demasiado absorbido por “lo coyuntural” y le gustaría “encontrar momentos para los temas un poco más estratégicos”, como la recuperación post pandemia.
Si no hay otra obligación, vuelve del municipio a su domicilio alrededor de las 17 y continúa el trabajo desde allí. Cuando llega a casa se desviste de inmediato, cambia de ropa y desinfecta también computadora, teléfono y mochila.
Con su pareja decidieron que él quede eximido de hacer las compras y admitió que mantener la higiene meticulosa con cada artículo que ingresa a la casa “es algo necesario, pero lleva tiempo”.
Soria: teletrabajo, lavandina y voces de chicos
“Tengo las huellas dactilares borradas de tanto limpiar”, bromea la intendenta de Roca, María Emilia Soria, cuando empieza a describir cómo son sus días desde que la cuarentena alteró su organización familiar.
Varias prendas con rastros de lavandina se mezclan hoy en su guardarropa con las camisas que usa para ir al municipio. Y una grilla diaria la espera cada día cuando vuelve a casa, cerca de las 16. “Todos tenemos algo para hacer, nos dividimos el trabajo, pero cuesta. Son días en los que arranco muy temprano y termino entre la 1 y las 2 de la madrugada”, detalla.
Soria está casada y tiene dos hijos, de 2 y 4 años. En su casa armó una oficina para las reuniones virtuales de cada tarde y para intentar hablar por teléfono con un poco menos de ruido, pero no siempre lo consigue.
“La reunión del fin de semana pasado con la gobernadora fue seria, pero también muy entretenida. Todos pudimos ver y mostrar un poco de la familia de cada uno, porque se iban mezclando las opiniones sobre la pandemia con las apariciones de hijos, maridos y esposas en escena”, cuenta.
¿Qué costumbres extraña en estos días atípicos y con agenda más desbordada que lo habitual?
En primer lugar, el encuentro familiar de esta época en la chacra, para hacer salsas, conservas y para juntar nueces. “Soy bastante hogareña y esos lindos momentos uno los espera. Quedará para otro año”, lamenta.
Y luego, las tardes de los viernes en algún tobogán gigante de la ciudad, con sus hijos. “Cuesta hacerles entender que no se puede salir. Ellos son chicos y preguntan por qué pasan tanto tiempo en casa. Hay que ingeniárselas para entretenerlos y explicarles que esa linda costumbre que teníamos ahora no podemos cumplirla”, plantea.
Y si es difícil entretener a los chicos, mucho más es encontrar un momento de ocio o entretenimiento para los grandes.
“Leer, poco y nada. Estaba estudiando economía, en el marco de un posgrado de la UBA, pero ahora es imposible. Si se llega a alinear todo, los fines de semana intentamos un maratón con alguna serie. Siempre de temas políticos, que son los que me gustan. Pero hasta ahora casi no pudimos. Es otra cosa que se extraña”, finaliza.
Di Tella: “Hace un mes que no hago actividad física”
La vida del intendente Claudio Di Tella y la todos los cipoleños cambió drásticamente desde la implementación de la cuarentena. Los asados de los miércoles con los amigos, la visita de los hijos y nietos; o acompañar a su madre son algunas de las cosas que quedaron suspendidas para el jefe comunal. También la actividad física.
“Hace un mes que no hago nada de actividad. Esto cambió todo el escenario, se trabaja mucho más y la disposición es permanente”, explicó Di Tella.
“Lo que más extraño es a mis nietos y a mis hijos, a mi madre que tiene 80 años y está guardada hace más de 30 días, a mis amigos, los asados”, reveló Di Tella.
Un día normal en la vida de Di Tella comienza a las 7.30. Toma contacto con todos sus funcionarios y atiende las demandas que le llegan constantemente a su teléfono. Hace recorridos por la ciudad de acuerdo a las necesidades y trabaja mucho desde su casa. Hasta la semana pasada también participó de los tres encuentros semanales del Comité de Crisis, pero a partir de esta semana lo harán de forma virtual.
“Todos los días hay actividades distintas y demandas diferentes. Ahora estamos preparando todo lo que es pluviales porque se vienen las lluvias y el tema de la leña para repartir en los barrios”, explicó.
Una de las principales preocupaciones en la familia fue la madre de Claudio. La mujer de 80 años vive en el edificio donde se confirmó uno de los contagios en la ciudad, luego fallecido. La mamá del intendente estaba muy preocupada. “Fue difícil contenerla porque ella no sabía muchas cosas del virus. Yo lo tomé con tranquilidad, lo fundamental es que ella y otras personas entiendan la importancia de los cuidados y los riesgos de contagio. No son situaciones fáciles, pero está contenida”, indicó.
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