Reactivación de Otasa: “Fue más difícil que hacer un oleoducto nuevo”

A un año del reinicio de las exportaciones a Chile, desde Oleoducto Trasandino (Otasa) explicaron cómo se logró poner en funcionamiento el sistema que estuvo 16 años inactivo. Por la línea ya se exportaron más de 20 millones de barriles.


El 16 de mayo del año pasado y luego de casi 17 años sin funcionar, el Oleoducto Trasandino (Otasa) volvió a cargar petróleo en su red y una semana después empezó a entregarlo con regularidad en Chile. Esa reactivación tomó en realidad tres años completos y una inversión de 20 millones de dólares, pero con un balance altamente positivo ya que tras un año en marcha ya son más de 20 millones de barriles los que se han vendido al vecino país.

El encargado de dar a conocer los detalles de una reactivación tan colosal como el cruce de los Andes fue el Gerente de Operaciones de Otasa, Arturo Heinke, y lo hizo durante la Primera Jornada de Midstream que organiza el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), Seccional Comahue, en la ciudad de Neuquén.

Prácticamente fue más difícil la reactivación de un oleoducto después de 16 años de inactividad que hacerlo desde cero”, bromeó el referente de la empresa que explicó que los trabajos comenzaron a fines de 2019 pero se vieron demorados por la pandemia.

“En el verano de 2019 a 2020 se empezó el diagnóstico, se presionó con aire y se puso nuevamente en servicio la fibra óptica para tener comunicación, pero llegó la pandemia que demoró el proyecto dos años, pero que sirvió para planificar mejor. Después de la inspección interna se hizo con agua y todas las medidas, el 16 de mayo de 2023 se volvió a poner en marcha”, relató Heinke.

Para esa limpieza del ducto, se realizaron nada menos que 277 pasadas de scraper o pig, el conocido chancho, que en este caso se utilizó con dos formas diferentes –cepillo y hueca- para recolectar todos los residuos.

Con un inicio de entregas del orden de los 40.000 barriles por día, desde abril la línea está entregando 11.500 metros cúbicos diarios, unos 72.000 barriles por día. Por lo cual, tras más de un año de envíos en los que sólo se frenó unas semanas por el temporal de lluvia del año pasado, el sistema ya lleva entregados más de 20 millones de barriles al vecino país en donde es recibido por una de las socias de Otasa, que es la estatal chilena ENAP.

Técnicamente, la línea puede transportar hasta 16.200 metros cúbicos (101.000 barriles) en verano, y un poco más, casi 19.000 metros cúbicos (120.000) si se tratara de petróleo más liviano.

Esta diferenciación en los tipos de petróleo no es menor, ya que desde Chile se solicita mantener una máxima gravedad API de 41 grados, es decir que el crudo debe ser mayormente convencional o con una fuerte mezcla.

“Actualmente estamos entregando a casi 38 grados API y va subiendo pero es un petróleo de muy buena calidad”, marcó Heinke y reveló que “estamos realizando una primera visualización para incrementar el caudal. Hoy trabajamos con velocidades muy bajas, por lo que posiblemente solo con modificación de equipos de bombeos y sin loops se pueda, pero por ahora no tenemos números”.


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