Río Negro o Bahía Blanca: Reflexiones sobre la planificación de inversiones y el caso de la terminal portuaria de LNG

El debate abierto sobre la ubicación del proyecto de YPF junto a Petronas para exportar el gas de Vaca Muerta como GNL debe ser analizado desde una óptica objetiva y basada en datos. Los especialistas se inclinan por una de las dos ubicaciones, otorgándole 15 puntos de ventaja.

(*) Por Rodolfo José Rocca

Hace bastante tiempo que no teníamos en nuestro país estos interesantes desafíos respecto a la definición del lugar en donde conviene establecer una importante inversión de miles de millones de dólares como la que se requiere para posibilitar la exportación del gas proveniente de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, a través de la construcción y operación de una terminal portuaria localizada en el mar argentino en dos alternativas hoy en pugna: Bahía Blanca (Buenos Aires) y Punta Colorada (Río Negro).

Se trata del proyecto ARGLNG que propone YPF SA asociado a la estatal malaya Petronas para la construcción de un gasoducto desde Vaca Muerta al mar argentino, de aproximadamente 600 kilómetros con sus plantas compresoras, (ver Fig. 1) y la conexión e instalación de una planta de licuefacción flotante (FSRU) en una primera etapa de 10.000 millones de dólares (ver Fig. 2).

Además, la incorporación posterior de 2 plantas flotantes más (FSRU) similares en la segunda, y la construcción de una planta “on shore” en la tercera etapa que permitan despachar hacia todo el mundo en condición de GNL a muy bajas temperaturas.

En el ámbito de la planificación portuaria es frecuente utilizar herramientas de ayuda teórica para encaminar objetivamente estas decisiones mediante la realización de pronósticos en varios campos disciplinares para luego realizar su análisis particularizado mediante evaluaciones del tipo FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) y PESTEL (Político, Económico, Social, Tecnológico, Ecológicos, Legales) puntualizando objetivamente para cada una de las alternativas las ventajas y/o desventajas que presenta cada implantación.

Otras técnicas de la planificación son la “Extrapolación de tendencias» o la “Formulación de escenarios” en el que se imaginan situaciones futuras que permiten visualizar el comportamiento del proyecto considerando y evaluando previamente sus eventuales contingencias.

Para la verificación de las maniobras de este tipo de embarcaciones son aconsejables además, estudios de simulación náutica con los que se determinan las dimensiones de canales y dársenas mínimos, así como determinar las condiciones límites operativas de la instalación.

Obviamente estas tareas deben realizarse en un ámbito imparcial de la especialidad portuaria, que en los países con regulaciones y políticas de desarrollo prestablecidas lo constituyen los departamentos de planificación de las autoridades portuarias nacionales; en nuestro caso la subsecretaria de Puertos y Vías Navegables de la Nación, dependiente de la secretaria de Transporte del Ministerio de Economía de la Nación, que en las actuales circunstancias difícilmente se expida al respecto.

Quedando entonces la decisión final de la implantación sujeta a los mejores intereses de los inversores privados, a pesar de dos cuestiones no menores en los que el Estado nacional es protagonista principal para su concreción: la participación de la empresa YPF SA con mayoría estatal y la necesidad de inclusión del proyecto en los beneficios fiscales que prevé el RIGI.

En este marco entonces, nos queda intentar esbozar una evaluación conceptual comparativa desde la óptica de la planificación portuaria de las alternativas en juego y teniendo en cuenta los importantes volúmenes a movilizar, incluso desde la primera etapa del proyecto, el buque de diseño a considerar tanto para la unidad flotante(FSRU) como para el gas carrier podrán conseguirse operando con un “buque de diseño” de la categoría de los Qflex, dato que determina las principales características de la instalación en aguas restringidas.

La serie Qflex posee las siguientes dimensiones generales 315-50-27 (eslora-manga-puntal en metros) con un calado máximo de 12,5 mts. requerirá una condición determinante de dragado mínima de 50 pies (15,24 mts.) para los canales de navegación y las dársenas considerando las revanchas bajo quilla y los tiempos de embancamiento entre campañas de dragado. Esto condiciona las actuales condiciones náuticas de Bahía Blanca y requiere un costoso dragado de apertura y de mantenimiento.

En el caso de Bahía Blanca la propuesta requiere la conformación de una dársena exclusiva dentro del vaso portuario conectada a una superficie terrestre para localizar en la tercera etapa una planta “on shore” de licuefacción. En el caso de Punta Colorada se proyecta una monoboya de alimentación a una FRSU fondeado a 6 kilómetros de la costa.

Un dato no menor es la reciente decisión de YPF SA de iniciar otra mega inversión, la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur con destino a Punta Colorada, en donde proyecta una terminal de exportación de crudo de clase mundial con dos monoboyas a 6 kilometros de la costa y 10 tanques de 100.000 m3 cada uno.

Seguramente dentro de sus obras incluirá las facilidades portuarias para radicar los servicios portuarios necesarios para la operación de buques del tipo VLCC , las que también podrán servir a la operatoria de los gaseros y concentrar así las actividades portuarias de inflamables.

Con estas premisas hagamos un análisis sintético y comparativo, considerando los 10 principales componentes o “drivers” de la futura instalación, a saber:

De una encuesta entre profesionales con la especialidad portuaria, surge con más puntaje (62,5 vs 77,5) para la realización de la terminal gasífera de exportación en Punta Colorada, Río Negro, abriendo las posibilidades de dar inicio a un nuevo polo de desarrollo en nuestro sur argentino con industrias complementarias a su alrededor y tal vez pensar que así como en La Plata, YPF planteó su desarrollo con la instalación de la destilería mas grande del país en la década del 60 y posteriormente tuvo un crecimiento importante en las industrias periférica.

Mas tarde, durante los ’90 el yacimiento gasífero de Loma de la Lata promovió la instalación del Polo Petroquímico en el Puerto de Bahía Blanca con la radicación de las terminales portuarias mas grandes del país.                    

Tal vez se pueda pensar que en la futura década tengamos un nuevo polo de desarrollo a través de la terminal de exportación de los hidrocarburos líquidos y gaseosos de escala mundial, en un nuevo emplazamiento que permita pensar en una distribución de la inversión nacional en forma más equilibrada, favoreciendo así al desarrollo de zonas postergadas y con enorme potencialidad en nuestro litoral atlántico.

(*) El autor es Ingeniero Civil, de la Universidad Nacional de La Plata. 


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